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  • Viajó en secreto a una clínica de eutanasia en Suiza: “Nos enteramos por WhatsApp de que mi madre había muerto”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 02/09/2025 10:31

    Maureen Slough nunca le comunicó a su hija Megan sobre el acceso a la eutanasia (Facebook) Maureen Slough, una irlandesa de 58 años, viajó en secreto desde el condado de Cavan a Suiza para someterse a un procedimiento de muerte asistida en la clínica Pegasos, sin informar a su familia. El caso, revelado por el Daily Mail, ha generado una intensa controversia sobre los controles y la ética de las clínicas suizas de eutanasia, así como sobre la protección de personas vulnerables en estos procesos. El 8 de julio de 2025, Slough partió bajo el pretexto de unas vacaciones en Lituania con una amiga. Dos días después, murió en la clínica Pegasos, en Basilea, tras pagar USD 17.000 por el procedimiento. Maureen Slough abonó una cifra cercana a las USD 17.000 para acceder a la eutanasia (Facebook) Durante sus últimas horas, detalló The Irish Independent, mantuvo contacto únicamente con una amiga británica de 43 años, a quien conoció a través de TikTok. En mensajes enviados desde la clínica, Slough describió su último año como “vivir en el infierno”, relatando que despertaba cada día “llorando, temblando” y que no permitiría que “ni un perro sufriera” como ella lo había hecho. “Dios no querría que muriera sola, pero tampoco querría que la gente sufriera hasta el final como perros”, escribió en uno de sus mensajes finales. A través de largas conversaciones y oraciones compartidas en línea, Slough le reveló a su confidente episodios de abuso infantil, la separación de su padre y años de reclusión en el An Grianán Training Centre de Dublín, una institución vinculada a las Magdalene Laundries, donde las jóvenes trabajaban sin remuneración bajo estricta vigilancia. Además, relató la pérdida de sus tres hermanos, su lucha contra la depresión, la ansiedad y el dolor crónico atribuido a una presunta fibromialgia. Su amiga virtual fue la única testigo de la solitaria decisión de Maureen Slough (Facebook) En su último año, Slough manifestó sentirse víctima de negligencia médica, convencida de padecer un shock séptico que, según ella, los médicos no atendieron adecuadamente. Días antes del procedimiento, expresó a su amigo sus dudas y temores, reconociendo que estaba “en dos mentes” respecto a seguir adelante y que le preocupaba “ir al infierno”. También admitió que su decisión causaría dolor a sus seres queridos, pero no veía otra salida a su sufrimiento. La amiga, en declaraciones recogidas por el medio irlandés, cuestionó si Slough tenía la capacidad mental suficiente para tomar una decisión de tal magnitud y criticó a la clínica por no verificar adecuadamente la autenticidad de la documentación presentada. Estos mensajes también demuestran el aislamiento que sentía. Con su amiga virtual compartió confesiones y preocupaciones que nunca trasladó a su círculo más próximo. Este canal digital se consolidó como su vía segura para abrir su intimidad, compartir su experiencia de abusos, pérdidas y la impresión de haber sufrido negligencia médica, especialmente ante síntomas que sentía desatendidos por los profesionales de la salud. La denuncia de la familia La familia de Slough, en particular su hija Megan, recibió la noticia de la muerte por mensaje y denunció que la clínica Pegasos utilizó documentación presuntamente falsificada para autorizar el procedimiento. “Nos enteramos por un mensaje de WhatsApp de que mi madre había muerto por suicidio asistido”, reveló al Irish Independent. Según Megan, la clínica afirmó haber recibido una carta y un correo electrónico suyos confirmando que estaba al tanto de la decisión de su madre, pero la familia sostiene que ambos documentos fueron falsificados por la propia Slough. Además, Megan expresó su indignación por la forma en que recibieron las cenizas de su madre, que llegaron por correo en una simple urna marrón, con una etiqueta dorada desgastada. “Ella estaba en la parte trasera de una furgoneta, y yo seguía el número de seguimiento como si fuera un paquete”, relató Megan al Daily Mail. Ante las críticas, la clínica Pegasos defendió sus protocolos y aseguró que cumple estrictamente la legislación suiza, la cual exige que los solicitantes de muerte asistida estén en pleno uso de sus facultades mentales, aunque no necesariamente padezcan una enfermedad terminal. La clínica afirmó que realiza evaluaciones psiquiátricas exhaustivas y entrevistas médicas previas al procedimiento. Tras el caso de Slough, Pegasos anunció nuevas medidas: ya no aceptará solicitudes de personas no acompañadas que tengan familiares vivos, a menos que los parientes proporcionen copias de sus pasaportes y participen en una videollamada con el personal de la clínica. La clínica Pegasos ha sido señalada por su presunta laxitud en los controles previos a la eutanasia Contexto legal de la eutanasia en Suiza No es la primera vez que Pegasos se ve envuelta en polémica. En 2023, la familia de Alastair Hamilton, un profesor de química británico de 47 años, denunció que este falleció en la clínica sin que ellos lo supieran y sin diagnóstico de enfermedad terminal. Hamilton había informado a sus padres que visitaría a un amigo en París, pero en realidad viajó a Basilea para someterse a una inyección letal. Su madre, Judith Hamilton, advirtió sobre los riesgos de lo que calificó como una “clínica de vaqueros”. En enero de 2025, Anne Canning, una británica de 51 años que no estaba enferma terminalmente y que atravesaba un duelo por la muerte de su hijo, también murió en Pegasos sin notificar a su familia, pese a que la clínica había prometido mejorar la comunicación con los allegados tras el caso Hamilton. El marco legal suizo permite la muerte asistida para personas en pleno uso de sus facultades, sin requerir diagnóstico terminal. Pegasos, dirigida por el activista Ruedi Habegger, sostiene que sus procedimientos cumplen con la normativa vigente. En contraste, en otros países europeos como Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, España y Austria, la eutanasia o el suicidio asistido cuentan con regulaciones específicas. En respuesta a las críticas, Pegasos subrayó que solicita informes médicos o psiquiátricos de especialistas independientes y exige entrevistas confidenciales con médicos o psiquiatras para determinar si la muerte asistida es la única opción viable. Estas evaluaciones, según la clínica, han llevado a que algunos solicitantes reconsideren su decisión antes de proceder.

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