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» Diario Cordoba
Fecha: 14/09/2025 12:30
A Fabio Capello lo tenía encandilado. «Cuento contigo», le dijo el entrenador blanco en uno de esos momentos de tensión máxima –todos lo son, especialmente cuando no se gana- en el Real Madrid. Era diciembre de 2006 y el calendario marcaba una cita incómoda: viaje a Kiev para medirse con el Dinamo en Champions. Tenía solo 20 años y le llamaron para ser parte del equipo de «los galácticos». A Miguel Ángel Nieto de la Calle (San Sebastián de los Reyes, 1986) le parecía estar soñando. Algo bullía en su interior, ese algo que enamoraba al técnico italiano: su gen puramente madridista, su incapacidad para abandonar, su resistencia a la derrota… Ese talante rebelde y racial que se inocula en la cantera del Bernabéu y que representan jugadores como Raúl González, uno de sus ídolos y ahora compañero de filas con Ronaldo, Roberto Carlos, Iker Casillas, Sergio Ramos, Van Nistelrooy… Una fantasía. Nieto debutó –el partido terminó 2-2 en el estadio Valery Lobanovski- y se empleó a fondo para cumplir un papel esencial en un colectivo como aquel Real, que precisaba de jugadores capaces de crear el escenario para que las estrellas brillaran. Ganaron la Liga y bailaron en Cibeles. Capello le tenía en sus planes, pero salió disparado y nunca más se vieron. Nieto volvió al Castilla. La historia comenzó de nuevo para él… y su vida sería distinta. Nieto en El Arcángel. / A.J.GONZÁLEZ Su llegada al Córdoba CF Un trienio en el Almería –en Primera-, un breve paso por el Xerez Deportivo y otros tres cursos en el Numancia –todos en Segunda- le llevaron, finalmente al Racing de Santander en Segunda B, ya con 27 años. Aún le quedaba un momento singular, un episodio que marcaría un hito en su carrera deportiva. En invierno de 2014, el Córdoba CF le llamó como refuerzo en una temporada en Segunda que no parecía demasiado buena ni demasiado mala, que deparaba actuaciones recordables con petardazos. Tan cerca de los puestos altos como de los bajos. Entre la ilusión y el resquemor. Cualquier cosa podía suceder. Nieto llegó para elevar el tono de un Córdoba que había despedido a Pablo Villa para contratar a Chapi Ferrer y pelear por un objetivo innombrable entonces. Nieto se incrustó rápido en las alineaciones y asumió con naturalidad la bendita locura en que se transformó aquel final del curso 13-14. El madrileño se enfundó la blanquiverde en 15 ocasiones. Ganó solo dos veces –en El Toralín ante la Ponferradina y en El Arcángel ante el Real Madrid Castilla-, pero el caso es que terminó celebrando un ascenso a Primera División en un club que llevaba más de cuatro décadas sin pisar la élite. ¿Qué cómo fue eso posible? Todas las carambolas y casualidades se combinaron para generar una posibilidad que el Córdoba, que estuvo allí con una persistencia conmovedora, terminó aprovechando. Quedó séptimo en la tabla, pero jugó el play off porque el filial del Barcelona no podía hacerlo; no ganó ninguno de sus duelos en la final ante la UD Las Palmas (0-0 y 1-1), pero terminó subiendo por el valor doble de un gol logrado en el tiempo de alargue en el recinto canario después de un parón por invasión de campo de los aficionados amarillos. Póster del once inicial del Córdoba CF el día de su ascenso a Primera en Las Palmas. / FRANCISCO GONZÃLEZ Nieto lloró de felicidad y grabó su nombre en la historia del Córdoba CF en apenas un puñado de semanas. Luego, como tantos otros después del salto a Primera, se encontró con las maletas en la puerta. Lleida, Hércules y Alcoyano fueron las últimas escalas de su trayectoria como futbolista. Lo dejó a los 32. Y ya tenía tomada una decisión. ¿Qué hace ahora? Nieto, que llegó a disputar 27 partidos en Primera, 72 en Segunda y 148 en Segunda B, sacó su título de entrenador pero no entró en la ruleta de los banquillos. «Tengo familia y muchos amigos en la policía y siempre me decían ‘¿por qué no te presentas?’. Había estudiado mucho, le había dado 25 vueltas al temario y me animé», relataba en una entrevista en el digital Relevo. Se marchó a Ávila para entrar en la Academia de Policía Nacional, donde se formó para cumplir uno de sus sueños. «Siempre me había gustado mucho el mundo de la policía, de la investigación, de la criminología, del derecho… Era algo que tenía en mente. Al final de mi etapa de futbolista ya empecé a leer mucho, y cuando me planteo un objetivo voy a muerte a por ello. Necesito estar haciendo algo y sentirme útil. En la policía cada día es diferente y eso es lo que necesito». Nueve meses de curso, un año de prácticas en la calle… El agente Nieto, listo para la acción. Algunos de sus compañeros saben su pasado como futbolista. Otros lo descubren cuando notan su nivel en cualquier pachanga en un día libre. Defendiendo el escudo del Real Madrid o representando los valores del Cuerpo Nacional de Policía, Nieto siempre sabe estar en el sitio. «En ambos trabajos he intentado mantener el equilibrio para estar en el estado óptimo en todo momento y no perder la concentración», dice el exfutbolista, que trabaja en el grupo de fronteras en el aeropuerto de Barajas y no descarta en el futuro entrar en unidades policiales como la UIP –antidisturbios- o la UPR, especializada en situaciones de alto riesgo. Suscríbete para seguir leyendo
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