Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • El aleteo de la vida

    » Diario Cordoba

    Fecha: 18/09/2025 04:51

    Leo en ‘El Español’ una entrevista a un profesor, llamado Alex Torío, quien, tras casi 30 años en la docencia, decide dejar la enseñanza al menos durante un curso escolar para tomar aliento ante un sentimiento que se iba apoderando de él y que le quitaba el sueño al comprobar el deterioro del sistema educativo, en parte por la inacción de los políticos, a los que Torío no duda en calificar como «psicopedagogos de despacho que no han pisado un aula», pero también por las carencias básicas del alumnado que se ha convertido en una auténtica preocupación. El profesor dice: «Ahora los alumnos de Secundaria se comportan como hace dos décadas lo hacían los niños de Primaria; en Secundaria hay alumnos que no saben ni español ni inglés y he tenido alumnos que no sabían las tablas de multiplicar». El caso de Alex Torío, desgraciadamente, no es un caso aislado, ya que existen estudios que apuntan a que un 47% del profesorado se plantea muy seriamente abandonar la profesión. ¿Y de quién es la culpa? Si es que existe algún culpable. Este profesor habla de los políticos que, sin duda, han ido permitiendo un claro deterioro en la educación pública con fórmulas que tienen mucho que ver con la hipocresía y la falta de respeto hacia un sistema sin el cual todos seríamos mucho más analfabetos. Y por el otro habla del alumnado, de su falta de interés, y es que a los chavales de 14 y 15 años les interesan cosas que poco tienen que ver con la vida y sus misterios, algo que, sobre todo, nos descubren los libros y las fórmulas que ordenan no solo nuestro ADN, sino también el ritmo de la naturaleza y del espacio. Dicen que las pantallas mataron la curiosidad, que era la forma más ambiciosa de aprender cuando todo podía sorprender e incluso enamorar y que, sin embargo, se ha dejado de lado porque simplemente todo está ahí, a nuestro alcance, en esas redes sociales que disparan una y otra vez hasta convencer y entonces, sin que nos demos cuenta, pasas de ser el niño al que le colma cada nuevo conocimiento a ser un ser necesitado de miles de contenidos visuales que desarman la sabiduría natural y poco a poco nos van atrofiando al ritmo de un recuerdo cuyo ancla no tiene más medida que el tiempo dedicado a ver sin leer y a pensar sin sentir. Escribió Canetti en ‘El suplicio de las moscas’: «Uno que, para no envejecer, viaja sin cesar. Otro que, con el mismo propósito, permanece absolutamente inmóvil». Esa es la paradoja de la vida. *Periodista y escritora

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por