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  • A los 106 años, murió Rosa Roisinblit, la abuela que jamás dejó de buscar justicia - PLAZA DE MAYO

    CABA » Plazademayo

    Fecha: 07/09/2025 14:23

    A los 106 años, falleció Rosa Roisinblit, presidenta honoraria de Abuelas de Plaza de Mayo, un símbolo de la lucha por los derechos humanos y la identidad en Argentina y el mundo. Roisinblit se destacó por su incansable búsqueda de su nieto nacido en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), y por su compromiso con la justicia y la memoria, defendiendo a aquellos que fueron víctimas del terrorismo de Estado durante la dictadura militar. Rosa Tarlovsky de Roisinblit, más conocida como «Rosita» o «Site» en su círculo íntimo, nació el 15 de agosto de 1919 en Moisés Ville, una colonia judía en la provincia de Santa Fe. Hija de colonos, desde joven se destacó por su dedicación al estudio y por su amor por la medicina. Se recibió de obstetra en la Universidad Nacional del Litoral y fue partera jefa de la Maternidad Escuela de Obstetricia de Rosario. En 1951, se casó con Benjamín Roisinblit, con quien formó una familia. En 1952 nació su hija Patricia Julia, quien más tarde militó en Montoneros y fue secuestrada junto a su hija, la nieta de Rosa, Mariana Eva, en 1978. Esta tragedia marcaría el inicio de una búsqueda que duraría más de dos décadas. El 6 de octubre de 1978, la vida de Rosa dio un giro devastador cuando, tras el secuestro de su hija Patricia y su yerno José, se encontró con su nieta Mariana de 15 meses, abandonada en una plaza y llorando por su madre. A partir de ese momento, Rosa comenzó una lucha imparable, golpeando puertas y buscando incansablemente a su nieto, Rodolfo Fernando, nacido en cautiverio en la ESMA. Su perseverancia la llevó a convertirse en una de las figuras más importantes en la búsqueda de los «nietos apropiados» por la dictadura. En su incansable tarea, Rosa encontró otras familias afectadas por la desaparición de niños y niñas, y fue una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, una organización que denunciaría al mundo la desaparición de los bebés robados por la dictadura. En 1980, fue cuando Rosa conoció a otras mujeres como Estela Barnes de Carlotto y María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani, con quienes compartió su lucha. A lo largo de los años, Rosa buscó a su nieto y a cientos de niños más, viajando a Ginebra, participando de reuniones con altos funcionarios y promoviendo la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) para facilitar la identificación de los niños apropiados. En 2000, finalmente logró el reencuentro con su nieto Rodolfo Fernando, después de que su hija Mariana recibiera una denuncia anónima que llevaría a la identificación genética de Guillermo, el joven secuestrado al nacer. «Soy tu otra abuela», le dijo Rosa a Guillermo cuando lo conoció, con la misma ternura que siempre había expresado en su búsqueda incansable. Además de su labor en Abuelas, Rosa fue una mujer llena de vida, coqueta, amante del tenis y del tango, y de una energía arrolladora. A pesar de los años y de la tristeza que marcó su vida, nunca dejó de luchar, nunca abandonó la causa de los desaparecidos. Rosa Roisinblit se fue con la tranquilidad de saber que su esfuerzo había dado frutos: el encuentro con su nieto y la visibilidad que logró para los miles de bebés que aún siguen buscando sus identidades. «Sólo nos quedan palabras de agradecimiento por su entrega, su solidaridad y el amor con el que buscó a los nietos y nietas hasta el final», dijeron desde Abuelas de Plaza de Mayo. En un emotivo homenaje, su nieta Mariana escribió en redes sociales: «Para mí sos eterna», mientras que su nieto Guillermo compartió una imagen con un sentido mensaje: «Más allá de la tristeza que siento, me alivia pensar que después de 46 años vuelve a encontrarse con mi mamá y con su gran amor, mi abuelo Benjamín.» La última despedida de Rosa se llevará a cabo este domingo a partir de las 9 de la mañana en Loyola 1139, desde donde partirá hacia el cementerio de La Tablada a las 12 del mediodía. La lucha de Rosa Roisinblit, como la de muchas otras Abuelas, sigue viva. Su legado permanecerá en los miles de nietos y nietas que, gracias a su incansable trabajo, hoy pueden reclamar Verdad y Justicia.

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