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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 02/09/2025 06:42
El festival 'Burning Man' se hace en Nevada, Estados Unidos (Europa Press/Contacto/Blm) Burning Man se celebra este año entre el 24 de agosto y el 1° de septiembre de 2025. Desde 1990 reúne de manera masiva a miles de personas en el desierto de Black Rock, Nevada. ¿Y qué tiene que ver Burning Man con la educación? Muchísimo. No se impacienten: es un largo camino a la cima si quieres rock and roll (esa frase pueden googlearla y verán que significa mucho). ¿Qué es Burning Man? Es un festival de música electrónica y performances que dura una semana, donde los asistentes viven en casas rodantes, llevan sus propios disfraces y recursos para subsistir y, sobre todo, disfrutar. Este año se esperan más de 70.000 participantes. En ediciones anteriores han asistido celebridades como Katy Perry, Heidi Klum y Paris Hilton. En 2023, Chris Rock y el DJ Diplo fueron noticia cuando debieron caminar más de 8 km en el barro, hasta que un asistente los rescató y los llevó en la parte trasera de una camioneta. También participaron figuras como Larry Page y Sergey Brin (fundadores de Google), Susan Sarandon y Elon Musk. La estructura del hombre que termina quemándose en el Festival Burning Man(foto: Trevor Hughes/USA Today Network via REUTERS) El evento se basa en 10 principios fundamentales: - Inclusión radical: todos pueden participar. - Trueque: no se utiliza dinero. - Eliminación de patrocinios, publicidad o transacciones. - Autosuficiencia radical: cada uno utiliza sus propios recursos. - Autoexpresión radical: todo contenido es bienvenido si respeta derechos y libertades. - Comunidad, esfuerzo y cooperación. - Responsabilidad con la sociedad civil, respetando las leyes. - No dejar rastro físico: respeto al medio ambiente. - Participación ética en todas las actividades. - Evitar pantallas: privilegiar la experiencia inmediata. El Burning Man. (Instagram/Burning Man) ¿Se imaginan un aula —y una institución educativa— aplicando este reglamento? Tendríamos un ambiente inclusivo. Los chicos podrían intercambiar objetos que no usan (quizás una vez por semana, con adultos coordinando). No habría publicidad política ni promociones de viajes de egresados en el aula. Los recursos internos cobrarían protagonismo gracias a una planificación anual de materiales. Veríamos alumnos componiendo un rap para explicar la Revolución de Mayo, siempre con el límite del respeto a los demás. La escuela podría recuperar el sentido de comunidad. Los chats de madres y padres podrían transformarse en espacios propositivos, y no en focos de discusiones sobre buzos olvidados o peleas que ocultan problemas más profundos (como un alumno o familia que se sienten solos). La responsabilidad con la sociedad civil se reflejaría en algo tan concreto como una salida de colegio sin dobles filas, sin autos ocupando rampas para discapacitados y colectivos circulando libremente. Ni hablar de la función de fin de año: qué bello sería contar con familias responsables de dejar limpio el teatro, dentro y fuera del predio. La ética también implicaría que los padres no especulemos con certificados médicos falsos para justificar faltas, evitando dar un pésimo ejemplo de mentira avalada. Y por último, las pantallas. El gran desafío sería lograr que la experiencia analógica sea más atractiva que la virtual, especialmente si una pantalla me impide ver a un semejante que busca encontrarse conmigo a través del contacto visual. Como verán, ya tenemos muchas cosas lindas que practicamos en la escuela y otras tantas que podríamos inspirar en Burning Man. ¿Qué mejor forma de recordarlas que con un póster en las aulas, al estilo del propio festival? Felipe Marino es licenciado en Economía Empresarial (UTDT) y profesor de Administración General (UBA)
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