17/09/2025 15:53
17/09/2025 15:52
17/09/2025 15:52
17/09/2025 15:52
17/09/2025 15:51
17/09/2025 15:51
17/09/2025 15:51
17/09/2025 15:51
17/09/2025 15:51
17/09/2025 15:50
» El Ciudadano
Fecha: 17/09/2025 13:56
La edad tiene a ponernos más emotivos, a permitirnos apreciar la vida desde una óptica más sensible, a comprender el recorrido con sus defectos y virtudes, y a entender quiénes nos marcaron, quiénes estuvieron cuando tenían que estar, cuál amor es sincero y cuál se adapta a las circunstancias. Es que Miguel y su sonrisa, Miguel y su saco, Miguel y sus frases que dicen mucho sin decir nada, Miguel fue, es y será quien mejor entendió y entenderá a Central, a la gente de Central. Y no sólo la entendió, la sintió, la vivió. Nos rescató una y tantas veces, nos revivió también y nos dio fuerza cuándo era difícil tenerla. Claro que Central tiene grandes héroes, tipos de la casa o llegados que adoptaron la religión auriazul. No se trata de una comparación, sino de un contexto que cruzó el domingo de manera transversal con un tipo peleando la vida en el fútbol y su visita al lugar que lo hizo feliz y al que hizo feliz. Por eso el del domingo fue un partido de ojos vidriosos, de llanto contenido, de alegría confundida. Para todos. Fue un partido en el que poco importaba el partido, en el que pasó a segundo plano la obligación de derrotar al rival del mayor despojo de la era moderna. Ojo, no es poca cosa que Ángel lo empate con un gol de antología (¡a quién le importa Brey o dónde estaba apoyada la pelota?, sólo a alguien que juega a twitter y no al fútbol!). Pero no hay análisis posible, no hay táctica, estrategia, cambios ni rendimientos individuales. Es el tipo y lo que hizo, lo que dio, y como corolario, lo que ganó. Lo dijo él, el después es para siempre.
Ver noticia original