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  • Análisis de la reunión en Bruselas: Salvador Illa y Carles Puigdemont rompen el hielo

    » Diario Cordoba

    Fecha: 03/09/2025 10:07

    Salvador Illa no quería hacer esperar a Carles Puigdemont, y el líder de Junts quería dejar clara su cortesía al llegar 11 minutos antes para que la reunión empezara con puntualidad a las 16.15 horas. Quién recibía a quién en una cita tan esperada como la que han celebrado el president de la Generalitat y el exjefe del Govern era también un detalle al que tanto el equipo de presidencia como los reducidos miembros del cuartel del posconvergente prestaban atención. Debía ser el actual inquilino del Palau de la Generalitat el que recibiera a uno de sus antecesores -en la delegación del Govern ante la UE, y no en la 'casa de la república' de Waterloo-, pero sin que eso hiriera las expectativas de Puigdemont sobre el encuentro. Los dos se prestaron a posar sin banderas, aunque Illa haya recuperado la española en la sede de la plaza de Sant Jaume y aunque Puigdemont luzca siempre la 'senyera' y la europea. Ante una escenografía más bien sobria, y enmarcados entre dos plantas, comentaron la jugada ante las cámaras tras un apretón de manos más que cordial. Y así Illa y Puigdemont rompieron el hielo y derritieron los bloques del 'procés'. Tanto a los equipos de los políticos como a los periodistas les sorprendió el intercambio de sonrisas y anécdotas. Los gabinetes, pilotados por Eduard Rivas por parte del Govern, y por Josep Lluís Alay por parte de Puigdemont, se encargaron durante la semana anterior de ir ganando una confianza que todavía no existe, pero que a partir de este martes puede empezar a generarse. Illa y Puigdemont saben muchas cosas el uno del otro, pero siempre a través de terceros. Hasta este martes no se habían visto cara a cara, ni se habían mirado a los ojos, como ahora le pide Jordi Turull a Pedro Sánchez. Salvador Illa y Carles Puigdemont durante la reunión de este martes en Bruselas, 2 de septiembre de 2025. / Nico Tomás / Albert Cadanet / / ACN / ACN La cita se ha cocido durante meses para dar con la data precisa e idónea para los dos. El president lleva meses exigiendo celeridad a los jueces para que le apliquen la amnistía a Puigdemont, un gesto que el líder de las filas posconvergentes agradece, pero cree que los socialistas deben y pueden hacer más para asegurar su regreso a Catalunya sin ser detenido. A ninguno de los dos se le ha escapado este martes la imagen de Puigdemont en su regreso fugaz y posterior huida el día en que Illa fue investido, pero su reunión, un año y prácticamente un mes después de aquella jornada, abre un nuevo capítulo en su historia. Y Puigdemont lleva meses sin entrar directamente al fango, consciente de que sus acuerdos con Pedro Sánchez son vitales para que la formación saque réditos de la negociación que sean después un arma electoral ante ERC. Un 'win-win' Con esta reunión, tanto Illa como Puigdemont han logrado aparcar los reproches, pero con esta no terminan los recelos. Después de que Junts invistiera a Sánchez presidente del Gobierno, Puigdemont levantó el veto que durante años había mantenido a los partidos que apoyaron la suspensión de la autonomía catalana y su cese en 2017. Pero, a cambio, el socialismo español asumió una amnistía que rechazó a capa y espada antes de que la geometría variable le forzara a aceptarla. La reunión, pese a los equilibrios de uno y otro, otorga a Puigdemont la categoría de jefe de la oposición, aunque no la ejerza en el Parlament, y le concede un reconocimiento directo que siempre ha requerido tras sentirse durante años 'demonizado' por los planes de desconexión en el 'procés'. Para Illa, es también la imagen que le permite evidenciar que quien ocupa la Generalitat ahora es él, completar su ronda con los expresidents -en la que incluyó un Jordi Pujol ya restituido- y exhibir la voluntad dialogante que se esfuerza en imprimir a su Govern. Pero, sobre todo, le permite mostrar que ocupa la centralidad política de Catalunya. El presidente catalán Salvador Illa y Carles Puigdemont se saludan en la Delegación de la Generalitat en Bruselas, 2 de septiembre de 2025 / SIMON WOHLFAHRT / AFP Todavía es pronto para medir las consecuencias del apretón de manos, y pese a que Illa sigue centrado en ERC y los Comuns como socios, no cierra la puerta a forjar acuerdos con Junts. No solo en busca de apoyo a proyectos compartidos, como puede ser en materia de seguridad, inmigración e infraestructuras, sino también incluso como aliados ante la extrema derecha por su competición con Aliança. La primera prueba de este nuevo marco de relaciones será si los posconvergentes se suman al Pacte Nacional per la Llengua y hacen piña con el Govern ante una posible sentencia del Tribunal Constitucional en contra de la ley que elimina los porcentajes de catalán y castellano en las aulas para defender la inmersión. Tras la imagen de este día, la fotografía que anhela ahora Puigdemont es la que quiere junto a Sánchez. Pero, de nuevo, la necesidad aritmética y la viabilidad de aprobar unos nuevos Presupuestos, junto con las decisiones judiciales, marcarán el cuándo, el cómo y el dónde. Suscríbete para seguir leyendo

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