15/09/2025 15:32
15/09/2025 15:31
15/09/2025 15:31
15/09/2025 15:31
15/09/2025 15:31
15/09/2025 15:31
15/09/2025 15:31
15/09/2025 15:30
15/09/2025 15:30
15/09/2025 15:30
Colon » El Entre Rios
Fecha: 15/09/2025 13:30
La Asociación Civil Pastores Unidos de Concordia (APUC) emitió una carta abierta en la que aporta reflexiones sobre la situación social, con énfasis en la necesidad imperiosa y urgente de brindar respuestas a los más golpeados en su dignidad humana. “Celebramos todo proyecto esperanzador y superador pero hasta ahora todo esfuerzo no parece suficiente”, alertan. Y enseguida, remarcan: “es necesario recordar que siempre la prioridad son las personas y sus necesidades básicas y urgentes, es necesario echar manos de la empatía, la compasión, el sentido común y el amor al prójimo, las personas no son un número en una estadística, son seres humanos lidiando con sus realidades, con sus necesidades impostergables. Nadie debería normalizar el padecimiento, mucho menos quienes tienen en sus manos las herramientas del estado, con las cuales sacar de la humillación, la postración, del hambre y la desesperanza a sus habitantes. No puede ser normal vivir sin dignidad”. La carta, firmada por el Pastor Marcelo Miño, presidente de APUC, y el Pastor Daniel Ozuna, a cargo de Relaciones Institucionales, describen de forma descarnada situaciones que atraviesan ciudadanos de Concordia, en relación a bienes fundamentales, como la nutrición, la salud, la educación y la seguridad. “No es normal que personas acampen por horas en las guardias de hospitales para conseguir una atención médica, que nuestros discapacitados sean humillados, la falta de fuentes de trabajos genuinos y dignos, trabajadores con sueldos que no satisfacen las necesidades básicas de sus familias, sueldos incoherentes de profesionales de la medicina, educación y otros , mientras integrantes del sector político del Estado reciban sueldos millonarios, no puede ser normal que cada vez sean más las familias endeudadas para alimentarse, no podemos normalizar personas dentro de los contenedores de basura para sobrevivir gracias al desecho de otros, que nuestros ancianos vivan sus últimos años de vida con jubilaciones miserables y medicamentos restringidos, no puede ser normal que nuestros niños estén expuestos a un grave deterioro alimenticio, en muchos casos irreversible, frente a la imposibilidad de una adecuada nutrición”, señalan los pastores. “Creemos –agregan- que es sumamente importante contar con escuelas con infraestructuras adecuadas donde nuestros niños estudien y nuestros docentes desarrollen su profesión adecuadamente. También es vital seguir trabajando por el flagelo de la droga y de la inseguridad en nuestra ciudad”. “En síntesis, la necesidad ya es moral”, enfatizan. Y refuerzan el concepto señalando que “mucha gente está hundida en una profunda aflicción, la desesperanza y la profunda tristeza, lo cual hacen que el alma duela, muchos rostros reflejan el abatimiento, es que la salud emocional está siendo afectada en la mayoría de las personas, la dignidad duele y se enferma”. Los pastores evangélicos nucleados en APUC también efectúan un firme llamado a dejar atrás los odios: “Urge terminar con todo lo que nos divide o confronta, como ser el odio, la prepotencia, la provocación, las agresiones, en particular de quienes deben gestionar. Urge ver que la prioridad sea el esfuerzo de hallar soluciones a las distintas problemáticas actuales, antes que temas personales y de índole ideológicos partidarios. La única ideología de los pobres es comer todos los días, satisfacer sus necesidades básicas mientras buscan esperanzas en el futuro inmediato”. Por último, aportan una explicación desde la fe para los problemas: “Estamos convencidos que esta crisis moral es consecuencia del intento de quitar a Dios de nuestras vidas, solo en Jesucristo por su gracia y sacrificio en la cruz hallamos la verdadera esperanza y restauración, él es quien perdona nuestro pecado, sana nuestras heridas, nos reconcilia con Dios y nos otorga dignidad, por lo tanto levantemos nuestra cabeza, es el momento de volvernos a Él y buscar su pronto auxilio, solo él es la fuente de toda razón y justicia”. La carta completa: Carta abierta: La iglesia presente. Los tiempos difíciles nos impulsan a estar más presentes que nunca. Si bien el rol de la iglesia es la del mensaje de salvación mediante la fe en Jesucristo, siempre nos hemos comprometido en la ayuda a los más necesitados, tanto en contención emocional como en ayuda social, dentro de un marco cada vez más escueto de nuestras posibilidades. Reconocemos que no estamos solos en esta labor, también distintas instituciones se expresan solidariamente, esta interacción construye una red de invaluable contención social a pesar que cada vez son menos los recursos disponibles. Sabemos que quienes gobiernan tienen una responsabilidad indelegable, también sabemos que nuestra labor contribuye en disminuir la presión social que estos enfrentan, de lo contrario esa presión les seria aun mayor. Celebramos todo proyecto esperanzador y superador pero hasta ahora todo esfuerzo no parece suficiente, es necesario recordar que siempre la prioridad son las personas y sus necesidades básicas y urgentes, es necesario echar manos de la empatía, la compasión, el sentido común y el amor al prójimo, las personas no son un número en una estadística, son seres humanos lidiando con sus realidades, con sus necesidades impostergables. Nadie debería normalizar el padecimiento, mucho menos quienes tienen en sus manos las herramientas del estado, con las cuales sacar de la humillación, la postración, del hambre y la desesperanza a sus habitantes. No puede ser normal vivir sin dignidad. No es normal que personas acampen por horas en las guardias de hospitales para conseguir una atención médica, que nuestros discapacitados sean humillados, la falta de fuentes de trabajos genuinos y dignos, trabajadores con sueldos que no satisfacen las necesidades básicas de sus familias, sueldos incoherentes de profesionales de la medicina, educación y otros , mientras integrantes del sector político del Estado reciban sueldos millonarios, no puede ser normal que cada vez sean más las familias endeudadas para alimentarse, no podemos normalizar personas dentro de los contenedores de basura para sobrevivir gracias al desecho de otros, que nuestros ancianos vivan sus últimos años de vida con jubilaciones miserables y medicamentos restringidos, no puede ser normal que nuestros niños estén expuestos a un grave deterioro alimenticio, en muchos casos irreversible, frente a la imposibilidad de una adecuada nutrición. Creemos que es sumamente importante contar con escuelas con infraestructuras adecuadas donde nuestros niños estudien y nuestros docentes desarrollen su profesión adecuadamente. También es vital seguir trabajando por el flagelo de la droga y de la inseguridad en nuestra ciudad. En síntesis, La necesidad ya es moral, mucha gente est hundida en una profunda aflicción, la desesperanza y la profunda tristeza, lo cual hacen que el alma duela, muchos rostros reflejan el abatimiento, es que la salud emocional está siendo afectada en la mayoría de las personas, la dignidad duele y se enferma. Por otro lado Urge terminar con todo lo que nos divide o confronta, como ser el odio, la prepotencia, la provocación, las agresiones, en particular de quienes deben gestionar. Urge ver que la prioridad sea el esfuerzo de hallar soluciones a las distintas problemáticas actuales, antes que temas personales y de índole ideológicos partidarios. La única ideología de los pobres es comer todos los días, satisfacer sus necesidades básicas mientras buscan esperanzas en el futuro inmediato. Ante esta realidad social la iglesia está presente renovando nuestro compromiso cristiano, nos solidarizamos con los que sufren y los acompañamos mediante el ejercicio de una fe práctica y solidaria, mientras anunciamos el evangelio de salvación y esperanza. Estamos convencidos que esta crisis moral es consecuencia del intento de quitar a Dios de nuestras vidas, solo en Jesucristo por su gracia y sacrificio en la cruz hallamos la verdadera esperanza y restauración, él es quien perdona nuestro pecado, sana nuestras heridas, nos reconcilia con Dios y nos otorga dignidad, por lo tanto levantemos nuestra cabeza, es el momento de volvernos a Él y buscar su pronto auxilio, solo él es la fuente de toda razón y justicia. Fuente: APUC
Ver noticia original