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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/09/2025 16:50
Laurita Fernández celebró los dos años de su perrita Miel (Foto: Instagram) En los pequeños rituales cotidianos suele habitar la felicidad más genuina. Lejos de sus habituales escenarios, Laurita Fernández eligió celebrar a lo grande el segundo cumpleaños de Miel, la perra que adoptó junto a Claudio “Peluca” Brusca, su expareja. Entre recuerdos, fotos llenas de ternura y mensajes repletos de emoción, ambos rindieron homenaje a ese amor incondicional y sencillo que solo un animal de compañía puede despertar: el de una familia construida entre juegos, caricias y momentos compartidos, aun cuando los caminos personales hayan tomado rumbos diferentes. La dedicatoria de Laurita marcó el pulso de la celebración: “Cumple 2 años, mi bebocha, mi fondo de pantalla, la más buena y dulce, mi compañerita en todas. El amor más puro del mundo. ¡TE AMO MIEL! Gracias por hacerme tan tan tan feliz”, escribió la conductora, compartiendo con sus seguidores postales que desbordan afecto y complicidad. Las imágenes cuentan su propia historia. De cachorro, Miel aparece tumbada en el piso, con la mirada curiosa, como si aún estuviera descubriendo el mundo. El paso del tiempo dejó huella en cada caricia y en cada abrazo: en otra foto, Laurita la envuelve con fuerza mientras la perra, de lengua afuera, comparte la alegría del reencuentro cotidiano. Estas escenas, simples y sinceras, reflejan el verdadero valor de la compañía. Miel se sumó al fanatismo de Fernández y Brusca por el futbol Miel está nombrada en honor al personaje que hizo Laurita en Matilda Miel luciendo la camiseta de Boca, el club de los amores de sus padres También hay espacio para la pasión futbolera: en una postal, Miel luce la camiseta azul y amarilla de Boca, sentada sobre el pasto, lista para compartir los nervios y la celebración de cada partido. El álbum se completa con un retrato íntimo en el sillón, donde Fernández se recuesta bajo los rayos del sol y Miel se acurruca encima suyo, sellando con calma y ternura ese vínculo silencioso y profundo. No faltaron las aventuras al aire libre ni los momentos de pura tranquilidad compartida. La playa, el mar, el aire libre y los días de descanso aparecen en las fotos como testigos del crecimiento de Miel a lo largo de estos dos años. “La más buena y dulce, mi compañerita en todas”, reafirma Laurita, expresando que, pese a los cambios personales y los desafíos de la vida adulta, hay amores y rutinas que permanecen. El saludo de cumpleaños incluyó el mensaje de Peluca, quien, desde sus redes, también quiso ser parte del festejo. En una imagen de Miel, con abrigo animal print, Peluca escribió: “Dulce. Tierna. Compañera. ¡Feliz cumpleaños hermosa MIEL! Te amo tanto tanto”. Un gesto breve pero sincero, que recuerda que algunas historias de amor se transforman, pero el afecto por quienes acompañaron el recorrido nunca se apaga. "Dulce, tierna, compañera", Peluca también usó sus redes para saludar a Miel (Foto: Instagram) Así pasan los años, las mudanzas, los proyectos, cambian quienes alguna vez compartieron todo; pero hay certezas que atraviesan el tiempo y los afectos: Miel ya cumplió dos, y el mundo de Laurita —y de aquellos que alguna vez la quisieron— se vuelve más tierno cada vez que celebran este lazo sencillo y luminoso. El vínculo con su perra va mucho más allá de una colección de selfies. Es una conexión honda, con matices de espiritualidad y memoria. En marzo pasado, entrevistada por el Pollo Álvarez para el ciclo Casino Resort de Infobae, Laurita sorprendió con una confesión. Recordó que, antes de tener mascota, solía ironizar sobre quienes trataban a los animales como hijos. “Yo era de los que decían: ‘Esa gente que trata a sus mascotas como hijos…’ Siempre criticaba a los que hablaban así. Pero cuando me tocó… olvídate. Ahora es la dueña de todo”, admitió entre risas. Detrás de esa transformación, se esconde una historia que convirtió a Miel en mucho más que una compañía. Laurita evocó el duelo por su abuela Rosa, la mujer que la cuidó durante la infancia. Días después de la pérdida, conoció a Miel siendo apenas una cachorra y, al mirarla, encontró en sus ojos el mismo tono, la misma profundidad que identificaba en la mirada de su abuela.
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