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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/09/2025 13:47
arney y Betty Hill eran una pareja estadounidense, presuntamente secuestrada por extraterrestres en una zona rural de New Hampshire entre el 19 y el 20 de septiembre de 1961 (Grosby) Ninguno de los dos creía en la vida extraterrestre. Ninguno de los dos buscaba fama ni dinero. Pero Betty y Barney Hill, una pareja de New Hampshire se hizo mundialmente conocida por un acontecimiento ocurrido en septiembre de 1961 cuando se convirtieron en los protagonistas del primer relato de abducción alienígena, que impresionó al mundo y lo llenó de sugestión. Porque detrás de ellos, llegaron miles contando situaciones similares. Este relato generó un miedo antes desconocido. Antes existían otros, igual de escalofriantes, como ser poseído por el demonio. Pero el temor a ser secuestrado por un plato volador fue una novedad gracias a Betty y Barney y todo lo que ocurrió después. En el céntrico estado de New Hampshire, una pequeña estación de servicio sobre la ruta 3 exhibe aún recortes y recuerdos de este suceso que dejó una huella profunda en la cultura pop estadounidense. Una placa conmemorativa instalada por la División de Recursos Históricos recuerda a los viajeros que allí, cerca del pueblo de Indian Head, comenzó la historia que acuñó el término “abducido por extraterrestres”. Caía la noche del 19 de septiembre de 1961 cuando, tras pasar las vacaciones en Canadá, el matrinonio y su perro salchicha Delsey regresaban a su casa en Portsmouth. La placa que ruecuerda a Betty y Barney Hill en la autopista Daniel Webster (Route 3), Lincoln, New Hampshire En medio del trayecto por la solitaria ruta 3, que atraviesa las Montañas Blancas de New Hampshire, observaron una luz muy brillante en el cielo que parecía estar siguiendo el recorrido del auto de ellos. Al principio creyeron que se trataba de una estrella fugaz, pero el movimiento les resultó extraño. No cayó. Pareció ascender donde se se veía la Luna, que estaba en cuarto creciente. Betty le pidió a Barney que parara el Chevy Bel Air del 57 a un costado de la ruta para ver mejor y de paso, el perro hacía sus necesidades. Años antes Betty y Barney, habían leído en los diarios algunas notas sobre el caso Roswell, un supuesto accidente de un OVNI ocurrido en Nuevo México, en 1947, que dio lugar a teorías de conspiración sobre el encubrimiento gubernamental de un encuentro extraterrestre, pero no sabían mucho más y le restaron importancia al asunto. Ellos, quienes conformaban un matrimonio mixto - ella blanca, el negro, algo inusual en los Estados Unidos en esos años- eran activistas en la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP). Betty se desempeñaba como trabajadora social y Barney, como empleado del correo, ambos vecinos respetados por la comunidad de Portsmouth, donde vivían y asistían a la iglesia con asiduidad. Los tres bajaron. Barney iba armado. La zona estaba habitada por osos y quería asegurarse de no morir entre las garras de ninguno. Betty siguió los movimientos de la luz con unos nuevos prismáticos, y alcanzó a ver el objeto con luces destellantes de colores. Barney, que estaba atento a Delsey, le restó importancia diciendo que podría ser un avión. Retrato de Barney Hill en 1967 (Grosby) Regresaron al vehículo, y mientras avanzaba a baja velocidad, siguieron la luz que su vez parecía seguirlos a ellos. Con intermitencia, se ocultaba entre las montañas, pero luego, volvía a verla cada vez más cerca. En un momento advirtieron que el objeto que emitía la luz había descendido en el monte Canon, pero súbitamente volvió a despegar para acercarse al auto. Allí, donde estaban ellos. El matrimonio, que se encontraba a poco más de un kilómetro del pueblo Indian Head, vieron descender el punto luminoso a unos 20 a 25 metros sobre el auto. La luz que encandiló a Barney hizo que frenara el auto. Algo los hizo descender y Barney enfocó el largavista en el objeto que los alumbraba. Vio una nave en forma de disco con ventanillas, a través de las cuales divisó entre ocho y once seres de forma humanoide que los miraban a ellos. Sus ojos eran grandes y la piel grisácea, iban uniformados de negro con gorras al tono. Barney creyó ver que los tripulantes del OVNI comenzaron a operar un tablero, mientras uno de ellos, que seguía observándolos desde la ventana de la nave, le dio una orden “telepática”: “Quedate donde estás y seguí mirando”, sintió que le decía. La pareja de activistas se quedó inmóvil, a medida que la nave se acercaba todavía más, hasta situarse a unos 15 metros sobre sus cabezas. Sin saber cómo, reaccionaron en conjunto, como si se hubieran puesto de acuerdo, los dos corrieron hasta el auto, mientras la nave seguía sobre ellos hasta que desapareció. Barney recordó, tiempo después, haberle gritado a Betty: “¡Nos van a capturar!" En el auto escucharon sonidos mecánicos y pitidos, sintieron un hormigueo, y tras un “bache” de dos horas, aparecieron 55 kilómetros adelante, sin recordar cómo. Al llegar a casa, notaron anomalías: el baúl tenía círculos brillantes que alteraban una brújula magnética, sus relojes se habían detenido, la correa de los largavistas estaba rota, la ropa de Betty había resultado rasgada y cubierta de extraño polvo, y Barney sintió que le habían extraído semen. La obsesión por dibujar la imagen de la nave mediante dibujos se apoderó de ambos, acompañada por el impulso de deshacerse de toda la ropa que utilizaron durante el trayecto. Además, sentían la necesidad incontrolable de ducharse repetidas veces al día. Cada noche, Betty despertaba de aterradoras pesadillas que pronto olvidaba. Tuvieron que pasar tres días, en medio de comportamientos erráticos, para que al trabajadora social se animara a llamar por teléfono a la base Pease de la Fuerza Aérea para informar el encuentro con la nave extraterrestre. Un día después, recibieron la visita del mayor Paul W. Henderson, que conversó con ellos no más de 30 minutos. En su informe, fechado el 26 de septiembre de 1961, el militar escribió que posiblemente hayan confundido al planeta Júpiter con un plato volador. De todos maneras, la información fue enviada al Proyecto Libro Azul, el equipo de investigación OVNI de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Telepatía y Zeta Reticuli La información que Betty aseguró haber recibido del líder extraterrestre permitió elaborar un mapa estelar centrado en el sistema binario Zeta Reticuli, localizado a 39 años luz de la Tierra, y según su testimonio, ese sería el origen de los visitantes del OVNI. De acuerdo con el relato, quienes abdujeron a Betty y Barney podían comunicarse telepáticamente, aunque en una parte del procedimiento, el individuo al mando se dirigió a ellos en inglés. OVNIS: Impresión artística de extraterrestres que secuestraron por un tiempo a Barney y Betty Hill, en New Hampshire, EE. UU., en 1961. Los dibujos se basan en relatos de los Hill, durante la hipnosis Grosby Ambos coincidieron al describir a los alienígenas: seres de aproximadamente un metro y medio de estatura, piel gris, cabeza voluminosa con forma de pera invertida, ojos grandes y rasgos faciales mínimos. Según narraron, cuando el automóvil comenzó a vibrar, los ocupantes de la nave los capturaron y les realizaron diversas pruebas, además de alterarles la memoria para que no recordaran la experiencia. Durante 1964, en el transcurso de seis meses, el neurólogo y psiquiatra Benjamin Simon sometió por separado a Betty y Barney a múltiples sesiones de hipnosis regresiva. En ese estado, ambos reconstruyeron los hechos del intervalo perdido entre la desaparición de la nave y su llegada a casa, momento que hasta entonces permanecía suprimido de sus mentes. La investigación se mantuvo inactiva cerca de tres años hasta la participación de Simon, reconocido por su trabajo con la hipnosis terapéutica. Foto de archivo (septiembre 1966), junto a su esposo en su casa de Portsmouth, de la mujer y primera persona que aseguró haber sido abducida por un OVNI de extraterretres durante dos horas. Vertical. AP El caso no fue divulgado hasta varios años después. Al principio la pareja, que llevaba una vida social muy activa en la ciudad intentó retomar la rutina y proteger su intimidad. Pero tras hablar con un grupo religioso, la historia llegó a oídos del periodista John Luttrell, quien la publicó en el Boston Traveler y la agencia United Press International la difundió a nivel global. La cobertura periodística coincidió con la filtración de las notas de las sesiones de hipnosis que ambos realizaron entre 1964 y 1965 con el psiquiatra Benjamin Simon. El doctor concluyó que ambos sufrían amnesia y habían rellenado involuntariamente sus lagunas de memoria con falsos recuerdos, influenciados por los sueños y la sugestión. La versión completa y sus detalles fueron finalmente plasmados en el libro El viaje interrumpido (“The Interrupted Journey”), escrito en colaboración con el escritor John G. Fuller, que se convirtió en un éxito editorial y fue la base de la película El incidente OVNI (1975). La sobrina de la pareja, Kathleen Marden explicó a la televisión británica que “ninguno de los dos creía antes en extraterrestres, ni eran personas propensas a estas ideas”. Ambos murieron décadas después: Barney en 1969, a los 46 años tras un derrame cerebral, y Betty en 2004 a los 85 años por cáncer de pulmón, legando sus archivos personales a la biblioteca de la Universidad de New Hampshire. Tras su muerte, Betty denunció el “circo mediático” en torno al fenómeno OVNI. La influencia del relato de los Hill se extendió en la literatura, el cine y la televisión. Inspiró desde los “Encuentros cercanos del tercer tipo” de Steven Spielberg hasta “Los expedientes secretos X”. Asimismo, cimentó la iconografía de los “alienígenas de ojos grandes y piel gris” y desató durante la segunda mitad del siglo XX la fiebre por los ovnis a escala global. Un abducido cada pocos segundos El astrónomo y divulgador Carl Sagan (1934-1996), escribió en 1991 el ensayo "El mundo y sus demonios: la ciencia como una luz en la oscuridad" en el que abordó este tema de la fiebre de los secuestros alienígenas. Trazó paralelismos históricos entre la caza de brujas, las visiones religiosas con los relatos modernos de abducciones y allí subrayó la tendencia humana a la credulidad y la fabricación de recuerdos bajo presión social o terapéutica. El astrónomo y divulgador Carl Sagan En el capítulo Extraterrestres, Sagan escribió la historia de una abducción que se repetía una y otra vez, entre los norteamericanos, obsesionados con el tema. “Fuera todavía está oscuro. Estás tendido en la cama, totalmente despierto. Descubres que estás completamente paralizado. Notas que hay alguien en la habitación. Intentas gritar. No puedes. A los pies de la cama hay varios seres grises y pequeños, de apenas un metro de alto. Tienen la cabeza en forma de pera, calva y grande para su cuerpo. Tienen unos ojos enormes, las caras inexpresivas e idénticas. Llevan túnicas y botas. Confías en que se trate de un simple sueño. Pero la impresión que tienes es que está ocurriendo realmente. Te levantan y, misteriosamente, ellos y tú atraviesas la pared de tu cuarto. Flotas en el aire. Subes muy alto hacia una nave espacial metálica en forma de platillo. Una vez dentro, te llevan a una sala de revisión médica. Un ser más grande pero similar —evidentemente, una especie de médico— se encarga de ti. Lo que sigue es todavía más aterrador. Te exploran el cuerpo con instrumentos y máquinas, especialmente las partes sexuales. Si eres un hombre, puede que te saquen muestras de esperma; si eres mujer, pueden extraerte óvulos o fetos, o implantarte semen. Te pueden obligar a mantener relaciones sexuales. Después te pueden llevar a una habitación diferente donde unos bebés o fetos híbridos, en parte humanos y en parte como esas criaturas, te devuelven la mirada. Puede ser que te amonesten por la mala conducta humana, especialmente por la expoliación del medio ambiente o por permitir la pandemia del sida; se te ofrecen cuadros de devastación futura. Finalmente, esos emisarios grises y melancólicos te conducen fuera de la nave espacial y atraviesan la pared para depositarte en tu cama. Cuando recuperas la capacidad de moverte y hablar... ya no están. Puede ser que no recuerdes el incidente de inmediato. Quizá simplemente eches en falta un período de tiempo inexplicablemente perdido y te devanes los sesos pensando en él. Como todo eso parece tan raro, te preocupa un poco tu salud mental. Naturalmente, no sientes ninguna inclinación a hablar de ello. Por otro lado, la experiencia es tan perturbadora que es difícil mantenerla callada. Todo sale a la luz cuando oyes relatos similares, o cuando un terapeuta simpático te hipnotiza, o incluso cuando ves una fotografía de un «extraterrestre» en uno de los muchos libros, revistas populares o «documentales especiales» de televisión sobre los ovnis. Hay gente que dice poder recordar experiencias así desde la más tierna infancia. Piensan que sus propios hijos están siendo abducidos por extraterrestres. Ocurre por familias. Es un programa eugenésico, dicen, para mejorar la raza humana. Quizá los extraterrestres han hecho eso siempre. Quizá, dicen algunos, ése es el origen de los humanos". En el mismo capítulo, el astrofísico reprodujo los datos de una encuesta, que se repite y asegura que una gran cantidad de norteamericanos creía que eran visitados por seres extraterrestres en platos voladores. “En una encuesta Roper de 1992 —especialmente encargada por los que aceptan la historia de la abducción extraterrestre a pies juntillas— el dieciocho por ciento de casi seis mil adultos americanos dijeron que a veces se despertaban paralizados, conscientes de la presencia de uno o más seres extraños en su habitación. Un trece por ciento declara extraños episodios de tiempo perdido (detención del tiempo), y el diez por ciento declara haber volado por el aire sin asistencia mecánica. Sólo con esos resultados, los promotores de la encuesta concluyen que el dos por ciento de los americanos han sido abducidos, muchos de ellos repetidas veces, por seres de otros mundos. La cuestión de si los encuestados habían sido secuestrados realmente por extraterrestres no se planteó nunca. Si creyésemos la conclusión alcanzada por los que financiaron e interpretaron los resultados de esta encuesta, y si los extraterrestres no son parciales con los americanos, el número de abducidos en todo el planeta sería superior a cien millones de personas. Eso significa una abducción cada pocos segundos durante las últimas décadas. Es sorprendente que no lo hayan notado más vecinos”, ridiculizó. Uno de los grandes problemas que advirtió Sagan es cómo la cultura popular y los medios de comunicación alimentan la creencia en ovnis, abducciones extraterrestres, astrología, curanderos y teorías conspirativas, mientras el escepticismo y la ciencia real apenas tienen presencia. Aun así, son muchos los que continúan creyendo en el relato de Betty y Barney Hill. Hoy los videos llegan por las redes sociales, donde la manipulación de las imágenes están a la orden del día. De todas maneras, quien quiere creer no necesita evidencias.
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