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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 17/09/2025 08:37
La relación entre dieta y salud es especialmente significativa en la prevención de enfermedades cardíacas y demencia, según la investigación (Imagen Ilustrativa Infobae) Cada mañana, millones de personas en todo el mundo eligen lo que van a desayunar, tal vez sin imaginar que esas pequeñas decisiones diarias pueden afectar su salud décadas después. Un plato de cereales, una tostada con mermelada comercial o una fruta fresca y un puñado de frutos secos: opciones simples, que según la ciencia, podrían marcar la diferencia entre una vejez saludable y la aparición temprana de enfermedades como la demencia. El vínculo entre los hábitos alimentarios y el riesgo de múltiples patologías ha dejado de ser una sospecha para convertirse en una certeza estadística, respaldada por investigaciones rigurosas. Dietas poco saludables: un camino a la multimorbilidad Durante 15 años, un equipo de investigadores siguió de cerca a casi 2.500 adultos mayores en Suecia, con el objetivo de entender cómo los patrones alimentarios afectan la salud al envejecer. El trabajo, publicado en Nature Aging y recogido por Daily Mail, revela que quienes optaron por dietas poco saludables —ricas en carnes rojas, productos procesados y bebidas azucaradas— desarrollaron enfermedades crónicas y deterioro cognitivo a un ritmo mucho más rápido que aquellos que eligieron modelos alimentarios saludables, como la dieta mediterránea o la dieta MIND. Una alimentación equilibrada puede retrasar el envejecimiento patológico y reducir la inflamación crónica asociada a la edad (EFE/Kai Försterling) Estos participantes no recibieron instrucciones sobre qué comer; simplemente se evaluaron sus hábitos reales mediante cuestionarios periódicos. Los resultados dejaron claro que las malas elecciones alimentarias no solo afectan un órgano, sino que se relacionan con la acumulación simultánea de varias patologías, fenómeno conocido como multimorbilidad. Los modelos de dieta que analizó la ciencia Para clasificar los distintos patrones alimentarios, los científicos emplearon varias herramientas de referencia. La dieta mediterránea, tradicional en el sur de Europa, promueve verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos, pescado y aceite de oliva y limita de forma notable las carnes rojas y los ultraprocesados. Por su parte, la dieta MIND, creada para proteger el cerebro, recoge lo mejor de la mediterránea y la dieta DASH, poniendo especial énfasis en vegetales de hoja verde, frutos rojos y prescindiendo de frituras, mantequilla y dulces. La dieta mediterránea y la dieta MIND se asocian a menor incidencia de demencia y mejor calidad de vida en adultos mayores (Imagen Ilustrativa Infobae) El Índice Alternativo de Alimentación Saludable (AHEI), impulsado por investigadores de Harvard, premia la frecuencia con que se consumen alimentos frescos y castiga el consumo de carnes rojas y grasas trans. También se utilizó el Índice Empírico de Dieta Inflamatoria (EDII), que clasifica los patrones que favorecen la inflamación, apuntando especialmente a dietas ricas en carnes procesadas y refrescos. Una diferencia de años y calidad de vida Los datos obtenidos durante el seguimiento mostraron una diferencia profunda entre los grupos de dieta saludable y no saludable. Quienes obtuvieron mejores puntuaciones en los modelos recomendados presentaron, en promedio, entre dos y tres enfermedades crónicas menos al final del periodo de observación, comparados con quienes consumieron más alimentos procesados y carnes rojas. Este beneficio resultó aún más notorio en mujeres y en personas a partir de 78 años. Además, la relación entre dieta y salud fue especialmente significativa en enfermedades cardíacas y demencia, entre otras. En contraste, el impacto alimentario sobre trastornos musculoesqueléticos —como artritis u osteoporosis— fue mucho menor. Las mujeres y las personas mayores de 78 años obtienen mayores beneficios de las dietas saludables en la prevención de enfermedades crónicas (Imagen Ilustrativa Infobae) De acuerdo con los expertos, los alimentos asociados con mayor riesgo de demencia son: Carnes rojas: asociadas a mayor riesgo de deterioro cognitivo en estudios a largo plazo. Embutidos y fiambres: su consumo frecuente se relaciona con la aparición de enfermedades neurodegenerativas. Alimentos ultraprocesados: ricos en aditivos, se vinculan con un incremento de la multimorbilidad y la demencia. Bebidas azucaradas: su consumo elevado impacta negativamente en la salud cerebral. Dulces industriales: aportan azúcares y grasas trans, ambos factores de riesgo para deterioro cognitivo. Frituras: su alto contenido de grasas poco saludables puede favorecer procesos inflamatorios asociados a la demencia. Comidas rápidas: habituales por su practicidad, pero peligrosas por su perfil nutricional desfavorable en el contexto de la salud mental y neurológica. El auge de los ultraprocesados y sus riesgos El consumo elevado de alimentos ultraprocesados se vincula a miles de muertes prematuras y mayor multimorbilidad, según datos recientes (Imagen Ilustrativa Infobae) La creciente presencia de alimentos ultraprocesados preocupa a la comunidad científica. Según datos recientes difundidos por Daily Mail, solo en Reino Unido estos productos representan más de la mitad de la dieta habitual y se vinculan a aproximadamente 18.000 muertes prematuras anuales por enfermedades como el cáncer, la diabetes o la cardiopatía. Este panorama refuerza la necesidad de comprender y modificar los hábitos alimentarios para enfrentar el avance de la multimorbilidad y la demencia, enfermedades cuya incidencia seguirá creciendo en las próximas décadas a nivel global. Los autores del estudio resaltan que la dieta puede ser una herramienta poderosa para retrasar el envejecimiento patológico y mejorar la calidad de vida. Al contribuir a ralentizar la inflamación crónica asociada a la edad, una alimentación equilibrada constituye un escudo frente a diversas patologías. De cara al futuro, los investigadores insisten en la importancia de adaptar las recomendaciones a cada grupo de adultos mayores según variables como edad, sexo y condiciones sociales o médicas. Así, la pregunta diaria de “qué comer” podría convertirse en una de las decisiones más relevantes para vivir más y mejor.
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