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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 07/09/2025 04:42
Javier Milei en Villa Celina, partido de La Matanza Una elección distrital de legisladores y concejales es un hecho político de medio a bajo interés en un país relativamente normal. En la Argentina, la definición por la pulseada en la provincia de Buenos Aires se ha vuelto un asunto a todo o nada, cuyo resultado condicionará el rumbo del Gobierno. Todo parece un gran equívoco: el peronismo no gana una elección legislativa de medio término en territorio bonaerense desde 2005 (o sea, hace dos décadas), cuando Cristina Kirchner se impuso sobre Chiche Duhalde, en una disputa por el poder en el conurbano. Pese al historial de derrotas y en pleno duelo de liderazgos, al PJ se le abrió una luz de esperanza para revertir esa racha con el espacio rebautizado como “Fuerza Patria”. La Libertad Avanza trazó una campaña basada en el slogan “Kirchnerismo Nunca Más” y lo más insólito que le puede ocurrir es que las urnas auguren larga vida a su enemigo. El eje oficial fue instalar que casi cualquier resultado es beneficioso para la Casa Rosada. Dicho en palabras de quienes integran la mesa de estrategia, el razonamiento es el siguiente: “Si ganamos, murieron. Si empatamos, murieron. Si perdemos nos sirve de nafta para octubre” Por supuesto, esas máximas son discutibles, no da lo mismo vencer que caer, y los efectos son muy distintos en este contexto. Una diferencia en contra de LLA mayor a 5 puntos podría generar un sacudón que obligue a una reconfiguración política. El Gobierno llega a esta batalla con un enorme desgaste, fagocitado por internas, con un escándalo de corrupción a la vista y la actividad económica en baja. Diego Spagnuolo, ex titular de la ANDIS, presunto protagonista de los audios filtrados Esos elementos no estaban tan presentes cuando arrancó el calendario electoral en las provincias a lo largo de este año. El Gobierno ganó en apenas 2 de 9 contiendas. En las que triunfó, en una lo hizo con su propia marca (en CABA) y en otra fue en alianza con el gobernador (en Chaco). Un dato ilustrativo es que obtuvo mejores resultados hasta mayo, luego fue decayendo al compás del derrotero de la gestión. Esta fue la cosecha de puestos de LLA, en orden cronológico: Jujuy: 2º Salta: 2º Chaco: 1º (aliados con gobernador radical Leandro Zdero) San Luis: no apoyó listas Capital: 1º (solos) Misiones: 2º Santa Fe: 3º Formosa: 3º Corrientes: 4º La lógica de las elecciones en el interior no necesariamente presenta correlato con las nacionales pero hay dos puntualmente que se “nacionalizaron” a partir de la intervención de Milei. El primer experimento en la Ciudad fue un éxito, los libertarios dejaron en tercer lugar al PRO y se impusieron ante la alternativa K. Pero está por verse qué costo tendrá la segunda apuesta en la provincia de Buenos Aires. Javier Milei, Karina Milei y José Luis Espert en Lomas de Zamora Es bastante obvio que la importancia de la jurisdicción bonaerense es mayor debido a su peso simbólico –es el bastión kirchnerista/peronista- y en términos de padrón representa cerca del 40% del total del país. Una fuerte derrota de la lista violeta pondrá en jaque al ala que detenta el armado político: Karina Milei, Lule Menem, su mano derecha; y Sebastián Pareja, coordinador en territorio bonaerense. Esta línea dentro del esquema oficial es a la vez la que aparece más golpeada por denuncias de diversas irregularidades, la más sensible es la de supuestas coimas en la compra de medicamentos para discapacitados. Esa sospecha inundó el último tramo del debate público. Les dificultó, además, el trabajo de calle en los barrios. Referentes de LLA terminaron levantando puestitos o suspendiendo recorridas porque los corrían a los gritos y con los deditos haciendo el “tres por ciento”, en relación al pedido de sobornos que detalló en audios tomados de forma clandestina el ex funcionario y amigo presidencial, Diego Spagnuolo. “Les resultó tan complicado como a nosotros cuando tuvimos que militar en el conurbano después de la foto de Alberto en Olivos. Te tenés que bancar las puteadas de la gente”, describe un dirigente peronista. En ese escenario, un duro revés para el Gobierno podría gatillar salidas y un reacomodamiento interno de los sectores enfrentados que responden a Karina y al consultor Santiago Caputo, previstos recién para después de octubre, en el marco de un nuevo diseño del Gabinete. La falta de administración del conflicto en la propia tropa hace cada vez más evidente una característica de la que antes no se dudaba: la conducción de Javier Milei. El Presidente parece a un costado de lo que se teje y desteje, prescindente de una tarea que le es indelegable: poner orden. Javier Milei, Santiago Caputo y Karina Milei Las Fuerzas del Cielo, relegadas en la construcción política por los “territoriales”, casi no intervinieron en el ecosistema digital para defender a Karina Milei y los Menem de las acusaciones por una trama de recaudación ilegal en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis). Volvieron en las últimas horas para un hecho planificado (hacer tendencia el #YoVotoLLA) y otro, no tanto. Daniel Parisini, conocido en redes como El Gordo Dan, vomitó un tuit hacia Luis Juez, un aliado, que en minutos desató un escándalo. No debería asombrar el modo del principal propagandista de los libertarios, el influencer favorito de Caputo, que no dista demasiado en sus formas del Presidente. En todo caso, lo que cambió es que ya nadie se soporta entre sí y cree que el otro es el eventual responsable de los males del partido: Karina le extendió disculpas a Juez y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, pidió salir al aire en TN para repudiar los dichos de Parisini. ¿Y Milei? Es por eso que, aunque no se diga en voz alta, un sector de LLA no vería mal un fracaso para provocar una reacción real frente a tantos desaguisados. Un batacazo o un score en la zona de empate, aunque en la superficie parezca positivo, no haría más que estirar un status quo que ya no le es funcional a la administración diaria. Guillermo Francos, jefe de Gabinete Los 50 días que restan camino al 26 de octubre tienen pronóstico de turbulencias. El fiscal Franco Picardi dará impulso a la investigación a medida que se incorporen elementos de prueba, testimoniales y se defina la situación procesal de la primera tanda de involucrados. Será una incesante usina de insumo informativo a la espera de la definición central: ¿Será Spagnuolo “arrepentido”? El impacto del caso se verá en el tiempo, al igual que cómo se organiza la Casa Rosada en el manejo de la crisis. No está entre las habilidades del Gobierno el ejercicio de la defensa. Se siente más cómodo en el ataque, pero con eso no alcanza. Se notó, por ejemplo, en cómo actuaron frente a la difusión de dos audios de, en total, 20 segundos con la voz de Karina Milei. En la Casa Rosada, al menos 5 personas escucharon la grabación completa de 50 minutos que había llegado a periodistas. No surge de allí nada de gravedad, pero aún así se decidió presentar una cautelar para prohibir la publicación del material. El Presidente festejó la decisión del juez Alejandro Maraniello hasta que alguien le explicó quién era el juez y el compendio de demandas que arrastraba en el Consejo de la Magistratura. Más allá de la narrativa que se busque instalar y del desenlace de los comicios, hay dos premisas que se solidifican en el establishment empresarial, político, sindical y judicial: Este es un país hiperpresidencialista y el poder es unipersonal. No se delega ni comparte (con la hermana ni con nadie). No se gana perdiendo por poco. La “derrota digna” no es opción. El mayor problema que enfrenta el Gobierno no son las elecciones, en todo caso, puede ser uno más entre una larga lista. Luis Caputo, ministro de Economía - Crédito: AP La posibilidad de un lunes negro si el resultado es adverso amenaza al oficialismo, que lo baraja como escenario posible. En la última semana, según estimaciones privadas, el Tesoro habría vendido más de US$500 millones con el argumento de “evitar distorsiones” y el riesgo país superó el viernes los 900 puntos básicos. El equipo económico adaptó la receta original para planchar el dólar y mantener a raya la inflación hasta las legislativas, una remake del “plan platita” pero por otras vías. “Hay una dificultad estructural bastante más grande que una elección”, define un empresario de primera línea. En el círculo rojo ya no ven con los mismos ojos a Milei, como si algo se hubiera roto. Lo mismo pasa en inversores del exterior que, a pesar de mostrar beneplácito por las ideas del Presidente, no ponen plata: “Hay una matriz de desconfianza sobre la Argentina”. Un antecedente palmario es lo que ocurrió en 2017, cuando gobernaba Mauricio Macri. El mercado leyó que Cristina, aún derrotada en su fortín, estaba a nada más que 4 puntos de volver. Mientras la mayoría de los economistas plantean “recalibrar” el programa económico, aparece en escena la dinámica de los eventos políticos hasta diciembre. La oposición –conformada por distintos espacios, con predominancia numérica de los K- articuló una serie de acciones que pusieron contra las cuerdas al oficialismo: aprobación de proyectos que comprometen el equilibrio fiscal, más férrea regulación de los decretos de necesidad y urgencia, desafío a los vetos presidenciales, avance de comisiones investigadoras. El Congreso es y seguirá siendo hostil para los libertarios, quienes no establecieron alianzas ni siquiera con aquéllos que poco o nada pedían a cambio. En su primer año de gestión, con solo el 8% de senadores y el 15% de diputados, Milei se erigía con la fortaleza de un emperador. En el segundo, con la misma debilidad estructural de bancas, la corona y el trono se le esfumaron en el aire. Victoria Villarruel en la planta de Fate Esa percepción de fragilidad genera movimientos: desde Sergio Massa, que después de un año y nueve meses de ostracismo, volvió al ruedo; hasta las apariciones a medida de Victoria Villarruel, con un vínculo completamente quebrado con Milei. La vicepresidenta solicitó la semana pasada a las autoridades de Fate coordinar una visita a la planta por el Día de la Industria. El mensaje era simple: mostrarse en una fábrica nacional, en un rubro que no se ha visto favorecido por las políticas oficiales. Sabía que la esperaba un gremio muy combativo. No quiso un despliegue especial más que su custodia y algunos colaboradores que, entre todos, no llegaban a 10. Circuló por los galpones como dama de hierro entre pancartas y cuestionamientos, hasta que se topó con Alejandro Crespo, del Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (SUTNA). La seguridad la quiso apartar de un cara a cara, pero ella no los dejó: “Estoy para hablar con todo el mundo”.
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