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Parana » Informe Digital
Fecha: 17/09/2025 08:30
En el documento presentado junto al proyecto de Presupuesto 2026, el Gobierno de Javier Milei identificó “riesgos fiscales” que podrían alterar el superávit de las cuentas públicas y afectar variables macroeconómicas importantes. El análisis se focalizó en la posible incidencia de una sequía o la caída de los precios internacionales de la soja, el principal cultivo de exportación de Argentina, y advirtió sobre las repercusiones que podría generar una disminución en los valores del petróleo mientras se desarrolla Vaca Muerta. El reporte oficial incluyó estimaciones sobre las consecuencias de diversos shocks negativos. Una sequía moderada podría reducir el PIB en 1,2 puntos porcentuales en comparación con la línea de base, una sequía severa llevaría a una baja de 1,8 puntos y un escenario extremo podría alcanzar un descenso de –2,4 puntos. El sector agropecuario se presenta como el más afectado, con retrocesos estimados de –12,3%, –17,8% y –24,6%, respectivamente. Por su parte, el consumo y la inversión experimentarían caídas menores, entre –0,8% y –1,6%. Los ingresos fiscales también sufrirían impactos, aunque de manera más acotada. Las proyecciones indican reducciones de hasta 0,2% del PIB en ingresos y un deterioro del resultado primario de entre 0,2% y 0,3% del PIB, según la intensidad de la sequía. Respecto al panorama energético, una baja en los precios internacionales del petróleo tendría efectos negativos sobre la economía argentina. Una disminución de una desviación estándar en el precio del barril —de USD 61 a USD 48,1— provocaría una reducción de 0,07 puntos en el PIB y un empeoramiento de 0,2% del PIB en el resultado primario. Si la caída alcanza dos desviaciones (hasta USD 24,6), la contracción llegaría a 0,2 puntos del PIB y el deterioro fiscal sería de 0,6% del producto. En cuanto a la soja, el informe consideró el impacto de una reducción en el precio de referencia de USD 386 por tonelada a USD 333,7 (una desviación estándar) y a USD 217,5 (dos desviaciones). En ambos casos, los efectos sobre la economía serían limitados: el PIB bajaría 0,01 y 0,03 puntos, y el balance fiscal primario se vería afectado en 0,04% y 0,15% del PIB, respectivamente. El Ministerio de Economía destacó en el informe: “Estos resultados permiten visualizar la sensibilidad de las principales variables ante cambios relevantes en las condiciones externas e internas”. Los modelos proyectan caídas más pronunciadas en los ingresos en comparación con los gastos, exponiendo el ancla fiscal a influencias globales y meteorológicas. Según el escrito enviado al Congreso, la materialización de shocks negativos podría impactar tanto en el desempeño económico como en las variables que determinan los recursos y gastos de la Ley de Presupuesto. La previsión central del equipo de Luis Caputo se basa en el equilibrio fiscal, aunque reconoce la posibilidad de desviaciones frente a estos riesgos. La estabilidad del ancla fiscal depende de la normalización de la actividad local, el comercio exterior, la fortaleza de la cadena global de suministros y las condiciones climáticas en el país. El principal riesgo identificado es la posibilidad de una “sequía extraordinaria, similar a la de 2023”, que tendría un impacto inmediato en la recaudación tributaria y el ingreso de divisas. La producción de soja y otros cultivos estratégicos es fundamental para la recaudación. El reporte detalla: “Un desastre natural, como la sequía ocurrida durante la campaña pasada, generó pérdidas considerables en las exportaciones y disminuyó el flujo de recursos para afrontar los gastos públicos programados”. El análisis añade incertidumbre en el ámbito energético, a causa de la volatilidad de precios y posibles cambios inesperados en la demanda interna. El texto advierte que las variaciones en la cotización internacional pueden incrementar los pagos por importación de energía. El Poder Ejecutivo enfatizó la importancia de los compromisos con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El cumplimiento de varias metas depende de la evolución de las exportaciones agroindustriales y las reservas, ambas sensibles a eventos climáticos y alteraciones en los precios internacionales. El Gobierno ha relajado la meta de acumulación de reservas y ahora genera incertidumbres sobre los objetivos fiscales. A nivel interno, la recaudación impositiva y el margen para ajustar las transferencias discrecionales siguen siendo factores clave. El Presupuesto 2026 incluye estimaciones prudentes, aunque permite la posibilidad de movimientos inesperados en las cuentas públicas provocados por shocks externos sobre los precios de la energía, la producción agrícola o el comercio internacional. Los factores climáticos adversos recibieron atención especial; el reporte menciona el posible impacto de un “ciclo húmedo que cause inundaciones y perjudique la zona núcleo”, con consecuencias negativas en la productividad, la balanza de pagos y la organización federal. La dependencia de las retenciones a las exportaciones de granos y subproductos convierte a las campañas agropecuarias en un eje central para la recaudación nacional y provincial. Una baja significativa en la producción impactaría tanto en la recaudación de ambos niveles de gobierno, como en el tipo de cambio y la inflación. En el plano externo, el informe advierte sobre el riesgo de un deterioro en los términos de intercambio o un retroceso en mercados como Brasil o China, destinos clave para las exportaciones argentinas. Tal escenario tendría consecuencias sobre la actividad, el empleo y los ingresos públicos.
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