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» El Ciudadano
Fecha: 17/09/2025 15:50
Por: Héctor Martín Galiano / Zona Crítica Cómo pasó de ser un puntero de barrio a transformarse en el referente del negocio de la cocaína en la región. Contactos estratégicos con áreas sensibles de la Policía. Cómo su larga ausencia esquivando radares lo volvió una leyenda. Vicente Pignata no imaginó aquél 25 de junio de 2011 que un “pasamanos” cortito con un “papel” de cocaína iba a llevarlo un tiempo al calabozo. Policías federales lo venían siguiendo desde Avenida Freyre y Moreno, en la zona sur, a pocas cuadras de la cancha de Colón, o de la Casa de Gobierno. Cuando el Fiat 147 en el que se desplazaba tomó por Santiago de Chile en dirección a Corrientes paró por otra entrega. En ese instante, el comprador tiró rápido sus gramos de coca al escuchar la voz policial. Pero ya era tarde. Quedaron todos detenidos esa noche, alrededor de las 10. El narco, por el que hoy ofrecen una recompensa de 40 millones de pesos, tenía entonces 27 años y sabía que cuando llegase ése momento tenía que llamar al teléfono de Natalia Giordano o Claudio Torres del Sel, quienes serían luego sus defensores privados. La policía requiso el Fiat, diminuto para el metro noventa y los 100 kilos de Vicente, que en el bolsillo de su pantalón llevaba $ 5.031 en billetes de diversas denominaciones. Dentro del auto se hallaron un total de 1.248 gramos de marihuana, 220 gramos de cocaína y 15 troqueles de LSD, todo acondicionado en diferentes formas. Se le secuestró una pistola Bersa, calibre 22, que tenía una bala en la recámara y dos cargadores con un total de 15 municiones. Para ésa época manejaba dos celulares: un Sony Ericsson Z310 y un Samsung E1075L. Controlaba un amplio sector. Les proveía drogas a 50 compradores por día entre los barrios Candioti, Centro, algo de barrio Sur y de barrio Roma. Pero cuando cayó preso, todo cambió. Estuvo un mes detenido por orden de la justicia federal y luego recupero la libertad, hasta esperar el juicio oral y público, que nunca se iba a realizar. En el calabozo tuvo tiempo de pensar en salirse de la estructura, hacer su jugada y dejar de ser un dealer con cierta autonomía del “Zurdo” Villarroel. Conocía el negocio, los proveedores paraguayos que traían la droga y lo más importante: a los oficiales infieles de la Dirección de Drogas Peligrosas y de la Agrupación de Unidades Especiales de a URI. Su impronta post carcelaria sería vital en el nuevo orden del tráfico local. “Su gran destreza fue armar una red de distribuidores barriales, a quienes no asfixiaba con la recaudación, mucho menos con violencia extrema, pero sí les exigía cumplimiento en el pago y de ninguna forma cortar la cocaína, eso lo ordenaba él con su gente. Su otra novedad fue haber ingresado droga de calidad, de la buena, alita o laja como se le decía. El ‘Zurdo’ (Villarroel) tenía problemas con el corte de la coca y la marihuana, muchas veces quedó incumpliendo pedidos. Vicente fue el que montó la mejor estructura, antes de quedar en situación de prófugo era el mayor proveedor de la región, incluido Buenos Aires y Entre Ríos. Nunca viajaba él al Paraguay, a veces iba hasta Posadas o venían los paraguayos a verlos acá (Santa Fe)”, relata un ex integrante del ambiente, que conoció a Pignata en la escuela de Comercio, y la adicción lo acerco a él. En el año 2012 se manejaba con autonomía. Un íntimo amigo que revistaba en la entonces Dirección de Prevención y Control de Adicciones le hizo saber que, además de arreglar con las áreas de drogas y de Investigaciones, debía hacerlo con la policía vial. Y no dejar de tener atenciones con los federales de la delegación local. Todo eso se fue aceitando. El hijo del “Negro” Vicente, puestero del Mercado del Abasto y dueño de una verdulería en la zona sur no iba a seguir los pasos del padre, ni de sus hermanos. Ya para 2013 el cambio se notaba. Grandes cantidades de dinero ya no se podían depositar en dos sucursales bancarias de una entidad nacional que operaban en la capital santafesina. Comenzó a comprar autos usando de testaferros a su mujer y a su suegro. Y llegaría entonces una segunda prueba para su estrategia de crecimiento. El allanamiento de avenida Freyre El sábado 3 de agosto de 2013, agentes de la Seccional Octava (ubicada en el barrio de Guadalupe) y efectivos del GOU (Grupo de Operaciones Especiales) allanaron la casa ubicada en la calle Avenida Freyre 1443 en el barrio sur. Ingresaron al lugar fuertemente armados y luego hicieron circular la versión oficial del operativo: secuestro de una pistola Glock calibre 45, una balanza de precisión, un ladrillo con –presumiblemente cocaína- y la detención preventiva de tres personas, Pignata, su esposa Elizabet Campos y un ciudadano de origen paraguayo. Desde el ministerio de Seguridad se viralizó fuertemente en off que el detenido era familiar del candidato a concejal por el peronismo, Sebastián Pignata, como principal dato del operativo. En el lugar estuvo presente el jefe de la seccional, Daniel Almada y “dos policías que no tenían por qué estar allí – señala un testigo – uno de apellido Díaz”, conocido y – según varios relatos- socio entonces de Pignata en el negocio narco. Los tres moradores quedaron detenidos a disposición del juez de Instrucción de la 7ma Nominación Diego Andrés de la Torre, que ordenó la liberación de todos ellos a las 8 y media de la noche de ése mismo sábado. La noticia de la liberación de los tras personas causó revuelo en el ambiente policial y político. El lunes siguiente, en conferencia de prensa, el entonces secretario de Seguridad Matías Drivet “elogió hoy la labor de los policías que actuaron en el allanamiento de Freyre al 1400, toda vez que se mostró preocupado por la rapidez en que el juez De la Torre ordenó la libertad de dos de los detenidos (…) nuestro mensaje es de acompañamiento a aquellos que realizan bien la labor policial porque lo ocurrido después nos preocupa y puede resultar claramente desmoralizador de lo que es la tarea de investigación (…) hace minutos, hicimos una reunión con el personal que actuó en dicho procedimiento, además del jefe y subjefe de la URI, para manifestarle nuestro beneplácito por esa tarea, sobre todo teniendo en cuenta las circunstancias ocurridas durante el fin de semana. Nuestra posición es de total apoyo al procedimiento policial”, destacó el diario El Litoral en su versión papel dos días después. Poco tiempo después, un fallo declaró la nulidad del procedimiento en la casa de Pignata. La labor del juez de la Torre había sido muy deficiente, pero la acción de la policía fue una de las más “truchas” en la historia de la Unidad Regional. Un bleff, que con la perspectiva del tiempo refuerza la hipótesis sobre, que el procedimiento fue una puesta en escena para “llegarle” a Pignata y negociar in situ: o se acogía a un esquema de aportes en negro, o quedaba detenido ahí mismo. Conjeturas aparte, ésa noche del sábado Vicente y su pareja quedaron en libertad. También el paraguayo al que conocían como Máximo Vera o Remiggio Villalba. Todo trucho El miércoles 31 de julio de 2013, tres días antes del operativo en la casa de Pignata, una mujer denunció en la Seccional Octava de barrio Guadalupe que le habían violentad la puerta de la casa y sustraído electrodomésticos. Dejó asentado entonces que “no sospechaba de nadie”. La causa ingresó en la Oficina de Casos NN de la Justicia santafesina bajo el expediente 11780. En la segunda foja se registró una inspección ocular y en la cuarta foja se puede leer: “ De acuerdo a tareas investigativas, se procedió a solicitar a la magistratura interviniente el recaudo legar correspondiente para allanar la vivienda de calle Avenida Freyre 1443”. De acuerdo al sumario prevencional, la víctima no pudo brindar dato alguno que permitiera saber por qué la policía llegó a determinar la vivienda de Pignata y Campos como sospechosa. Tampoco surgió de la inspección ocular, donde no se registraron levantamiento de rastros. Ni siquiera existió una nota de los funcionarios policiales que relate cuáles fueron las tareas investigativas que los llevaron hasta el domicilio en cuestión. Ni la oficina de causas NN, ni luego el magistrado interviniente firmaron el decreto de orden de allanamiento para la casa del barrio sur. El procedimiento no tuvo ni fundamentación ni orden jurisdiccional. Fue pensado – o pergeñado – para otros fines. Tan oscuro fue todo, que el juez de Cámara que declaró nulo el allanamiento se detuvo en un detalle. Señala el fallo de Sebastián Creus: “…por ejemplo, la descripción del arma secuestrada permite afirmar que se trata de una marca Glock, de fabricación austríaca, que es calibre 11,25 mm. GAP, siglas que significan .45 Glock Automatic Pistol -como correctamente lo refiere el informe técnico de fs. 60-, esto es, un calibre moderno, muy especial. El mencionado calibre se diferencia del conocido, y más ordinario calibre 11,25mm., en que posee -para decirlo de un modo gráfico- el mismo diámetro pero con un largo bastante inferior. El clásico calibre 11,25 mm. es el denominado .45 ACP (Automatic Colt Pistol), también llamado .45 Auto. Obviamente. La diferencia en la longitud de la munición entre uno y otro implica que físicamente un calibre .45 Auto jamás podría ser disparado por una pistola Glock de calibre .45 GAP, no sólo porque no cabe en el mecanismo sino que tampoco cabe en el almacén-cargador (…) siendo estas características tan evidentes no se comprende cómo es que la munición secuestrada, que fue entregada a los técnicos policiales para realizar la prueba de fuego real, poseía la inscripción “Winchester 45 auto” según el acta de fs. 45, y, cómo es posible que hayan podido hacer la prueba de fuego real con esa munición”. En el acta figuró que el arma había sido hallada debajo de la cama donde dormía el ciudadano de origen paraguayo. Y que por ello – según el razonamiento del juez de la Torre -los tres debían ser procesados como coautores del delito de tenencia de arma de fuego ilegal. La nulidad dejó todo en la nada y, el ladrillo encontrado en la casa de Pignata resultó ser creatina, un componente nutricional que se consume y vende en gimnasios para lograr volumen muscular. La versión en off da cuenta que el ladrillo fue cambiado en el lugar por un personal infiel de la policía, que luego se fue con el “original” con drogas por la puerta del fondo de la casa, que conectaba con otra vivienda. La experiencia le sirvió a Pignata para darse cuenta que era necesario agregar a otros actores en la planilla de gastos para poder operar. Almada, el jefe de la Seccional que lideró el procedimiento, fue felicitado por las autoridades de entonces y luego ascendido a jefe de Investigaciones dentro de la Agrupación de Unidades Especiales (AUE). Una etapa de despegue Para 2014 Vicente ya era un nombre importante en la región. Ya se había independizado del “Zurdo” Villarroel y ahora trataba directamente con los grandes proveedores de la zona: primero con Delfín Zacarías (luego detenido en San Lorenzo en una casa donde había montado una cocina de cocaína) y luego con el “Viejo” (Luis) Paz, quien en un lapso de dos años le entregó drogas a Pignata y a Villarroel. Vicente tenía pendiente el juicio por la causa de 2011. Lo preocupaba. Sabía que la calificación no era de las más graves, pero imaginaba un par de años a la sombra. Mientras empezó la crianza de dos hijos varones que tuvo con Campos se encargó de montar pantallas para simular ingresos en blanco. Pero el dinero físico quemaba y, la prudencia lo llevó a adquirir autos, lanchas, casas y un campo en Mendoza en poco tiempo. En el primer parte que la dirección antidrogas de la provincia elabora sobre él se puede leer: “la economía se la maneja el suegro”. Ramón Campos, padre de Elizabet se plegó rápidamente al negocio y ofició de testaferro hasta quedar detenido, tiempo después. Una de las fachadas económicas fue el negocio que le montó a campos en General Paz al 5.200, llamado “Agrandaditos”, dedicado a la venta de ropa para niños. Un año después, en 2015, proveía a gran parte del departamento La Capital, tanto a punteros barriales como a policías que vieron en la compra venta de drogas la mejor ruta para obtener dividendos. Las reuniones de llevaban a cabo en el quincho gigante de la casa de un policía en actividad –en ese entonces – en la ciudad de Rincón. Allí asistía – dicen – Luis Paz, que se anejaba en un WV Bora blindado. El “Viejo” ya vivía en el Country Los Molinos y tenía custodia de las TOE, luego del crimen atroz de su hijo el “Fantasma”, que abrió una guerra de sangre y fuego en Rosario en el año 2012. En ese momento estaba bastante claro el rol de cada narco en la ciudad. Mientras Pignata suministraba cocaína, Lorena Melgarejo distribuía casi de manera cartelizada la marihuana en la zona. Lo que no sabía Vicente es que por lo bajo se estaba investigando a dos policías que le respondían y que pronto iba a quedar expuesto nuevamente. “Pico» y el «Pelado» En 2014 Gonzalo Tortul se había hecho una fama de puntero barrial importante. Vendía cocaína y marihuana en Reconquista y Avellaneda. Proveía a la zona y tenía una demanda consolidada. Cuando la Policía Federal de la delegación Reconquista empezó a investigarlo -bajo las órdenes de la fiscal subrogante Viviana Bruno Campaña- descubrió que Tórtul tenía un proveedor santafesino que trabajaba en la policía provincial identificado como Gustavo Gribaldo que trabajaba en la AUE y tenía un ladero “cobrador” de nombre Ariel Walter Bustos, también de la Unidad Regional 1, del área de investigaciones. Pronto la justicia reconquistence pudo delimitar la ruta de la droga. Pero por falta de recursos, o tiempo, o ambas cosas, la fiscal frenó la investigación en los policías y elevó la causa a juicio. Si hubiese seguido la línea de provisión tal vez llegaba a Pignata. Varias fuentes consultadas dan cuenta de la honradez de la fiscal y también del desconocimiento y la dimensión de Pignata en ese momento. Cualquiera sea el caso, el hombre por el que ofrecen 40 millones de pesos una década después, estuvo bajo el radar de la justicia federal. Y voló bajo y sigiloso. Gribaldo, “el pelado”, era un conocedor de la calle, había estado en Asuntos Juveniles junto a Bustos y allí muchas veces se encontraban con los dealers del norte, sin importarle las formas. Incluso, en una oportunidad cuando los federales lo siguieron de civil para detenerlo fueron vistos por colegas de Gribaldo. Hubo dudas si actuaban allí, dejaron asentado en el parte de comunicación elevado a la justicia que, al abortar la detención en el lugar evitaron una balacera entre efectivos de seguridad. En la primavera de septiembre de 2016 los federales detuvieron a Bustos, algunos minutos antes de que entregase un pedido a otros dos investigados. Al policía se le secuestró un celular, un chaleco con la inscripción “Investigaciones URI” y un cuarto kilo de cocaína dentro de una mochila. “El Gordo” Bustos se metió en el barro de la droga luego del fallecimiento de su esposa. Le respondía a Gribaldo que en no distinguía entre los días de franco o de servicio para asistir a los narcos zonales con protección, principalmente al “Chunchi” Montenegro, entonces hombre fuerte de La Chaqueñada. Junto con Bustos pasaban todos los meses por los kioscos de ventas a cobrar una cuota de protección. No se sabe si en representación de la AUE – por lo tanto el dinero subía en la jerarquía interna – o de ellos dos. También los narcos pagaban un canon a los efectivos de la entonces Dirección de Prevención y Control de Adicciones por el mismo servicio. El 18 de marzo de 2016, Gribaldo lo llamó a Bustos para contarle una novedad: –Che, escucha, Vicente lo arrimó boludo… –Bustos: ah….mirá -Se lo puso en la lista a…coso, a…Almada –Bustos: si –Y Martín, no sé como se entera que estaba vendiendo, el Topito. Viste que yo te dije que era amigo de Márquez, el Topito – Bustos: si –Y el Topito agarró y se enteró que estaba vendiendo, fue y le pregunto a Almada y Almada le dijo que si, que lo tenía en la lista, pero no está en la lista, en lista de la Dirección no está, hola? –Bustos: si, te escucho, te escucho… –Ah, y no está, entonces yo ya se lo tiré a los vagos por cara de verga y más por mi gente y otro cara de verga, por lo que está haciendo Vicente con, con Juan y todo eso. –Bustos: Si, si, -Así que los vagos quedaron, no me digas dice, quedaron re caliente, más que la tienen, la tienen con Vicente, así que bueno, lo van a ir a laburar al Topito por verga. Un veterano investigador que ya no está en la fuerza interpretó este diálogo: “Es una charla en donde Gribaldo comenta que Vicente (por Pignata) habilitó un nuevo kiosco de drogas y arrimó el dato a Almada, que puede ser Daniel Almada, que estaba en ese momento de jefe de la AUE, para que no lo allanen. El kiosco que habilita Vicente le habrá hecho competencia al de otro narco de la época, el Topito Moraes, que ya estaba por lo que se interpreta en la lista, y por eso salta la bronca. Había un Martín en ésa época, en el área de Inteligencia de Drogas, muy narco, creo que aún sigue en la policía, tiene mucho dinero, taxis, autos, lanchas”. En otra conversación telefónica Gribaldo habla con un narco y le comenta: “Sabés que el Ale Tognolo está caminando con el Perro”. La conversación en audio fue filtrada en el verano de 2016 a la prensa, en medio de la interna fuerte entre la entonces ministra de Seguridad de Macri, Patricia Bullrich y su colega provincial, Maximiliano Pullaro. La conversación no debería mancharse de conjeturas. Un nombre suelto y un apodo, relacionados por “caminar juntos”. Pero hay interpretaciones para todo en este mundo de códigos difusos. Dos fuentes aseguran que se hace referencia a un ex agente de investigaciones del área de drogas y Damián Sosa, alias “El perro”, un gendarme que años después fue detenido por dar cobertura e información sensible a los narcos Sergio Villarroel y Oscar Baigoría. Sosa fue exonerado y puso una distribuidora de alimentos y bebidas en barrio Roma, en sociedad con un policía que durante mucho tiempo fue integrante de la ex Drogas Peligrosas, llamado Martín Mansilla. Siempre mencionado en causas sensibles, aunque al final nunca haya quedado imputado o procesado. En marzo de 2019 Gribaldo y Bustos recibieron la pena de seis años de prisión como autores penalmente responsables del delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravada por su calidad de funcionario público encargado de la prevención o persecución del delito de tráfico de estupefacientes”. La pena resuelta fue por medio de un juicio abreviado llevado a cabo por el fiscal general ante el tribunal, Martín Suárez Faisal y los abogados de los policías, representados por el mismo abogado de Pignata, Claudio Torres del Sel. Gribaldo se mudó a una de las ciudades más turísticas del Estado de Río de Janeiro, apenas recuperó la libertad. Dicen que allí explota un complejo de cabañas frente al mar y las arenas blancas. Sobre Almada no pesó ni pesa ni una sospecha desde lo judicial. Ello le permitió ascender y el 5 de agosto pasado fue nombrado por la gestión del gobernador Pullaro como Jefe de la Unidad Regional XVIII. «Nuestra prioridad será la prevención del delito y la construcción de confianza con los vecinos. Queremos una fuerza que esté presente en las calles, que escuche a la comunidad y trabaje de manera articulada con los gobiernos locales”, dijo en el acto de asunción. Tognolo, al igual que su camarada, no fue investigado ni muchos menos imputado. Asumió como Jefe de la Unidad Regional XIII el 12 de agosto pasado. Inversiones y fuga El grupo de amigos de Vicente y su esposa Elizabet Campos conocieron el campo de Bowen, en el departamento General Alvear en Mendoza, mucho antes de que el narco registrara la compra – el 25 de marzo de 2017- certificada en 12 mil dólares. Una finca de 8 hectáreas para la producción de fruta con carozo. El campo era supervisado por familiares, cuando Vicente no viajaba y él mismo monitoreaba el recambio de suelo personalmente. Familiares y amigos inmortalizaron con varias fotos la visita al predio, mientras degustaban asados y disfrutaban de largas caminatas. También se despidieron de la travesía con una cena íntima en “El patio de Babushka” en General Alvear. El 8 de marzo de 2017 Pignata fue condenado por el Tribunal Oral Federal a 4 años de prisión por la causa de 2011. Debía cumplirla, pero a pesar de cerrar un juicio abreviado, la defensa del narco hizo un planteo de nulidad del procedimiento y el expediente viajó a Casación dejando la pena en suspenso. Todo lo que vino después fue ganar tiempo e intentar poner a nombre de testaferros los bienes. Algunos días después se abrió formalmente en la justicia federal una causa por venta de drogas contra Pignata. Un año después del fallo en primera instancia, la Corte dejó firme la sentencia. Pignata se esfumó como un fantasma y desde entonces tiene un pedido de captura internacional. La estrategia de la Fiscalía Federal que lo estaba investigando fue incorporar a las fuerzas provinciales en la búsqueda y, la del ministerio de Seguridad, fue apostar a dos áreas dentro de la dirección antinarcóticos: La Brigada Operativa Departamental y la Sección Inteligencia. En 2018 su foto estaba en pegada en las comisarías con la palabra BUSCADO. Pignata se fue primero a Córdoba y luego a Mendoza. Volvió hacia el este del punto cardinal, habría pasado por la casa de una persona oriunda de Sauce Montrul, cercana a Paraná – un dato que manejo “con carpa” la policía de Entre Ríos en su momento – y de allí se fue a Paraguay. Antes de salir del país hubo dos instancias en las que la policía santafesina desplegó enormes fuerzas para su detención. Uno fue en el marco del cumpleaños de una de sus hijas –tuvo dos con una pareja anterior a Campos- que se realizó en 2018 en el Club Marinas del puerto local. Allí se montó una guardia con mucho cuidado, de personal antinarcóticos. A la fiesta acudieron 200 personas. Las amigas de la cumpleañera, la familia por parte de madre y también los familiares de Vicente, entre ellos su hermano con quien guarda un singular parecido físico. Se sirvió sushi como comida principal. Pero el narco no llegó, imaginó que, de haberlo hecho, iba a una emboscada. La otra oportunidad de captura fue en noviembre del mismo año. En esa ocasión se dispuso de un operativo encapsulado entre autoridades de la Fiscalía , del ministerio de Seguridad y dos agentes de la policía provincial. Las escuchas directas daban cuenta que Pignata iba a arribar a Santa Fe el último sábado del mes, proveniente de Mendoza. Sin embargo, de acuerdo a la reconstrucción que pudo hacer Zona Crítica – el suegro, Ramón Campos, se enteró del operativo y lo advirtió. Campos, padre de Elizabet, fue uno de los laderos más fieles. Fuentes consultadas para esta nota señalaron que Pignata pasó unos días en un rancho ubicado en la localidad costera de Puerto Ensayo, ubicada en un lugar excepcional con salida al cauce principal del río Paraná, en la provincia de Entre Ríos. Coincide con el lugar preferido que que tenía – y tiene – para pescar Carlitos “Lancha” Delfino, integrante de la generación dorada de básquet que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas hace dos décadas. El padre del “Lancha”, llamado también Carlos, hizo algunas inversiones en el lugar, según el relato de los vecinos consultados para este informe. “Invirtieron en La Jaula, un paraje que se volvió privado, sin acceso al río, en un country. Acá hubo muchas inversiones en los últimos tiempos, de gente de Santa Fe. Como es fácil acceder al canal desde acá, muchos han construido ranchos con baja de lanchas. Muchas veces por las noches se ven embarcaciones que uno sabe que no son de la zona, que bajan bultos o los tiran cerca de la costa”, señala un baqueano. Los Delfino quedarían luego involucrados en la causa principal, imputados por haber colaborado en una maniobra por lavado de dinero, de la que finalmente fueron sobreseídos. Antes del salir del país, Pignata habría tenido un encuentro de negocios con una mujer llamada Nadia Grioni, oriunda de Santo Tomé, con quien mantenía una relación muy cercana. Grioni se mudó a Escobar durante la pandemia. Siempre estuvo vinculada a la conducción de la barra del Club Colón. En octubre de 2023 fue detenida en un control de la policía Vial en Sauce Viejo. Iba junto a un hombre de 33 años en un Chevrolet Onix blanco, de su propiedad . Según el relato de los policías que requisaron el coche, antes de detenerse la mujer arrojó una bolsa con 228 gramos de cocaína. Dos años después fue condenada en un juicio abreviado -que fue acordado entre la Fiscalía, a defensa y el juez del TOF Luciano Lauría – y quedó en libertad. Nadie tal vez advirtió que la mujer era una de las más cercanas colaboradoras en su momento de Pignata. Tal vez en la pericia a sus celulares pudo haberse encontrado alguna comunicación comprometedora. Imposible saberlo ahora. Grioni. En julio de 2023, dos meses antes de quedar detenida, inscribió en el Registro Público de Comercio una sociedad llamada “OILERS SG SRL -Expediente CUIJ 21-05211960-7-. Entre tantos objetos de la sociedad se destaca: “compra, venta de accesorios varios para fumadores, cultivadores y cosechadores de cannabis”. Vicente Pignata, el gran narco regional Para finales de 2018 el Fiscal Federal Walter Rodríguez tenía la investigación sobre el narco santafesino bastante avanzada: “redonda”, como dicen los policías cuando está la causa con suficiente color como para allanar. Pasó la feria judicial y en febrero de 2019 le pidió al juez Francisco Miño una serie de medidas fuertes, entre ellas, la de allanar una casa en el Country El Paso, a la vera de la Autovía Santa Fe – Rosario. Un lugar donde abundan los propietarios con fuerte poder adquisitivo. Hasta antes de la pandemia de Covid era un lugar de encuentros de empresarios de la salud, operadores judiciales, lobistas y hasta periodistas que se cruzaban en torneos de golf dentro del predio. Dos años antes, Rodríguez había abierto una investigación sobre Pignata. Su nombre aparecía en varios de los expedientes que ya había llevado adelante como director de las investigaciones delegadas por el juez. Pignata estaba nombrado en las causas más relevantes: la de Luis Paz, la del “Zurdo” Villarroel; la del “Cabezón” Baigoría, entre otras. Apenas comenzó la pesquisa los investigadores pudieron recabar los datos principales. Los oficios a la Afip y a la Unidad de Investigación Financiera, además del Registro de la Propiedad de la Provincia pusieron luz sobre el patrimonio. En los albores de la causa, Vicente seguía presumiendo su poder. Se movía en un Jeep Wrangler Sport 3.8 que estaba a nombre de otra persona. Habitaba en la casa de calle Las Magnolias al 6.800 en Colastiné Norte y tenia reuniones con efectivos infieles de la PDI -donde seguían con poder los viejos detectives de la AUE – en una casa cerca de la cancha de Colón, en barrio sur. El Fiscal pudo establecer que el patrimonio de Pignata y su esposa no podía justificarse de ningún modo. Vicente comenzó a ser objeto de aprietes dentro de la Policía, en donde se sabía que los estaban “caminando”. En la causa figura oficialmente el contenido de un llamado anónimo a la línea 0800 de denuncias del Ministerio de Seguridad en donde refieren que Pignata es “el gran narco de la provincia, con capacidad de comprar drogas semanalmente con inversión millonaria en pesos”. Walter Rodríguez pudo establecer entonces que Pignata había adquirido casas a nombre de su esposa o de su suegro en la Ruta Provincial 1, en Colastiné Norte, en General Paz al 5.200, un departamento en calle La Paz, en Barranquitas, otra casa en La Guardia, un galpón en Santa Rosa de Calchines y una Unidad Habitacional 343 en el country El Paso. El Fiscal corroboró que ése inmueble formaba parte del patrimonio de la pareja Pignata –Campos, a la que habían puesto bajo su órbita de manera muy particular. La casa fue adquirida por una sociedad uruguaya off shore llamada Parmery Trading, que celebró un supuesto contrato de comodato gratuito por 95 años a favor de Carlos Delfino, el notable basquetbolista santafesino que brilló en la selección, en Italia y en la NBA. La empresa le dio un poder general al padre del “Lancha” para disponga de la casa en El Paso, donde el deportista de elite llegó a vivir por un tiempo, hasta que se fue enojado del lugar luego de sufrir el robo de su medalla. Parmery Trading autorizo a Delfino padre para ejecutar una enorme cantidad de actos jurídicos y fijó como domicilio para operar el mismo que registraba la off shore en el paisito. El 9 de noviembre de 2017 el jugador dejó en la Administración de Country una comunicación en la que anunciaba que no habitaría más la unidad 343, la cual “conforme a instrucciones recibidas le será entregada a la señora Elizabet Campos, casada en primeras nupcias con Vicente Pignata”. En enero, el padre del basquetbolista le informó – en su rol de apoderado – a Parmery Trading que los nuevos inquilinos eran Campos y Pignata. El fiscal pidió la indagatoria de los Delfino por lavado de dinero,y el juez Miño los procesó por ese delito. Cuando la causa fue elevada a juicio en diciembre de 2019 la defensa de los Delfino ofreció reemplazar la acción penal por una reparación económica, como la donación de alimentos, la compra de un monitor de Rayos X y una multa de poco más de un millón de pesos. El acuerdo suponía la suspensión del juicio a prueba por dos años. Al cumplimentarse, la jueza Elena Beatriz Dilario declaró la extinción de la causa penal y dictó el sobreseimiento. El mismo beneficio alcanzó a los vendedores de autos Sebastián Carreras y Matias Alonso, de la Concesionaria Pirayú, del barrio Candioti, quienes fueron imputados y procesados por facilitar a Pignata y Campos el lavado de dinero a través de la compra venta de vehículos. Al primero se lo acusó de blanquearle al narco una Ford Ranger, un Jeep Wranger Sport, una Dodge RAM 1500 y un Citroen C4 Lounge. Elizabet Campos en tanto, fue detenida en un primer momento y fue beneficiada con la prisión domiciliaria por tener hijos pequeños. Pero en octubre de 2019 fue apresada mientras violaba la detención morigerada, la que había fijado en una casa del distrito de La Guardia. Agentes de la Brigada de Drogas la detuvieron mientras circulaba en un Fiat Palio por la Ruta Provincial 1, estuvo dos años detenida en la Unidad 4 de Mujeres en la capital santafesina. La cárcel fue un baño de realidad durísimo y representó un distanciamiento de su marido. Nadie le aconsejó debidamente en su momento que ser titular de varias casas y terrenos, de lanchas, camionetas, autos y una vida holgada era exactamente lo contrario a lo que debe hacer un narco. Como dice el refrán, no hay anda peor para el testaferro que simular pobreza. Su padre, Ramón Campos también fue “hombre de paja” de su yerno. Padre e hija dejaron sus huellas al intentar blanquear con dinero ilícito 12 autos y 6 casas. Ambos firmaron un abreviado por 3 años. Balas en el frente de la casa El 14 de junio de 2020, mientras regía el aislamiento obligatorio por la epidemia de Covid, un hombre de 67 años denunció personalmente en la Seccional Cuarta que ésa noche, a las 21.30, escuchó varias detonaciones en el frente de su casa, a la que se ingresa por un pasillo. Cuando salió a la vereda los vecinos dijeron que habían pasado dos personas en moto y tiroteado el frente de la vivienda, ubicada en calle Tucumán, casi intersección con Lamadrid. En el lugar, dice la denuncia policial, se encontraron cinco casquillos. En el acta se dejó expresado que se iniciaronn actuaciones por Abuso de Armas. Once meses después, en una consulta de Zona Critica para este informe, se detectó que la denuncia no había sido enviada al Ministerio Publico de la Acusación (MPA) para que se sustancie la causa. Fue por la advertencia de este medio que se abrió el CUIJ 2108605390-7. Pero el 6 de julio de 2021 en una resolución de tres párrafos el fiscal Manuel Cecchini ordenó la desestimación y archivo de la causa “atento a que la lectura del material evidencial colectado en sede prevencional, surge ausencia de elementos serios y verosímiles para iniciar o continuar una investigación penal preparatoria respeto del hecho denunciado”. En la casa vivían familiares de Elizabet Campos, que estaban al cuidado de sus hijos mientras ella estaba detenida en la Unidad 4. El hecho quedó impune. El misterio –“Lo mataron en Paraguay en 2019, antes de la pandemia, por una deuda que tenía con gente de la barra de Colón”. – “Está en Brasil, cerca de la Frontera con Argentina. Montó un negocio de venta de electrodomésticos en Ciudad del Este. – “Vive en Uruguay y desde allí sigue dando órdenes”. Todas son versiones sobre “El Fantasma Vicente”. La última leyenda indica que compró 20 casas en la ciudad de santa Fe y la zona con ayuda de una escribanía y una inmobiliaria de bajo perfil. Que todos los meses cumple con una cuota que recibe Campos de manos del operador inmobiliario. Sobre él hay cientos de historias. Desde que acordó un canon de protección con fuerzas provinciales y federales para visitar a su hijos en la zona de Sauce Viejo. Otra versión indica que planeó una evasión organizada desde una casa en Colastiné Sur, equipado con radios de frecuencia policial y una lancha con motor de 150 HP. O que una vez se apareció por el Mercado del Abasto, flaco, con barba y gorro. Tanto tiempo sin noticias sobre su paradero agigantan la leyenda. Un misterio, que ahora tiene un aliciente: 40 millones de recompensa por un dato concreto.
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