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  • "Horripilante y ridículamente divertida": llega a los cines la nueva de DiCaprio

    » La Capital

    Fecha: 18/09/2025 02:17

    Una película "virtuosa" y con una fuerte carga política, "horripilante y a la vez ridículamente divertida". Paul Thomas Anderson es la mente brillante y Leonardo DiCaprio el corazón emocional de "Una batalla tras otra", un oportuno y audaz drama cómico de acción que se estrenará la semana próxima en Rosario. En el papel de Bob, un exradical que ahora se conforma con beber y fumar todo el día, DiCaprio corre enfundado en una bata a cuadros intentando rescatar a su hija adolescente secuestrada. Es una actuación divertida, pero el amor y el miedo en sus ojos revelan lo importante que es para Bob. Ese es solo un elemento de la película, que también está llena de persecuciones de coches, milicias, organizaciones oscuras, lealtades y traiciones, todo ello fusionado en una historia que atrapa de principio a fin y que resulta impactante por su inmediatez política. Es raro ver una película tan ambiciosa funcionar con tanta fluidez, pero una de las señas de identidad de Anderson es su capacidad para controlar con serenidad historias estridentes y extensas. A lo largo de su carrera, el cineasta ha tenido una voz distintiva: nítida, clara, elegante y divertida. Y esas cualidades se manifiestan en una variedad de estilos, incluyendo la intensa "There Will Be Blood" (2007) y la elegante "Phantom Thread" (2017). "Una batalla tras otra" reúne varias vertientes, en particular el humor alegre de "Boogie Nights" (1997) y la combinación de múltiples historias en "Magnolia" (1999). También es su segunda película influenciada por una novela de Thomas Pynchon, después de "Inherent Vice" y ahora con "Vineland". Embed - Una batalla tras otra | Tráiler oficial | Doblado Anderson toma prestado solo un pequeño fragmento de la trama, la actualizó al presente y creó personajes completamente nuevos, pero conservó el espíritu de la novela de Pynchon: hay indicios de ello en algunos nombres caricaturescos y en la comedia tradicional. Pynchon se burlaba de organizaciones cuasi gubernamentales nefastas en sus novelas —como lo hace Anderson aquí con una finura cómica que a la vez es mortalmente seria— mucho antes de que las teorías conspirativas se popularizaran. La inflexible Perfidia Las tensas escenas iniciales transcurren en un centro de detención para inmigrantes, donde guardias militares merodean tras vallas metálicas, en imágenes que claramente buscan imitar las que se ven en las noticias. Un grupo ficticio llamado Los 75 Franceses se infiltra en el lugar para anunciar la revolución. Entre sus miembros, Perfidia Beverly Hills (Teyana Taylor) es dura e inflexible. Bob es su experto en explosivos y su amante. La película tiene suficientes matices como para comprender los objetivos de los radicales, pero no justifica sus actos violentos. En el centro de inmigrantes, Perfidia se topa con el siniestro Capitán Steven Lockjaw, un personaje tan ambiguo como su nombre. Sean Penn lo interpreta de forma convincente como un pervertido sexual que luego la intimida y chantajea, y que admite sentirse atraído por ella porque es negra. Perfidia rápidamente se esconde, abandonando a Bob y a su bebé, y basta decir aquí que su pérfido nombre sugiere duplicidad con razón. Las secuencias iniciales son tensas, pero la película realmente despega y la comedia llega cuando la historia avanza 16 años y aterriza en la pequeña casa de Bob. Como demostró en "Atrápame si puedes" (2002), DiCaprio tiene más talento para la comedia de lo que se le reconoce. Hace que la torpeza y el caótico estilo de vida de Bob —bebiendo, fumando y viendo la película política "La batalla de Argel" en televisión— sean en sí mismos divertidos. Pero DiCaprio también muestra el intenso amor de Bob por su hija Willa (una serena y segura de sí misma Chase Infiniti), con solo unos detalles. Se refleja en la dulzura con la que la llama "cariño" y la preocupación en su mirada, que Anderson capta en primer plano. A pesar de todo su ingenio, Anderson puede ser un cineasta frío y cerebral, y la calidez emocional de DiCaprio en el papel lo equilibra. El drama y la comedia coexisten con una facilidad notable y virtuosa. Supremacistas blancos Uno de los hilos argumentales que Anderson teje con gran maestría es el intento de Lockjaw de unirse al Club de Aventureros de Navidad, una sociedad secreta de supremacistas blancos, lo cual, dada su antigua obsesión con Perfidia, es la máxima hipocresía. Anderson hábilmente crea una organización aterradora pero a la vez ridículamente divertida: un grupo de hombres blancos ricos (Tony Goldwyn interpreta a uno de sus líderes) que insisten en ser "seres humanos superiores". Su intento de unirse al grupo lleva a Lockjaw a enviar a una milicia a rondar el pueblo de Bob, Baktan Cross, acorralando a migrantes como pretexto para encontrar a Bob y Willa. Los enigmáticos militares no están identificados, ya que no llevan insignias oficiales en sus uniformes, un detalle que los hace aún más siniestros. Lo absurdo y lo trágico también se mezclan cuando secuestran a Willa y Bob olvida la contraseña que necesita para obtener ayuda de su antiguo grupo radical, ahora clandestino. DiCaprio brilla en su mejor momento cómico mientras Bob se esfuerza por sortear la pesadilla de encontrar a su hija, reclutando a su profesor de karate, llamado Sensei (Benicio del Toro). Sensei combina su ayuda a Bob con su lucha para salvar a migrantes de una redada de las tropas de Lockjaw. La redada, en realidad, encaja mejor con la actualidad que en la película, pero Anderson y los actores hacen que funcione. Todo esto conduce a una persecución en coche que se siente como una montaña rusa en un vasto y desolado paisaje desértico. La película, rodada en formato panorámico VistaVision, tiene un aire épico de principio a fin, ya sea mostrando el aterrizaje de un gran helicóptero militar o una calle destartalada en Baktan Cross. Steven Spielberg elogió la película como "cada vez más relevante, incluso más ahora que cuando terminó el guion". La sociedad estadounidense, con todas sus virtudes y defectos, ha sido un tema central tanto para Pynchon como para el director, y fundamenta la deslumbrante película de Anderson, otorgándole una carga política enfática e inconfundible.

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