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  • Pesaba 145 kilos y bajó a 62: la impactante transformación de Monica Di Giacomo, la mujer que se escondía y ahora es fisicoculturista

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 12/09/2025 10:35

    De 145 kilos a 62: la impactante transformación de Monica Di Giacomo, la mujer que prefería esconderse y ahora es fisicoculturista La imagen de Mónica Di Giacomo sobre el escenario, lista para su primer certamen de fisicoculturismo en Fort Lauderdale, representa mucho más que una transformación física. Tras perder más de 81 kilos y superar profundas heridas emocionales, esta mujer de Miami se ha convertido en un ejemplo de resiliencia y salud integral. Su historia, que abarca una década de lucha y autodescubrimiento, va mucho más allá de la pérdida de peso: es un testimonio de supervivencia, autoestima y esperanza para quienes enfrentan desafíos similares. Antes de alcanzar este punto, la vida de Di Giacomo estuvo marcada por el dolor y la invisibilidad. Creció en Miami durante los años 80, en una época en la que la presión social sobre el cuerpo femenino era intensa y excluyente. Nunca encajó en los cánones de belleza de la época, lo que la llevó a experimentar con dietas extremas y a buscar consuelo en la comida. La muerte de su abuelo por suicidio, la pérdida de su madre a causa del cáncer y una relación sentimental en la que nunca fue reconocida públicamente profundizaron su sensación de aislamiento. “Llegas a un tamaño en el que la gente deja de verte como persona porque eres demasiado grande, demasiado gorda”, recuerda Di Giacomo en entrevista con USA Today. Así, su autoestima se desplomó hasta el punto de considerar el suicidio, convencida de que no tenía valor ni para sí misma ni para los demás. Mónica Di Giacomo pasó de ser una mujer con sobrepeso a una fisicoculturista (foto: Composición fotográfica/Instagram/@moicostalot) El inicio del cambio El punto de inflexión llegó en su cumpleaños número 37, durante una revisión médica rutinaria en el otoño de 2015. Su médico, con quien mantenía una relación de años, le advirtió con crudeza: “No te veré en la próxima visita. Vas a morir si no haces cambios”. Los datos eran alarmantes: colesterol por encima de 400, presión arterial de 155/110, prediabetes y un peso de 145 kilogramos. Por primera vez, la gravedad de la situación se hizo ineludible. Acordaron un plan que incluía trabajar con una dietista registrada, someterse a una cirugía bariátrica de manga gástrica y modificar radicalmente su estilo de vida. La intervención quirúrgica, realizada en la primavera siguiente, fue solo el inicio de un proceso mucho más complejo. “La gente piensa que basta con operarse y ya está, pero no es así. No es una cirugía mágica. Hay que cambiar la vida”, explicó Di Giacomo en declaraciones recogidas por USA Today. Decidida a transformar su realidad, Di Giacomo acudió a varios gimnasios de Miami en busca de un entrenador. Sin embargo, todos la rechazaron por considerarla un riesgo para la salud y anticipar que abandonaría pronto. Ante la negativa, comenzó a ejercitarse por su cuenta dos veces por semana, alternando bicicleta estática y caminatas en la cinta. “Mi objetivo no era verme bien. Solo quería estar viva”, recordó. Finalmente, encontró a un entrenador dispuesto a acompañarla en el proceso. El proceso de perder peso se acompañó de un aprendizaje sobre nutrición y amor propio (foto: Composición fotográfica/Instagram/@moicostalot) Aprendizajes sobre nutrición, disciplina y bienestar emocional El inicio en el gimnasio fue silencioso y reservado. Di Giacomo ocultaba tanto su cuerpo como sus emociones, y durante el primer año apenas sonrió, según relató su entrenador. No obstante, la constancia fue su aliada. El entrenador, Marino Di Giacomo, le solicitó análisis de laboratorio y diseñó un plan integral que desafiaba todo lo que ella y muchas mujeres habían aprendido sobre alimentación y ejercicio. “Todo lo que sabía sobre comida y dietas era mentira”, reconoció Di Giacomo. Durante años creyó que levantar pesas la haría parecer masculina y que debía comer muy poco. El nuevo enfoque le enseñó a contar macronutrientes —proteínas, carbohidratos y grasas— en lugar de calorías, a no saltarse comidas y a entender que la salud no siempre se refleja en la balanza. El proceso de aprendizaje fue gradual. En lugar de prohibirse alimentos, su entrenador le propuso estrategias para controlar la ansiedad, como dejar dos galletas en la mesita de noche para comerlas solo si sentía hambre durante la madrugada. Con el tiempo, esas galletas permanecían intactas al despertar. Su dieta pasó a incluir varias comidas diarias ricas en proteínas, vegetales y grasas saludables, y una cantidad de carbohidratos que habría asustado a muchas mujeres: 147 gramos de proteína y 321 gramos de carbohidratos al día, para un total de unas 2.500 calorías. “Comer más —no menos— es lo que dice la ciencia para estar delgada”, explicó, subrayando la importancia de equilibrar las hormonas y evitar problemas metabólicos. A pesar de los avances, el camino estuvo lleno de obstáculos emocionales. Hubo días en los que Di Giacomo lloró durante los entrenamientos, dudó de sí misma y se dejó llevar por recuerdos de su adolescencia, cuando no podía usar la ropa de moda. En ocasiones, se frustró al medir su progreso solo en libras perdidas, sin valorar la ganancia de músculo. Su entrenador le recordaba que cada pequeño avance contaba. La disciplina y la rutina en el gimnasio se convirtieron en un refugio para su salud mental, un espacio donde podía pensar y ver resultados tangibles. “Era la forma más pura de coraje”, reflexionó. La alimentación balanceada y la actividad física como claves para el bienestar físico y mental (foto: Composición fotográfica/Instagram/@moicostalot) Una vida nueva: resiliencia, amor propio y el debut en fisicoculturismo Con el paso de los años, Di Giacomo perdió 55 kilos adicionales, ganó masa muscular, se sometió a cirugías para eliminar el exceso de piel y dejó de necesitar medicación para la presión arterial, la diabetes y el colesterol. Abandonó la ropa holgada y, tras reconciliarse consigo misma, también encontró el amor en quien la acompañó durante todo el proceso: su entrenador, Marino Di Giacomo, con quien se casó en el verano de 2022. “Fue mi clienta con más peso y ahora es la más en forma. Ella tiene mi corazón”, afirmó. La protagonista reconoce que durante años intentó hacerse más pequeña para agradar a los demás. Hoy, al mirar sus fotos del pasado, ve a una mujer asustada pero valiente, que se atrevió a empezar de nuevo pese al cansancio y la desesperanza. En los momentos más oscuros, su entrenador le sugería asistir a clases de spinning para sobrellevar la tristeza, y hubo días en los que llegó a tomar hasta tres clases seguidas. Ahora, Mónica se describe como una mujer que baila en la cinta de correr con una camiseta corta y apoya a otras personas en su camino hacia el bienestar. “Ahora soy muy feliz. No solo me quiero, realmente me quiero”, aseguró, añadiendo con humor: “¡Hasta mis estrías me parecen lindas!”. La historia de Mónica destaca la importancia de la salud mental en cualquier proceso de cambio (foto: Instagram/@moicostalot) La preparación para el certamen de fisicoculturismo implica entrenamientos más intensos y una dieta aún más estricta. Actualmente, Di Giacomo pesa 62 kilogramos y tiene un 14% de grasa corporal. Su objetivo al participar no es solo personal, sino también inspirar a otras mujeres de mediana edad a priorizar su salud y recordarles que su bienestar importa. Al subir al escenario, bajo las luces que resaltan cada músculo trabajado, Di Giacomo sabe que la transformación más valiosa no es la que se refleja en el espejo, sino la que ha experimentado en su interior.

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