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» AgenciaFe
Fecha: 10/09/2025 11:21
El por entonces campeón argentino y sudamericano de peso mediano, Carlos Monzón (73,600 kilogramos), peleó el 10 de septiembre de 1970, en su despedida del público argentino antes de enfrentar a Giovanni “Niño Lindo” Benvenuti, monarca de esa división, por el cetro universal, y venció por nocaut en el cuarto asalto, a Ramón Paredes (72,900), de República Dominicana, conocido con el seudónimo de Candy Rosa, en el Luna Park. El púgil dominicano había realizado sus tres últimas presentaciones en Puerto Rico, con una sonrisa por las amplias victorias ante sus ocasionales rivales. El 2 de agosto de 1969 derrotó por nocaut a Earl Blaque en la primera vuelta. Por otra parte, 28 días después Candy Rosa no tuvo mayores inconvenientes para aventajar en 10 asaltos por decisión unánime a Robert Williams y finalmente el 4 de octubre pudo noquear a Somny Floyd en el cuarto asalto. El combate con Monzón fue un corto monólogo de 13 minutos, mostrando amplia superioridad el pupilo de Amílcar Oreste Brusa. Puede decirse que venció por demolición con un trabajo positivo y amplio desde el comienzo y que se fue acentuando a medida que transcurría la desigual pelea. El perdedor de 1,85 metro de alto y de delgada figura, no puso nunca en apuro al número uno del escalafón de esa división. El natural de San Javier exhibió los mismos atributos que lo llevaron a ascender en su cotización de los boxeadores de los peso mediano. El vigor de Monzón acompañado esta vez de una excelente preparación atlética fue el detonante en la oportunidad del categórico triunfo. Monzón durante la pelea ante Benvenuti. Foto: Archivo Seguidamente centró su tarea en la zona baja de su contrincante, lo que también surtió gran efecto, debido a que el dominicano poco a poco fue perdiendo su resistencia en las piernas lo que dificultó enormemente su traslación por el ring, llegando por momentos, incluso, a permanecer estático. El trabajo del campeón argentino y sudamericano no admitió objeciones, enviando golpes que llegaban siempre al rostro y cuerpo de su oponente, manteniendo además reservas para seguir haciéndolo con potencia. Monzón como profesional hasta aquí, tenía un palmarés de 80 presentaciones en el ámbito profesional con 67 peleas ganadas, 43 antes del límite, 24 por decisión, tres derrotas (Antonio Aguilar, Felipe Cambeiro y Alberto “Pirincho” Massi, de los que luego se tomó amplios desquites) y nueve empates (entre otros, Celedonio Lima, Andrés Selpa, Emilio Alé Alí, Manuel Severino, Hernán Bustos, Benny “El Malo” Briscoe, Juan Aguilar y Carlos Salinas) y una sin decisión (Alberto Verón). La estadística lo ubicaba segundo en su récord de no perder. El mayor número de peleas imbatido lo tenía el chaqueño-cordobés Jaime Giné con 87 encuentros, Monzón 60 y Nicolino Locche 55. Antes de viajar a Italia para pelear con Benvenuti, “Escopeta” Monzón enfrentó en una semana a Eddie Pace y a Candy Rosa y brindó un reportaje en la plaza Roma de Buenos Aires, cerca del Estadio Luna Park. Junto al prestigioso adiestrador Amílcar Oreste Brusa se mostró confiado y detalló algunas de sus preferencias personales. Carlos Monzón junto a Brusa, su legendario entrenador, mentor y figura paterna. Foto: Archivo El fuerte pegador, natural de San Javier, sostuvo que creía en Dios y que siempre -antes de un importante combate- realizaba una visita a la Basílica y promesa a la Virgen de Guadalupe, Patrona de Santa Fe de la Vera Cruz. Explicó entonces que poseía un automóvil, que deseaba manejar un Torino; que le agradaban el asado criollo, el cine, la televisión; admiraba al piloto de Fórmula Uno Internacional, Carlos Alberto Reutemann y el joven ciclista Sosa. Monzón durante la pelea ante Benvenuti. Foto: Archivo Agregó que el primer dinero que había ganado como pugilista profesional fueron los 30 mil pesos que cobró frente a Ramón Montenegro, en su debut como boxeador rentado en el antiguo estadio del Club Ben Hur de Rafaela, y que ganó por nocaut técnico en el segundo capítulo, el 8 de julio de 1966. Cabe señalar finalmente que el gerente del Estadio Luna Park de Buenos Aires, Juan Carlos “Tito” Lectoure, aceptó la invitación formulada por dirigentes del Club Unión y del famoso adiestrador Amilcar Oreste Brusa para su asistencia en la jornada de despedida de Carlos Monzón de Santa Fe y la Argentina, consistente en una cena antes de la pelea por el cetro universal de los Medianos frente a Nino Benvenuti que se realizaría el 7 de noviembre en Roma (Italia). Unos 200 santafesinos hicieron el gran esfuerzo de viajar a Italia para acompañar a Carlos Monzón en aquel inolvidable combate, que fue elegido como la pelea del año en 1970. Aquellos que estuvieron en Roma (la pelea fue cubierta para El Litoral por el recordado Pedro Oscar Roteta) jamás podrán olvidarse de aquel extraordinario nocaut, que dio comienzo a la gran leyenda del boxeador más importante de la historia en la Argentina.
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