11/09/2025 14:18
11/09/2025 14:17
11/09/2025 14:13
11/09/2025 14:10
11/09/2025 14:10
11/09/2025 14:10
11/09/2025 14:10
11/09/2025 14:10
11/09/2025 14:08
11/09/2025 14:08
CABA » Plazademayo
Fecha: 11/09/2025 11:05
Una investigación del diario británico The Guardian, publicada esta semana tras cinco meses de trabajo de campo, reveló que cuatro miembros de la familia Doghmosh, residentes del barrio Tal al-Hawa en la ciudad de Gaza, fueron asesinados por francotiradores extranjeros —de origen estadounidense y alemán— en un solo día, el 22 de noviembre de 2023. Otros dos integrantes de la familia resultaron gravemente heridos durante los mismos hechos. Los responsables, Daniel Raab, de origen estadounidense y exjugador de baloncesto universitario, y Daniel Graetz, nacido en Múnich, Alemania, operaban como parte de un escuadrón de francotiradores apodado “Refaim” (fantasma), integrado a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Ambos se encontraban posicionados en un edificio de seis pisos, con vista directa a la calle Moneer al-Rayyes, donde ocurrió la tragedia. Una mañana sin advertencias Daniel Raab, a US/Israeli dual national serving in the IDF as a sniper, who confessed to shooting three unarmed Palestinians on Nov 22, 2023 along with his partner Daniel Graetz, a German national. pic.twitter.com/XMGRqrsfcP — Chronicles of Shame (@ShameChronicles) September 10, 2025 Según el reportaje, esa mañana del 22 de noviembre, la familia Doghmosh no había recibido ninguna advertencia oficial de que la zona había sido declarada un “área de combate”. No obstante, los francotiradores ya habían definido un «límite invisible» que, según sus propias palabras, cualquier hombre en edad militar que cruzara sería considerado objetivo. Mohammed Doghmosh, de 26 años, fue el primero en salir de su casa junto con su primo Youssef. Fue asesinado de frente por uno de los tiradores. Su primo logró huir y dar aviso a la familia, pero la cadena de muertes no terminó allí. Salem Doghmosh, de 19 años y hermano de Mohammed, corrió en un intento desesperado por recuperar el cuerpo. Fue alcanzado por un disparo en la cabeza. El francotirador Daniel Raab admitió haberlo ejecutado, asegurando que fue “su primera eliminación”. “Sabía que estaba yendo a buscar el cuerpo. Me cuesta entender por qué lo hizo, y además no me interesa”, dijo Raab en una entrevista publicada posteriormente en la red social X. “¿Qué era tan importante sobre ese cadáver?”, se preguntó con frialdad. La recuperación de cuerpos: un derecho violado Recoger cadáveres está protegido por el derecho internacional y por el propio código de ética de las FDI. Según el filósofo Asa Kasher, coautor del código de conducta militar israelí, “si ves a alguien recuperando un cuerpo o ayudando a un herido, es una operación de rescate y debe ser respetada. A alguien así no se le debería disparar”. Pese a ello, el padre de los jóvenes, Montasser Doghmosh, de 51 años, también fue herido mortalmente cuando intentó acercarse al lugar para rescatar a sus hijos. Un primo, Khalil, que trató de ayudarlo, recibió un disparo en el brazo pero logró escapar. Debido a los constantes disparos y al temor de más bajas, los cuerpos de Mohammed y Salem permanecieron en la calle durante dos días, hasta que el cese al fuego temporal del 24 de noviembre permitió su recuperación y entierro. Un patrón sistemático La investigación de The Guardian incluyó entrevistas con testigos, familiares, sobrevivientes, médicos y análisis de videos grabados por los propios soldados israelíes, así como imágenes geolocalizadas y registros forenses. El informe también destaca que esta no es una práctica aislada, sino parte de un patrón documentado por exsoldados y reservistas israelíes: disparar a palestinos desarmados —incluidos niños, mujeres embarazadas y ancianos— que intentan recuperar cuerpos o asistir a heridos, bajo la presunción de que cualquiera que cruce el “perímetro de seguridad” es un cómplice. Silencio oficial Hasta el momento, ni el gobierno israelí ni los gobiernos de Estados Unidos o Alemania han emitido declaraciones oficiales en relación con los hallazgos. Organizaciones de derechos humanos internacionales ya exigen una investigación independiente y sanciones a los responsables. La masacre de la familia Doghmosh se suma a una larga lista de denuncias sobre posibles crímenes de guerra cometidos durante la actual ofensiva militar en Gaza, en la que ya han muerto más de 30.000 palestinos, según datos del Ministerio de Salud local.
Ver noticia original