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  • Del “riesgo Kuka” al Partido del Estado

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 20/09/2025 06:56

    Javier Milei Milei ya no puede hablar de la casta. El concepto que alimentó la incendiaria diatriba mileísta hasta avanzado 2025 está agotado. Tampoco la amenaza del “riesgo kuka” resulta suficiente para insuflar energía al desmadrado relato libertario. Se impone recalcular. Sobre el final de una semana dramática, Javier Milei abandona la moderación que se autoimpuso tras la debacle electoral en la provincia de Buenos Aires para exhumar un nuevo colectivo identitario: el Partido del Estado. Al no poder atribuir solo al kirchnerismo la seguidilla de reveses que la oposición le propinó al Ejecutivo en la semana parlamentaria, Milei echa mano a un concepto macerado en las usinas ideológicas del libertarianismo. “En el Partido del Estado tenés a los kukas y a los anti kukas que votan igual que los kukas pero disfrazados de republicanos”. Milei retoma la estrategia divisiva y polarizadora con la que fatigó a propios y extraños hasta la sobreactuada moderación de los últimos días. Bajo el paraguas del Partido del Estado, el anarcocapitalista amontona, sin exclusiones, a todos los que no acompañan sus ideas al ciento por ciento. En su paso por la cumbre de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), celebrada en Paraguay esta semana, expuso sin remilgos la esencia de su radicalización. Nada de terceras vías ni de gradualismo. La realidad, según Milei, es simple: “Hay capitalismo de libre empresa y hay socialismo real, cualquier solución intermedia tiende al socialismo y eso es pobreza”. Casi en paralelo con el posteo en X de Javier Milei, Luis “Toto” Caputo hizo su aporte a la confrontación: “Todos sabemos que lo que están tratando de hacer es voltear al Presidente, solo quieren recuperar su negocio y para eso están dispuestos a todo”. El ministro de Economía posteó en clave electoral, fustigando al Congreso. No parece un buen mensaje para los mercados, que se expresan estos días con extrema sensibilidad. El riesgo país se acercó este viernes a los 1500 puntos y el dólar cerró la semana en $1515. El Banco Central llegó a vender este viernes U$D 678 millones de dólares para sostener la divisa dentro de la banda. En solo tres ruedas se consumieron U$D 1110 millones. Luis Caputo parece dispuesto a utilizar todos los recursos para mantener al dólar en la franja. “Vamos a vender hasta el último dólar en el techo. Hay suficientes dólares para todos”, aseguró en el streaming Carajo. La pregunta del momento es cuánto de las reservas líquidas están disponibles para intervenir. En Córdoba, Milei atribuyó a subida del riesgo país a “pánico político” Del “Kirchnerismo. Nunca más” a “La libertad avanza o Argentina retrocede” Lejos, muy lejos de intentar restañar las heridas con las que fumigó a todos los potenciales aliados, el presidente anarcocapitalista despacha ahora su desconcierto frente a la adversidad política encerrándose aún más en su trinchera conceptual. El discurso oficialista avanza en la idea de encuadrar la tarea parlamentaria dentro de una impronta destituyente o lisa y llanamente “golpista”. La instalación de esta idea victimizadora es peligrosa: implica suponer que todo el que promueve un debate o disenso es parte del “club del helicóptero”. Los números de las votaciones con las que se rechazó el veto presidencial a las leyes de Emergencia Pediátrica-Garrahan y de Financiamiento Universitario hablan de la extrema debilidad parlamentaria que afecta al Gobierno y del absoluto fracaso de los intentos de recuperar el apoyo de los gobernadores y legisladores de fuerzas aliadas. La ley de Emergencia Pediátrica se aprobó en Diputados por 159 votos a favor, 67 en contra y 4 abstenciones. La insistencia que rechazó el veto sumó 181 voluntades a favor, 60 en contra y 1 abstención. Lo propio ocurrió con la de Financiamiento Universitario: mientras en la primera votación la acompañaron 158 legisladores (75 en contra y 5 abstenciones), el veto fue rechazado por 174 diputados, con 60 apoyos y 2 abstenciones. Los dos tercios requeridos para sostener las leyes se obtuvieron con una holgura inesperada. Lo mismo ocurrió en el Senado al tratar la “insistencia” en la ley de ATN: el veto fue rechazado por 59 legisladores, mientras que en la votación original se habían logrado 56 votos afirmativos. Los casos de Silvia Lospennato y de María Eugenia Vidal pueden considerarse paradigmáticos de los estragos que causó en el campo aliado el sostenido maltrato y ninguneo que el oficialismo propinó a legisladores naturalmente alineados con ideas libertarias. Lospennato cambió su postura rechazando el veto en ambas leyes, y María Eugenia Vidal se expresó en contra en la ley Garrahan y se abstuvo en la universitaria. Otro caso curioso es el de la mendocina Pamela Verasay, que dio vuelta su postura para defender la ley. Verasay es candidata a diputada nacional por la alianza de LLA con el gobernador radical Alfredo Cornejo. ¿Qué pasó para que, en cuestión de días, aliados naturales del oficialismo cambiarán el sentido de su voto? Manuel Adorni también apalanca su línea discursiva en el Partido del Estado, según él compuesto por “kirchneristas y kirchneristas disfrazados de republicanos”. Cabe colegir que Lospennato, Vidal y la mismísima Verasay caben en esta última categoría. La expresión aporta una etiqueta despectiva que permite superar el reduccionismo de atribuir el mal sólo a los K. El omnicomprensivo Partido del Estado ofrece, en el imaginario libertario, una estructura capaz de albergar a una nomenklatura corrupta, clientelar y burocrática que solo funciona para defender poder y privilegios. Ahora es parte del dispositivo de campaña. Milei parece no asumir cuáles son las razones que lo llevaron hasta este punto de inflexión. Se aferra a sus mantras y afila los argumentos victimizadores. Saca la culpa afuera y parece no disponer de los dispositivos políticos que le permitan revertir los daños que su prepotencia discursiva produjo en aquellos que parecían dispuestos a ser su base de sustentación política. Se pretende enmascarar los traspiés de la economía en la turbulencia de campaña, presentar la crisis económica como resultado del zafarrancho de la política. Una mirada piadosa y autocompasiva hacia los errores propios. La comprensible necesidad de rearmar una mística de campaña para llegar a octubre es funcional a la burbuja de sentido en la que habita Milei. El desapego de la realidad aparece como una nota dominante. La narrativa electoral y los mensajes al mercado no conviven bien. La “campaña del miedo” es un recurso tentador pero gatilla daños colaterales. Mantener vivos los fantasmas del pasado puede sumar algunos votos pero espanta a los inversores. Debilitado, el león libertario marcha hacia la decisiva elección de medio término. Tendrá que poner personalmente el cuerpo en una campaña compleja mientras surfea la interna todavía viva de su mesa chica. A la tempestad política y a los malos datos de la economía se suman las rencillas palaciegas. Eduardo “Lule” Menem sigue siendo el protagonista de un patético vodevil. La anunciada designación de Pilar Ramírez al frente de la campaña entró en una zona de confusión cuando se hizo saber que el controvertido “Lule” sigue firme en su despacho y sin resignar posiciones. Entre bambalinas, pero de cuerpo presente. Fue el armador a nivel nacional y las listas no se tocan. En las reuniones con los jefes de campaña de todo el país, celebradas este jueves en Olivos, se intentó dar señales de control de daños. La recuperación del rol de Santiago Caputo al frente de la estrategia comunicacional pareció presentarse como una de las señales para esta nueva etapa. El empoderamiento de Ramírez, estrechísima colaboradora de Karina Milei, vino a refrescar la escena, pero solo en la superficie. Los que siguen de cerca esta trama aseguran que las tensiones en lo más alto del Gobierno continúan activas. Solo Javier Milei puede resolver este enredo de letales consecuencias para su gestión. Muchos se preguntan si dispone de las herramientas políticas y emocionales para ejercer su liderazgo cortando por lo sano.

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