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  • Quién gana en Misiones con el resultado de Buenos Aires – MisionesOpina

    » Misionesopina

    Fecha: 11/09/2025 16:39

    Por Luis Huls* Las elecciones del 7 de septiembre en Buenos Aires dejaron un dato central: el gran derrotado fue La Libertad Avanza. Diego Hartfield, por proyección y por identificación, carga también con esa derrota. Ahora bien, la pregunta que corresponde hacerse es otra: ¿en Misiones hubo ganadores? La respuesta es menos cómoda de lo que muchos quisieran. En Misiones, distintos espacios salieron a festejar como si el resultado bonaerense les perteneciera. Desde la Renovación, con Passalacqua, Herrera y Lucas Romero encabezando declaraciones públicas; hasta Cacho Bárbaro, que habló de “ponerle freno” también en Misiones, aun cuando su espacio no cerró acuerdo con Cristina Brítez. Brítez, a su vez, también se subió al tren del triunfo, reapareciendo después de años de silencio político, como si los misioneros solo existieran cuando se acercan las urnas. El error de lectura es evidente: lo que ocurrió no fue un triunfo de otros, sino un freno ciudadano a un modelo cruel y deshumanizante. La gente no salió a “elegir” a la oposición, sino a “rechazar” al oficialismo libertario. Esa diferencia semántica es crucial: no hubo coronación de ganadores, solo la caída de un perdedor. En Misiones, cada espacio debería mirarse en ese espejo. La Renovación, que dice ser misionerista, debería abandonar la costumbre de colgarse de cualquier experimento nacional que gane en el centro del país. Si de verdad lo son, que muestren autonomía y servicio a la gente, no fotos con los vencedores de turno. El Partido Agrario, en tanto, necesita animarse a construir una alternativa superadora, en lugar de reciclar viejas alianzas o nostalgias con el kirchnerismo. Y La Cámpora, con Brítez reapareciendo y Alberto Arrúa festejando, debería entender que, en este contexto, el silencio es salud: mejor callarse que seguir irritando a una sociedad que los percibe más preocupados por festejos oportunistas que por soluciones. Los misioneros siguen desconfiando del peronismo y del kirchnerismo. No es un detalle: en las últimas elecciones nacionales, el 57% votó a Milei, no por amor al libertario, sino por bronca a un Alberto Fernández que gobernó con desidia y sin rumbo. Que Milei esté demostrando ser aún peor no borra el desastre que dejó Alberto. Esa memoria no se borra con un triunfo circunstancial en Buenos Aires. Lo que corresponde, mirando a las legislativas del 26 de octubre, es dejar de festejar triunfos ajenos y empezar a pensar en Misiones. Cada dirigente debería recordar que la gente espera respuestas concretas: agua potable, empleo, servicios, previsibilidad. Los resultados electorales son efímeros; los problemas cotidianos de la población, persistentes. Y cuando la política se dedica a celebrar resultados que no le pertenecen, se aleja de la única tarea que justifica su existencia: servir a la gente. Director de Misiones Opina

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