Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • A 40 años de aquél “Nunca más” que sonó con fuerza y fuera adoptado en la defensa de los derechos humanos en el mundo entero

    Chajari » Chajari al dia

    Fecha: 12/09/2025 00:19

    En las primeras horas de la tarde del 11 de septiembre de 1985, el país vivía una expectativa inmensa. Esperaba que Julio César Strassera comenzara a desarrollar el alegato final de la acusación contra los excomandantes de las Fuerzas Armadas. Ese día, al término de aquél alegato que hizo historia, el fiscal Strassera remató con una frase que sonó con fuerza en el mundo entero: “Nunca más”. Vale recordar que la democracia argentina era muy débil aún, pero nada frenó la decisión de juzgar a los responsables de un plan de muerte, desaparecidos y torturas que viviera el país. A pocos días de asumir la Presidencia de la Nación, Raúl Alfonsín firmó el Decreto 158/83, buscando poner fin a la impunidad de los responsables de los crímenes cometidos durante la dictadura militar de 1976-1983. En ese Decreto se reconoció que las Juntas Militares habían implementado un plan basado en métodos ilegales para combatir el terrorismo y la subversión, resultando en miles de personas siendo ilegalmente privadas de libertad, torturadas y muertas. Se abrían las puertas para el juicio. Pero además y es importante citar porque no pocas veces se olvida o se omite, ese día Alfonsín también firmó el Decreto 157/83, promulgado al mismo tiempo que el antes mencionado. En el mismo se promovía la persecución penal de los cabecillas de las organizaciones armadas Montoneros y ERP y señalaba explícitamente a los montoneros Mario Eduardo Firmenich, Fernando Vaca Narvaja, Ricardo Obregón Cano, Rodolfo Galimberti, Roberto Cirilo Perdía y Héctor Pedro Pardo y al probablemente único miembro del ERP sobreviviente, Enrique Gorriarán Merlo. Estos también fueron juzgados y condenados. Aquél 11 de septiembre de 1985, hace ya 40 años, los ojos de los argentinos y de periodistas de muchos países, estaban puestos en el juicio a las Juntas Militares y, fundamentalmente, en el alegato del fiscal Strassera. “La comunidad argentina en particular, pero también la conciencia jurídica universal, me han encomendado la augusta misión de presentarme ante ustedes para reclamar justicia. Razones técnicas y fácticas tales como la ausencia de un tipo penal específico en nuestro derecho interno que describa acabadamente esta forma de delincuencia que hoy se enjuicia aquí y la imposibilidad de considerar uno por uno los miles de casos individuales, me han determinado a exhibir, a los largo de diecisiete dramáticas semanas de audiencia, tan solo 709 casos que no agotan, por cierto, el escalofriante número de víctimas que ocasionó lo que podríamos calificar como el mayor genocidio que registra la joven historia de nuestro país”, comenzó diciendo Strassera. El Juicio a las Juntas había empezado el 22 de abril y desde entonces en la Sala de Audiencias del Palacio de Justicia de la Nación se venían escuchando centenares de testimonios de sobrevivientes y familiares de desaparecidos, lo que fue seguido con estupor y dolor por la inmensa mayoría de la gente. Sentados en los banquillos de los acusados estaban Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto Eduardo Viola, Omar Graffigna, Armando Lambruschini, Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Lami Dozo y Jorge Anaya. Fue la primera vez que todos los procesados se hacían presente en la sala. Videla y Galtieri vestían trajes de civil; el resto, uniforme militar. Estaban sentados ante los jueces y el fiscal, a fin de escuchar el alegato de la acusación. “Pero no estoy solo en esta empresa. Me acompañan en el reclamo más de nueve mil desaparecidos que han dejado, a través de las voces de aquellos que tuvieron la suerte de volver de las sombras, su mudo pero no por ello menos elocuente testimonio acusador”, dijo el fiscal. Con el número citado Strassera se refirió a los casos recogidos y comprobados por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CoNaDeP). El fiscal en su alocución dejó en claro que lo que se juzgaba era algo excepcional y que las tremendas violaciones de los Derechos Humanos fueron cometidas en el marco del plan sistemático de represión ilegal. Además y esto es fundamental, calificaba a los delitos de genocidio, una caracterización que abría un camino judicial y sería decisiva en el futuro. El término “genocidio” en una causa de lesa humanidad no tenía antecedentes en el mundo. Los militares escuchaban en silencio. Así fue entre ese miércoles 11 y el 18 de septiembre, los días durante los cuales Strassera y el fiscal adjunto Luis Moreno Ocampo se turnaron para pronunciar los alegatos. La frase final, pronunciada por el fiscal Julio César Strassera la tarde del miércoles 18, nuevamente ante una sala colmada, sonó con fuerza en el mundo y ya es historia: “Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca más”. Los fallos El 9 de diciembre de 1986, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital dio a conocer su fallo: Videla y Massera fueron condenados a reclusión perpetua e inhabilitación absoluta con accesoria de destitución; Viola fue penado con 17 años de prisión y a inhabilitación absoluta perpetua con la accesoria de destitución; Lambruschini fue condenado a 8 años de prisión y a inhabilitación absoluta perpetua con la accesoria de destitución; y Agosti recibió 4 años y 6 meses de prisión y a inhabilitación absoluta perpetua con la accesoria de destitución. Arturo Basilio Lami Dozo y Omar Domingo Rubens Graffigna fueron absueltos porque asumieron la comandancia después que se cerrara el único centro de detención de su fuerza. Leopoldo Fortunato Galtieri y Jorge Isaac Anaya fueron absueltos porque no se pudo demostrar que personal a su cargo siguiera cometiendo alguno de los delitos del sistema ilegal de represión implementado cuando ellos asumieron el poder. Juicios posteriores, a partir de nuevas pruebas y testimonios, demostrarían la responsabilidad de los absueltos, que también serían condenados. Con el Juicio a las Juntas, la democracia argentina le dio un ejemplo al mundo entero. El “Nunca más” quedó grabado para siempre en la lucha en defensa de los derechos humanos de todo el mundo. G.S.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por