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Parana » Informe Digital
Fecha: 19/09/2025 12:28
En un auditorio repleto, el arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi, instó a “habitar el alma” mediante un discurso dirigido especialmente a los hombres y mujeres del campo. Invitó a explorar “ese territorio de sueños que es el corazón” y sugirió que, a pesar de las dificultades, la capacidad de soñar perdura. Llamó a activar alianzas, movilizar asociaciones y estrategias comunes, y cultivar espacios de pertenencia, como lugares de capacitación que permitan el intercambio y la contención. “Soñadores despiertos, eso somos”, afirmó en el Congreso CREA 2025, realizado en Tecnópolis ante una multitud que lo escuchó atentamente. Desde esa premisa, lanzó un llamado a recuperar una esperanza activa, no la que se queja, sino la que se pone en acción. El arzobispo también abordó la responsabilidad que conllevan los sueños, diferenciando entre aquellos que se transforman en quejas y los que se ocupan “en el hacer”. Afirmó que la verdadera vocación de los anhelos es convertirse en acción concreta. “El que es sabio es el que pesca el arte de ser feliz”, expresó. En esa línea, Rossi dijo: “Somos invitados a través del Congreso —no solo del Congreso, del Congreso también— a revisar ese territorio de sueños que es nuestro corazón. Recordar a aquellos que me ofrecieron agua para no dejar de soñar: a los que transitaron el lento y solitario camino. Y a quien atropelló mis sueños y los hizo pedazos, posiblemente, no importa: aquí estoy, recomponiendo mi bandera y mis esperanzas”. Invitó a recordar las ocasiones en que, persiguiendo mis propios sueños, “atropellé los sueños de los demás sin detenerme a ayudarlos a levantarse de lo que mi corteza acababa de derribar. Venimos a saludar a quienes se han reconciliado con todos aquellos que transitan nuestro territorio de sueños. Venimos también a comprometer nuestras manos”. En este sentido, continuó: “Solo el hombre en quien el invierno no ha asesinado la esperanza es capaz de sembrar. Debemos comprometernos a la siembra del amor, que la madurez nos encuentre con los pies sembrando, con cariño, con verdad, con generosidad, entregándonos limpiamente a la luz en el penúltimo amanecer —un trabajo simple que posiblemente nadie verá y que quizás no se convierta en noticia—, que la mañana nos pide sembrar”. El arzobispo de Córdoba se dirigió a un auditorio de productores y técnicos de CREA. Habló sobre el reencuentro con el propio corazón, que es la fuente de la sabiduría. Citó a San Agustín: “El que es sabio es el que pesca el arte de ser feliz”. Entonces, planteó la pregunta: ¿qué significa ser feliz? “Feliz es aquel que ama y se sabe amar”. Por otra parte, destacó que “el corazón significa amor” y abarca las pasiones de una persona, donde reside su amor por la tierra y el campo. “El hombre de campo, ustedes, solo puede actuar desde la pasión. Llevan en su pecho el latir de esa pasión. No puedo despojarme de un día sin sentir el corazón; aguda espina dorada, quien me pudiera llevar en el corazón de abrigo. Un corazón no apasionado no es un corazón”, subrayó. Señaló que el corazón es la raíz de las decisiones, los ideales y los valores: “Es el lugar del encuentro decisivo con uno mismo y con Dios. Es el órgano de la voluntad, de las decisiones y de las intenciones; el lugar donde se guarda fielmente el tesoro de recuerdos y memorias”. También remarcó que es la profundidad de la interioridad personal, donde se discierne, se conoce, se evalúa, se reflexiona, se desea, se proyecta y se atesora lo esencial. Afirmó que “de todos los viajes que un hombre debe emprender, el más importante es, sin duda, el que nos lleva al interior del corazón”. Observó que “evidentemente, toda reconstrucción del alma comienza desde adentro”. “El primer paso será siempre hacia adentro y en silencio. El hombre de campo sabe del silencio”, concluyó en el Congreso CREA 2025, que cuenta con más de 8000 productores y técnicos registrados.
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