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Gualeguay » Debate Pregon
Fecha: 18/09/2025 19:00
Septiembre nos ofrece una oportunidad clave: abrir el diálogo, escuchar, acompañar y prevenir. Los estudios actuales han permitido conocer con mayor precisión los factores de riesgo y los síntomas que acompañan a las crisis suicidas, tanto en adultos como en adolescentes. Sabemos, por ejemplo, que los trastornos del estado de ánimo como la depresión y el trastorno bipolar aumentan hasta ocho veces el riesgo de muerte por suicidio, como también el Trastornos de la personalidad y trastornos de consumo de sustancias. En adolescentes, suelen encontrarse perfiles con síntomas como depresión, ansiedad, trauma y otros síntomas que se observan bajo la conducta como impulsividad, conductas disruptivas o con bajo nivel de síntomas, lo que refuerza la necesidad de evaluaciones individualizadas y abordajes personalizados. Tengo pacientes que han llegado a mi consulta luego de tres o más intentos de quitarse la vida y cuando tengo la entrevista con sus padres algunos relatos son “él agarra mis pastillas, o agarra cualquier pastillas y las toma, porque quiere descansar, esta estresado”, otro ejemplo, “mi hija quiere llamar la atención….” Son muy comunes estos relatos que dan a conocer que se ha naturalizado la problemática, que están cansados de lidiar con este sufrimiento. Agradezco que lleguen a consulta pidiendo ayuda, le daremos curso al dialogo y trabajaremos con la problemática guiando a los papás y ayudando al joven. Seguramente trabajaremos de la mano de un Psiquiatra, neurólogo, medico clínico entre otras disciplinas ya que solos no podemos enfrentar un cuadro tan delicado. El suicidio es un fenómeno complejo, y no existe un único factor que lo explique. A menudo coinciden aspectos biológicos, psicológicos y sociales: antecedentes familiares, aislamiento, pérdidas significativas, violencia o estrés sostenido como también incluye sensación de atrapamiento, agitación, alteración afectiva, pérdida de control y retraimiento social; indicadores que pueden anticipar mejor una crisis que la sola presencia de ideación suicida. No es necesario tener un trastorno mental para atravesar una crisis suicida: basta con sentirse desbordado, sin salidas y sin apoyo. Por eso es esencial que, como sociedad, dejemos de minimizar el sufrimiento emocional y ofrezcamos espacios de escucha y contención. La prevención requiere un abordaje interdisciplinario: psicólogos, médicos, trabajadores sociales, educadores y toda la comunidad trabajando en red. Escuchar, acompañar y no juzgar es el primer paso para cuidar la vida. Hablar salva vidas. Lic. Natalia Matorra – Psicóloga
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