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» La Capital
Fecha: 13/09/2025 11:12
Cartagena de Indias es conocida por su clima troplical y también es un destino popular por sus playas La ciudad Cartagena de Indias no se visita: se vive. Sus murallas centenarias, balcones coloniales cubiertos de buganvilias y el ritmo constante de la salsa en cada esquina hacen de este destino uno de los más vibrantes del Caribe. Reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, combina historia, cultura y playas de aguas cálidas en un escenario donde cada rincón parece diseñado para instalarse en la memoria. El corazón de la ciudad es su célebre centro histórico, conocido como la Ciudad Amurallada. Recorrer sus callecitas empedradas es retroceder en el tiempo: iglesias barrocas, plazas animadas y cafés que se abren en la vereda configuran una postal detenida en siglos pasados. Cada esquina esconde detalles coloniales que invitan a mirar hacia arriba : faroles antiguos, escudos tallados en piedra y balcones que estallan en flores tropicales. “Lo que más me impresionó fue caminar por la Ciudad Amurallada al atardecer. Sentí que estaba en una película, entre historia viva y música de fondo”. Clara S, 42 años, Rosario Una parada imprescindible es el Castillo de San Felipe de Barajas, la fortaleza más grande construida por los españoles en América. Erguido sobre una colina, este bastión del siglo XVII domina la ciudad y recuerda la importancia estratégica de Cartagena durante la época colonial. Desde lo alto, las vistas panorámicas permiten abrazar con la mirada tanto el mar como el trazado irregular de la ciudad vieja. 004-001- Atardeceres que quedan en la retina Cuando el calor tropical comienza a dar tregua y la luz se vuelve dorada, Cartagena despliega uno de sus momentos más cautivadores. Caminar por las murallas al final del día, con el sol hundiéndose en el Caribe, es casi un rito para locales y visitantes. Allí se concentran bares y restaurantes con terrazas abiertas donde se sirven cócteles a base de ron, ceviches frescos y otras delicias de mar. Algunos suman música en vivo o espectáculos espontáneos de tambores y danza afrocolombiana. La postal se completa con el vuelo de las gaviotas sobre el mar, el murmullo constante de la ciudad y la sensación de estar viviendo algo único. Escapadas de mar y naturaleza Más allá de su poderosa carga histórica y cultural, Cartagena también es punto de partida hacia algunos de los paisajes más espectaculares de Colombia. A tan solo una hora en lancha, las Islas del Rosario ofrecen un paraíso de aguas transparentes, corales coloridos y playas perfectas para desconectarse. El Parque Natural que las protege es hogar de una biodiversidad marina sorprendente, ideal para quienes disfrutan del buceo, el esnórquel o simplemente descansar bajo una palmera. “Nadar en las Islas del Rosario fue como estar en un acuario natural. Nunca había visto tantos colores bajo el agua”. Marcos P., 29 años, Buenos Aires. 004-002-RESTO Otra escapada imperdible es Barú, donde Playa Blanca deslumbra con su mar turquesa y su arena suave. Aunque suele haber bastante movimiento, especialmente en temporada alta, su belleza intacta compensa cualquier esfuerzo. Es también un destino elegido por quienes buscan un contacto más directo con la naturaleza, lejos del ritmo más urbano de Cartagena. Sabores con identidad La gastronomía cartagenera es una fiesta de sabores, texturas y tradiciones. Influenciada por las raíces africanas, indígenas y españolas, ofrece platos que hablan del mestizaje cultural que caracteriza a la ciudad. La arepa de huevo, crujiente por fuera y suave por dentro, es una de las favoritas tanto en puestos callejeros como en restaurantes. El arroz con coco, que suele acompañar pescados o mariscos, resume en cada bocado la identidad costeña. >> Leer más: Efecto Aruba: playas, aventuras y sabores en una isla que se lleva en el alma Otro clásico es el sancocho de pescado (un plato que combina pescado fresco con papa, banana y verduras), servido bien caliente incluso bajo el sol. Como contrapunto refrescante, se recomienda probar los jugos de frutas tropicales: lulo, maracuyá, tamarindo o mango biche, todos preparados en el momento. La experiencia culinaria se potencia con la amabilidad de su gente, que suele recomendar con entusiasmo sus platos favoritos y no duda en contar las historias ocultas detrás de cada receta. Cultura que late todo el año Esta ciudad no solo conserva su pasado con orgullo: también lo proyecta hacia el presente. En los últimos años se ha transformado en un destino clave para el turismo cultural. A lo largo del año se celebran festivales de cine, literatura, música y arte que atraen visitantes de distintas partes del mundo y llenan sus calles de propuestas contemporáneas. 005-001-haguirrephoto-13 (1) El Hay Festival, por ejemplo, reúne a grandes figuras del pensamiento y la literatura, mientras que el Festival Internacional de Cine ofrece una mirada diversa y abierta al séptimo arte. Un destino que siempre invita a regresar Viajar a Cartagena es mucho más que disfrutar del mar Caribe. Es bucear en una ciudad que late con intensidad, que guarda en sus muros la memoria de siglos pasados y que, al mismo tiempo, ofrece la frescura de lo contemporáneo. Ya sea para recorrer sus calles coloniales, descubrir playas paradisíacas o dejarse llevar por el ritmo alegre de su gente, esta ciudad siempre tiene una razón para volver. Datos útiles Cómo llegar: Copa y Latam tienen vuelos desde Rosario. Copa posee diez frecuencias semanales, vía la Ciudad de Panamá, mientras que Latam tiene tres frecuencias semanales con conexión en Lima. Cuándo ir: la mejor época para visitar Cartagena es de diciembre a abril, cuando el clima es seco, los días son soleados y el mar, más calmo. Es temporada alta, ideal para quienes buscan vida social y actividades al aire libre. Tips para disfrutar Cartagena al máximo Evitar las horas de más calor: entre las 12 y las 16, la temperatura puede superar los 35°C. Lo ideal es programar actividades bajo techo o descansar durante esa franja horaria. Llevar calzado cómodo: el casco histórico tiene calles empedradas que invitan a caminar, pero requieren buen calzado. Regatear con amabilidad: en mercados o excursiones es común negociar precios. Hacerlo con respeto es parte de la experiencia. Probar jugos tropicales: mango biche, maracuyá y lulo son solo algunos de los sabores locales que se ofrecen en carritos callejeros.
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