Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • La historia de Elisa, la mujer que dedica su vida a los gatos callejeros

    Parana » Ahora

    Fecha: 09/09/2025 08:55

    “Siempre amé a los animales desde muy pequeña. Ya a los cinco o seis años mi papá, que era policía, me traía gatitos para que los recupere”, recordó Elisa, quien nació en Federal y desde hace décadas vive en Concordia, donde se convirtió en una referente silenciosa en el cuidado de los animales de la calle. Su tarea es inmensa y constante: recorre barrios, hospitales, clubes y plazas donde se multiplican los gatos abandonados. Los identifica, los hace “amigos” y los captura con paciencia para luego llevarlos a castrar. “Primero observo cuáles son hembras, porque son las que después traen hijitos. A veces con un palito les levanto la cola mientras comen para identificarlas. Después, con la transportadora, los llevo a la veterinaria”, explicó con naturalidad en diálogo con El Heraldo. Elisa trabaja codo a codo con el veterinario Elvio Horta, a quien conoce desde 1985, y con quien ha castrado decenas de animales. Solo en la colonia cercana a la Plegadora Concordia logró intervenir ocho gatas en pocos meses. “Me dijo Horta: ‘Elisa, nunca castré gatos tan malos como estos’. Pero así evité que nacieran al menos 36 gatitos que hubieran terminado en la calle”, señaló. Una vida dedicada a los animales En su casa conviven seis gatos —entre ellos una ciega— y dos perros, pero su labor principal está afuera, en las calles. Elisa tiene colonias a su cargo en Gregoria Pérez y Tavella, en la zona de la Terminal, en el Club Progreso, el Toronjal, el Hospital Carrillo y hasta en la Catedral. Durante la pandemia, debió pedir permiso policial para poder darles de comer en pleno confinamiento. Su compromiso va más allá: se ocupa de que cada animal reciba alimento de calidad para evitar problemas de salud. “Les compro el alimento Cat Chow, porque el gato macho castrado tiende a taparse la uretra con alimentos de baja calidad. Cueste lo que cueste, yo no bajo los brazos”, aseguró. Para financiar todos estos gastos, Elisa inventó sus propios recursos: vende ropa usada donada en ferias americanas, colabora con un merendero barrial y hasta estudió cocina y repostería para vender postres caseros. “Yo me visto con ropa usada, no gasto en peluquería, no tengo cable ni internet. Todo lo que ahorro lo destino a los animales”, contó con orgullo. Una causa que se llama “No me dejes solo” Elisa bautizó su tarea con un nombre que la representa: “No me dejes solo”. La frase nació en una charla con un joven en la veterinaria. “Ellos te lo piden así, a gritos: no me dejes solo”, repitió emocionada. Aunque trabaja sola, siempre encontró solidaridad en vecinos que le dan una mano en las crecientes del río o que se hacen cargo de alimentar alguna colonia ya castrada. Sin embargo, también se cruzó con la indiferencia y la crueldad: “En la Terminal pusieron cintas plásticas para que los gatos no entren. Hay gente que no entiende que solo necesitan un plato de comida y un poco de cuidado”. Elisa sabe que el tiempo pasa y que necesita “reemplazantes” que sigan su huella. “Ya estoy grande, tengo 74 años. Pero me gustaría que otros jóvenes tomen la posta, porque los animales no pueden quedar solos”, dijo.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por