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  • El club del helicóptero regresa: ¿por qué seguimos tropezando con la misma piedra?

    Parana » Analisis Litoral

    Fecha: 01/09/2025 14:43

    Gravísimo. No por inesperado, sino por previsible. El manual peronista cuando no está en el poder es tan efectivo como perverso: desgaste constante, operetas mediáticas, tensión en la calle y fuego cruzado desde las instituciones. Mini golpes de Estado por goteo, hasta que la silla presidencial empiece a crujir. Lo peor no es la estrategia —que ya conocemos de memoria— sino la facilidad con la que buena parte de la sociedad se vuelve cómplice involuntaria. Ignorantes útiles que, con su voto, terminan alimentando el caos que dicen detestar. Las escuchas ilegales en Casa Rosada son un escándalo mayúsculo, y sin embargo, pasan como una nota de color en la grieta. ¿Dónde están los defensores de la República ahora? ¿Dónde están los mismos que exigían “institucionalidad” cuando les tocaba a ellos? Las operaciones políticas ya se parecen demasiado a los días previos a la caída de De la Rúa. Por eso sorprende —y decepciona— ver cómo algunos sectores del radicalismo, en vez de aprender de la historia, vuelven a poner la otra mejilla. Este domingo puede marcar un antes y un después. Si Axel Kicillof gana la provincia de Buenos Aires, se inicia la ofensiva final. No por mérito propio —su gestión habla por sí sola—, sino porque su victoria será leída como luz verde para el regreso del viejo régimen. El club del helicóptero está listo, y la película ya la conocemos: piquetes, saqueos, miedo, y una ciudadanía harta mirando otra vez a Ezeiza con resignación. La Argentina tiene un don: tropezar con la misma piedra, pero con entusiasmo renovado. Y parece disfrutarlo. Nos acostumbramos a que nos den todo —mal, tarde y a cambio de nada— y creemos que eso es justicia social. Nos hemos vuelto tan fáciles de manipular que terminamos votando a los que nos empobrecen. Otra vez sopa, otra vez promesas vacías, otra vez el circo de siempre. Aprovechen, quienes puedan, estos últimos días de normalidad: cambiar el auto, viajar, disfrutar de una economía aún sin cepo ni corralito. Porque si vuelven los que siempre vuelven, se termina todo eso. Volverán los controles absurdos, las prohibiciones sin sentido, la caza en el zoológico con la excusa de “proteger lo nacional”. ¿Se acuerdan cuando ni siquiera podíamos comprar un libro en Amazon sin pedir permiso a la AFIP? Mientras tanto, cruzando el charco, Uruguay —gobernado incluso por la izquierda— jamás cayó en semejante autoritarismo económico. Allá no hubo cepo, ni dólar tarjeta, ni prohibiciones ridículas. Allá entendieron que ser de izquierda no significa castigar al ciudadano. Acá confundimos populismo con justicia, y estatismo con progreso. El mercado ya da señales de alarma similares a las PASO de 2019 y al colapso de 2001. La economía pende de un hilo, y mientras tanto, muchos en vez de calmar las aguas, se encargan de echarle nafta al fuego. Pero bueno, si no aprendimos nada, si seguimos repitiendo los mismos errores, tal vez es lo que nos merecemos. Lamentablemente, quienes van a pagar el precio más alto no serán los operadores de siempre, ni los burócratas enquistados, ni los militantes rentados. Serán los jóvenes. Otra vez. Ya somos grandes. Y algunos ya entendimos que la distancia —física, emocional o financiera— es a veces la única defensa frente a un país que se empeña en castigarnos por no rendirnos al fracaso. La historia argentina nos enseñó que cuando el peronismo no tiene el poder, se dedica a hacer tronar el escarmiento. El helicóptero ya está calentando motores. Ojalá no se repita. Pero todo indica que… otra vez sopa. Redaccion Analisis Litoral- gentileza Dr. Bruno Laquidara – https://www.analisislitoral.com.ar/

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