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  • Naomi Oreskes, profesora de Harvard: "Trump no sólo fomenta la duda: intenta destruir la ciencia"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 14/09/2025 12:21

    Naomi Oreskes, historiadora de la ciencia y profesora en Harvard, una disciplina y una universidad en el punto de mira de Donald Trump. Tras dos décadas investigando cómo la desinformación erosiona el consenso científico, advierte de que el Gobierno de EEUU disemina desinformación para socavar la credibilidad científica en todo el mundo. Junto con el historiador de la NASA, Erik M. Conway, es coautora de Mercaderes de la duda. Cómo un puñado de científicos ocultaron la verdad sobre el calentamiento global (Capitán Swing, 2018), y El gran mito. Cómo las empresas nos enseñaron a aborrecer el Gobierno y amar el libre mercado (Capitán Swing, 2024). En entrevista con EL PERIÓDICO analiza el impacto del segundo mandato de Trump en el mundo de la ciencia. Trump está recortando la inversión en ciencia. ¿Qué efectos puede tener en EEUU y en el resto del mundo? Estamos ante la culminación de una tendencia que venimos observando hace años: los poderosos alientan a la gente a dudar de la evidencia científica obtenida con tanto esfuerzo. Ahora Trump va un paso más allá: no sólo fomentan la duda, sino que intentan activamente destruir la ciencia. Si los científicos pierden su trabajo o no pueden asistir a reuniones internacionales –como ocurre ahora con los científicos estadounidenses a los que se ha prohibido participar en el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés)–, ni siquiera pueden hacer ciencia. Eso es profundamente alarmante, perjudicial y potencialmente irreversible. ¿Cuánta de esta desinformación procede del propio Gobierno? Aquí es donde se vuelve muy político. Hemos visto campañas de desinformación de las administraciones republicanas que se remontan a Reagan. Bajo Trump, es mucho peor. Estamos viendo cómo se eliminan agencias enteras (como la de ayuda al desarrollo, USAID) y se promueven afirmaciones patentemente falsas. El secretario de Salud, Robert F. Kennedy, ha sugerido que el sarampión se puede curar con aceite de hígado de bacalao. Esto no sólo es falso, es peligroso. Las vacunas contra el sarampión existen desde hace medio siglo y son seguras. Y en otras cosas en las que sí lleva razón, Trump nunca le hará caso. ¿En qué tiene razón? Los estadounidenses tienen menos esperanza de vida y son menos felices que los europeos. Pero las soluciones que ofrece, como no vacunarse, son falsas. Irónicamente, gran parte de los problemas provienen de la industria alimentaria (el azúcar, las grasas saturadas, los ultraprocesados) y del sedentarismo (las ciudades giran entorno a los coches, es imposible ir caminando a los sitios). Pero esta administración jamás promoverá el transporte público o regulará la industria alimentaria. Trump incluyó a Kennedy en su campaña porque estaba robándole apoyos de su base. Fue un movimiento estratégico, otro ejemplo de cómo Trump prioriza la ganancia política sobre la salud pública. ¿Cómo han evolucionado las estrategias de desinformación en los últimos años? Las tácticas básicas siguen siendo las mismas: crear dudas, retrasar la acción, oponerse a la regulación. Las tácticas empleadas para proteger a las tabacaleras se reciclaban para bloquear la acción climática. Ahora, esas prácticas están más extendidas y tienen más dinero detrás. Hoy, estos grupos no niegan que el cambio climático exista, sino que argumentan que es demasiado caro de arreglar o que las energías renovables no son fiables. Pero esos argumentos son engañosos. Las energías renovables son ahora más baratas en la mayoría de los lugares. El mensaje cambia, pero el objetivo es el mismo: proteger los intereses de determinadas corporaciones. Usted enseña en Harvard. ¿Cómo vive las presiones políticas de Trump en la universidad? Mi investigación no recibe financiación federal, todo son donaciones privadas. Fue una decisión deliberada, hace ya 10 años, para protegerme de los cambios de Gobierno en EEUU. Pero muchos colegas han perdido la financiación y los estudiantes están preocupados. El 25% de los estudiantes de Harvard son internacionales. Si los perdemos, nos perjudicaría intelectual y financieramente. Irónicamente, el Gobierno nos acusa de ser una burbuja liberal, mientras ellos mismos quieren excluir a las personas que pueden aportar ideas diferentes. "La desinformación ha evolucionado: ya no niegan el cambio climático, sino que argumentan que es demasiado caro de arreglar o que las energías renovables no son fiables" Más allá de la financiación, la Administración Trump pretende controlar el plan de estudios de lo que se enseña en Harvard. ¿Cómo está impactando eso? Esto es lo que llamamos cumplimiento preventivo: ya estamos viendo cómo las agencias se autocensuran. A los científicos se les dijo que no utilizaran el término 'cambio climático'. La Unión Geofísica Americana eliminó las menciones a la diversidad de su sitio web después de que Trump fuera elegido, temiendo que una pequeña subvención pudiera estar en riesgo. Estamos aliviados y orgullosos de que nuestra administración en Harvard se haya mantenido firme contra el escrutinio del currículo. Esto son prácticas antidemocráticas y antiintelectuales. Algunos conservadores dicen que deberíamos preocuparnos menos por el clima y más por una "crisis de fertilidad". ¿Cómo responde a eso? Francamente, deberíamos enfadarnos. Es ofensivo y engañoso. Hay casi 11.000 millones de personas en la Tierra. No hay escasez de población. El cambio climático no causará la extinción, pero provocará un sufrimiento masivo, como ya está ocurriendo. Cuando las mujeres pueden elegir, suelen tener uno o dos hijos. Yo tengo dos y me encanta ser madre. ¿Cinco... nueve? Ni en un trillón de años. Sería duro para mi cuerpo y todo mi tiempo y energía se iría en ello. La derecha habla de libertad, pero critica cuando las mujeres la ejercen. No es una crisis de fertilidad, es una elección libre y sensata. La inteligencia artificial (IA) puede construir argumentos adaptados a las creencias de cada uno para convencerlo. ¿Deberíamos preocuparnos? Sí. Los científicos somos cuidadosos, todo lo comprobamos una y mil veces. Pero los que difunden desinformación no: hacen afirmaciones grandilocuentes sin fundamento y tergiversan. Un gran problema de la IA es que repite lo que encuentra en internet. Si un tema está saturado de desinformación, la IA se hace eco de ello, y crea la ilusión de un debate donde no lo hay. No hay debate sobre si el tabaco es perjudicial o si el cambio climático es real: ya está demostrado que es así. ¿Dónde termina el asalto de Trump a la ciencia y la academia? Creo que ganaremos. La ley está de nuestro lado y los jueces siguen bloqueando medidas presidenciales que constituyen abusos de poder. Pero me preocupan las universidades públicas más pequeñas. También están bajo presión: recortes, acoso, ataques de ideólogos que acusan a los profesores de serlo, pero no tienen tantos recursos como Harvard para hacer frente a este acoso. Cubierta del libro 'Mercaderes de la duda. Cómo un puñado de científicos oscurecieron la verdad sobre cuestiones que van desde el humo del tabaco al calentamiento global', de Naomi Oreskes y Erik M. Conway (Capitán Swing, 2018) CRÉDITO Capitán Swing / Cedida Suscríbete para seguir leyendo

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