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  • La entrerriana que pasó de hacer malabares en los semáforos a cautivar con un show de acrobacia aérea en la televisión estadounidense

    Crespo » Estacion Plus

    Fecha: 17/09/2025 09:40

    La historia de Micaela Leitner parece salida de una película. Una joven de 32 años que comenzó entrenando de adolescente en un pequeño espacio cultural de Paraná, Entre Ríos, logró escalar hasta los escenarios más prestigiosos de Europa y, ahora, conquistar el prime time televisivo de Estados Unidos. Lo que empezó con improvisaciones “a la gorra” en los semáforos se convirtió en una performance de acrobacia aérea que deslumbró al jurado de America’s Got Talent, se volvió viral y su video rompió récords de reproducciones dentro del reality show. Micaela irrumpió en el programa junto a su marido, el acróbata chileno Matías Cienfuegos, quienes se presentan bajo el nombre artístico “Sirca Marea”. Con una estructura metálica de origen ruso —un aparato rectangular con una barra suspendido a seis metros de altura donde él la sostiene y catapulta en el aire— crearon un show que combina riesgo, precisión y poesía visual. La participación de Micaela y Matías hizo poner al jurado y al público de pie, y se hizo viral El impacto de su presentación en el programa fue inmediato: el público se levantó de sus asientos para aplaudirla, los famosos que debían puntuarlos quedaron sin palabras y las redes sociales estallaron de emoción. Verla a ella haciendo piruetas en el aire, dando vueltas sobre su eje y aterrizando con precisión en los brazos de su compañero hizo que los espectadores quedaran hipnotizados ante tanta complejidad, fuerza y flexibilidad. Los jurados Simon Cowell y Sofía Vergara destacaron la originalidad del cuadro y el riesgo, mientras Heidi Klum y Howie Mandel celebran con entusiasmo su perfección. Los comienzos de Micaela entre telas, trapecios y aprendizaje autodidacta Si bien Micaela se inició en la gimnasia artística a los 11 años, cinco años después encontró en las telas y el trapecio un espacio donde se sentía verdaderamente libre. Micaela y Matías son acróbatas, se conocieron en París y se casaron en Chile, en 2018 La gimnasia artística la llevó a integrar la Selección de Entre Ríos y a una agenda de entrenamientos y torneos que le ocupaban la vida. Hasta que ocurrió el primer quiebre: el Nacional coincidía con el viaje de egresados de primaria. Quiso estar en los dos lugares y no fue bien. “Mis papás me fueron a buscar el último día porque esa misma tarde tenía que competir. Me torcí la muñeca, me peleé con la profesora. Fue como demasiado y yo era una niña”, contó. Eso la llevó a dejar ese deporte porque ya no lo disfrutaba. El retiro precoz no implicó quedarse quieta. Pasó por el sóftbol, donde la premiaron como “catcher del año” en sus comienzos, anduvo en skate y tanteó la música y la pintura. El cuerpo, sin embargo, pedía acrobacia. Una de las partes más impactantes del show es cuando Micaela se suelta de las manos de Matías, hace piruetas en el aire, y vuelven a agarrarse La puerta al aire se abrió a los 16 años, empujada por una intuición materna. “Mamá me dijo: ‘¿Por qué no hacés algo que tenga que ver con lo artístico? Vos que sos buena con el cuerpo’”, recordó entre risas. Probó circo y ya no miró atrás: trapecio, tela, aro, teatro y danza. De adolescente se la pasaba horas suspendida en el aire, perfeccionando movimientos que la llevaron a comprarse su propio equipamiento y entrenar sin maestros, a puro instinto. Sin academias estables cerca, la formación fue una mezcla de viajes y obstinación. “Me fui a Santa Fe, tomé cursos, estudié antropología teatral, danza contemporánea y clásica, teatro”, contó Micaela. Con una estructura metálica de origen ruso —un aparato rectangular con una barra suspendido a seis metros de altura donde él la sostiene y catapulta en el aire— crearon un show que combina riesgo, precisión y poesía visual Esa inquietud la impulsó a incorporar otras disciplinas circenses como malabares, acrobacia en piso y slackline, que practicó en plazas y espectáculos callejeros. Tenía 18 años cuando, mientras estudiaba el profesorado de inglés y daba clases de acrobacia aérea, se paraba frente al semáforo en las calles entrerrianas. El propósito, dice, no era económico: “No ganaba casi nada. Era para entrenarme delante del público”. Revoleaba las claves, hacía piruetas, actuaba con el hula hula o entrenaba piruetas a dúo. Su capacidad autodidacta y su constancia le dieron una base sólida para construir una carrera que no tardaría en proyectarse más allá de Entre Ríos. El gran punto de inflexión llegó en 2015, cuando viajó a San Luis para un festival de circo y conoció a artistas europeos que la invitaron a Francia. Aquel viaje se extendió por Bosnia, Hungría, Eslovaquia, Austria y España, donde absorbió experiencias, talleres y escenarios distintos. Más tarde se instaló en Buenos Aires para continuar su formación y en 2017 emprendió otro recorrido europeo que la llevó a vivir en París. Allí conoció a Matías, con quien se casó en 2018 en Chile y formó el dúo con el que se hicieron un nombre en el competitivo ambiente circense y que más tarde impactaría al mundo. Con Matías no solo perfeccionaron la técnica, sino que también rediseñaron el aparato para desarmarlo, guardarlo en una valija y sumarle una barra superior desde donde ella sale al vuelo para ser atrapada en el aire. La vida en carpa llevó dos temporadas de circo itinerante hasta que la pandemia cortó el hilo. “Nuestro primer contrato se canceló por el coronavirus y cuando volvimos a América del Sur, el cierre de fronteras nos agarró entre Argentina y Chile y estuvimos un año separados”, resumió Micaela. Matías y Micaela son semifinalistas de America´s Got Talent La vuelta al ruedo fue en 2021, en Argentina, con el espectáculo “Mahatma”, de Flavio Mendoza. Con la reapertura internacional, en 2022 volvieron a Francia para presentarse en distintos festivales. En 2023 llegó la invitación más desafiante: un festival en Moscú que pedía, justamente, la antigua disciplina rusa. “Nos pusimos a hacer una creación propia, algo que nos represente y el público quedó fascinado”, admitió. Después vino el Festival Iberoamericano de Madrid, donde salieron segundo y obtuvieron el Premio del Público y Premio del Cirque du Soleil. El recorrido culminó en enero, ya en París, en el Festival Mondial du Cirque de Demain: el trampolín perfecto para que productores, directores y cazatalentos los vieran en vivo. Antes de dedicarse a las acrobacias, Micaela integró la Selección de Gimnasia Artística de Entre Ríos El casting que cambió su destino En el festival de París pusieron práctica por primera vez la escena que los llevó a la TV estadounidense. “Una persona de casting del programa empezó a publicar en redes una foto nuestra: ‘¿Alguien conoce a estos artistas? Quiero su contacto’”, recordó Micaela. Cuando por fin conectaron, el mensaje fue directo: “Queremos que el dúo audicione para America’s Got Talent en Los Ángeles”. El proceso fue vertiginoso: trámites, ensayos, viajes y contratos pendientes debieron ajustarse a la oportunidad única que se abría frente a ellos. Sin poder revelar nada debido a la confidencialidad del programa, se prepararon en silencio hasta recibir la confirmación de que estarían en la pantalla estadounidense. Una productora de America's Got Talent los vio en un festival de París y les propuso audicionar en Los Angeles para el programa Micaela y su compañero llegaron hasta las semifinales y están confiados con ser elegidos para participar de la gran final, que se disputará el martes 23 de septiembre y reparte un millón de dólares a los mejores talentos del certamen. Para Micaela, el dinero tendría un destino muy especial: la creación de una casa artística que funcione como refugio familiar y espacio de creación colectiva, un lugar donde volver a reunir a los suyos tras años de vida itinerante. “Vivimos en una casa rodante y nos vendría muy bien una casa verdad. Con ese dinero podríamos comprar una en Chile y otra en Argentina”, aseguró. A pesar de la magnitud del premio, mantiene los pies en la tierra. Con formación deportiva, sabe que la preparación mental y la salud emocional son tan importantes como la física para afrontar un desafío de este nivel. Por eso busca disfrutar cada etapa, sin dejar que la presión de la competencia opaque la felicidad de vivir este presente de consagración. Gracias a la performance en el reality estadounidense, todo el mundo conoció el talento de Sirca Marea “A nivel personal me siento elevada… ya gané en el sentido de ser una mejor versión de mí”, resumió Micaela, en cuya declaración se cifra su verdadero récord: no el de las visualizaciones, sino el de hacer visible una disciplina antigua y minoritaria con una mezcla de técnica feroz, dramaturgia clara y emoción pura, indicó Infobae. Ella sostiene que si el programa la corona con el premio mayor, será un hito en su carrera artística. Y si eso no sucede, no se preocupa demasiado. “Sirca Marea ya cambió su destino porque llegó al corazón de la gente”, concluyó la acróbata, que mira al mundo desde el cielo con otra ambición.

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