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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 07/09/2025 04:23
Desde 2011, no se han registrado dos años consecutivos de aumento del PBI (Foto: EFE) La economía, tras la reciente desinflación, enfrenta el desafío de reactivar el crecimiento. Desde 2011, no se han registrado dos años consecutivos de aumento del PBI. En ese entonces, Argentina ocupaba el puesto 59 en el ranking de PBI per cápita; actualmente, se ubica en la posición 75. El nivel de actividad muestra un comportamiento similar a una raíz cuadrada, con una recuperación acelerada en el segundo semestre de 2024 y una etapa de estancamiento desde abril hasta agosto. El EMAE de junio registró una caída del 0,7% respecto del mes anterior, mientras que el índice de producción industrial cayó un 3,3% al comparar julio con junio. El índice de confianza del consumidor de la UTDT presentó, en su última medición, una disminución del 3,3%. Se espera que el PBI crezca un 5% este año en promedio interanual, aunque la tasa entre puntas será considerablemente menor. El EMAE de junio registró una caída del 0,7% respecto del mes anterior, mientras que el índice de producción industrial cayó un 3,3 por ciento Este panorama se complica aún más debido a la elevada volatilidad de las tasas de interés, derivada de la eliminación de las LEFI. Se trató de una decisión discutida y, probablemente, mal comunicada entre el sector bancario y el gobierno. La situación sectorial es heterogénea La industria, en términos generales, exhibe cierta fragilidad. Algunos rubros, como el automotriz, las motos y los electrodomésticos, muestran desempeños positivos apoyados en el acceso al crédito, pero este contexto podría cambiar debido al nuevo esquema de tasas, que dificultará la financiación. La construcción sufrió una fuerte caída en 2024 respecto de 2023 y se mantiene estable en 2025, estancamiento directamente relacionado con el ajuste en la obra pública nacional. En el sector agropecuario, se observó una leve mejora a partir de la reducción de retenciones, aunque los valores internacionales resultan poco favorables y el tipo de cambio permanece bajo. El segmento ganadero presenta mejores resultados en comparación con el agrícola. En el sector agropecuario, se observó una leve mejora a partir de la reducción de retenciones (Foto: Reuters) El crecimiento del PBI se espera que sea liderado por la inversión y las exportaciones, aunque ambos indicadores siguen en niveles bajos. La inversión representa solo el 16 % del PBI y las exportaciones permanecen por debajo de los USD 90.000 millones, una cifra baja a nivel internacional. Los sectores estratégicos, como hidrocarburos y minería, proyectan exportaciones conjuntas del orden de USD 50.000 millones para 2032, con alto impacto esperado a largo plazo. El consumo alcanzó su punto máximo en febrero de este año y es altamente sensible al crédito. Actualmente, el crédito equivale apenas al 9% del PBI, aunque llegó a estar en tan solo 4 %; países de la región superan el 80 %. El consumo masivo muestra una caída significativa, reflejada en los balances de las principales empresas del sector. El crédito equivale apenas al 9% del PBI, aunque llegó a estar en tan solo 4%; países de la región superan el 80 por ciento Estudios cualitativos recientes indican que ocho de cada diez familias han reducido sus niveles de consumo, lo que se explica, en gran medida, por la retracción del salario real, actualmente un 15% por debajo del nivel de 2017. Las tasas de interés elevadas complican la actividad, incrementan la morosidad y reducen el stock de adelantos en cuenta corriente. Existe una evidente descoordinación entre el Banco Central y los bancos en el proceso de desarme de las LEFI. Las Lecap no han sido un reemplazo eficiente y la imposición de encajes al 50 % dificulta el negocio bancario tradicional. Existe una evidente descoordinación entre el Banco Central y los bancos en el proceso de desarme de las LEFI (Foto: Reuters) Este ajuste monetario busca frenar el avance del tipo de cambio y, de ese modo, contener los precios, pero implica una retracción natural de la actividad. El objetivo gubernamental apunta a retirar pesos del mercado, lo que ha llevado a que la base monetaria se ubique en valores históricamente bajos. Las elecciones de septiembre y octubre representan un punto de inflexión para el Gobierno. Un triunfo oficialista implicaría una ratificación del rumbo actual, que ha llegado a estos comicios con tasas elevadas y volátiles, una política fiscal estricta y una estrategia monetaria contractiva, en marcada diferencia con campañas previas basadas en el aumento del gasto. Tras el proceso electoral, se espera un cambio en la política monetaria y cambiaria Tras el proceso electoral, se espera un cambio en la política monetaria y cambiaria. Aún sin definiciones oficiales, se especula con la eliminación del régimen de bandas hacia un tipo de cambio más flexible, tema sensible en un país con fuerte vínculo emocional con el valor del dólar. En 2026, la administración tendrá el desafío de encarar reformas estructurales y fortalecer sectores clave mediante una política industrial horizontal, sin privilegios, pero con pragmatismo. Complementar el esfuerzo macroeconómico con políticas de impulso a la competitividad resultará fundamental para alcanzar un crecimiento más sostenido y equilibrado. El autor es profesor de Economía en IAE Business School, la Escuela de Negocios de Universidad Austral. Esta nota se publicó en el IEM de agosto
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