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  • ¿Qué hacer con la superficie quemada en los incendios? Los expertos recomiendan no reforestar: "La naturaleza se abrirá paso"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 24/08/2025 13:15

    Después de que quemara el paraje de las Médulas en el Bierzo (Castilla y León), el presidente de la comunidad autónoma, Alfonso Fernández Mañueco, salió a anunciar un "plan global de restauración forestal" de todas las áreas quemadas por el fuego. ¿Pero es realmente necesario lanzar un plan de reforestación liderado por la Administración o es mejor que la naturaleza siga su curso? Los ecólogos consultados por El Periódico consideran que, en la gran mayoría de hectáreas quemadas, no es necesario reforestar. "A menudo, por la concepción social que tenemos, puede parecer un trauma aceptar que el paisaje cambie, pero en la mayoría de casos, no es necesario reforestar", considera el investigador del CSIC especialista en incendios forestales Lluís Brotons. Siempre se menciona el exceso de masa forestal de España. Pero tras un incendio, precisamente se abren espacios abiertos o zonas ideales para los pastos: "Que haya menos bosque no tiene por qué ser un problema, al contrario". "Que haya menos bosque no tiene por que ser un problema, al contrario" Lluís Brotons — Investigador del CSIC especialista en incendios forestales Este planteamiento choca con la imagen pública de la catástrofe. Después de cada incendio, la presión social y política suele empujar a actuar con rapidez y a prometer grandes planes de reforestación. Sin embargo, los ecólogos recuerdan que los bosques mediterráneos están adaptados al fuego desde hace siglos: las encinas, los alcornoques o los pinos rebrotan con facilidad, y los matorrales colonizan el terreno con rapidez. La intervención humana, si no está muy bien planificada, puede alterar esa dinámica natural y, en ocasiones, resultar incluso dañina. ¿Y cuándo es necesario actuar? A veces, se pueden emprender acciones para evitar la erosión provocada por las posibles lluvias. En la zona del Baix Ebre, en Cataluña, se han aplicado este tipo de soluciones para asegurar el terreno y talar árboles que podrían caer sobre los caminos o la carretera. Los expertos defienden que la diversidad de paisajes es una forma de adaptación al cambio climático. Más heterogeneidad significa menos riesgo de incendios masivos Esa erosión es uno de los riesgos inmediatos tras un gran incendio. Cuando las lluvias llegan, el suelo desprotegido pierde la capa fértil y las laderas pueden venirse abajo. Por eso, en algunos puntos críticos, se colocan mallas o barreras vegetales que frenen el arrastre. Son medidas temporales que buscan estabilizar el terreno hasta que la vegetación vuelva a brotar por sí sola. "Pero repoblar un bosque, en general no es una buena opción", comenta Brotons. Este experto admite que en caso de que se trate de un propietario privado puede decidir hacerlo. No obstante, normalmente, los árboles y los arbustos rebrotan y se regeneran. Otras condiciones ¿Existe la posibilidad de que tras esta recuperación el medio natural se transforme? Las últimas evidencias confirman que sí. "Lo habitual siempre ha sido una regeneración masiva, con la típica alfombra de pequeños pinos u otras especies creciendo muy juntas", señala Josep Maria Espelta, científico del CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales). Pero lo que se ha comprobado en muchos puntos de España es diferente: "Se observan pinos, pero también matorrales y un paisaje más heterogéneo que combina bosque, prados y arbustos". Ese paisaje mixto no debe interpretarse como una pérdida. Los especialistas insisten en que la diversidad de ambientes es una forma de adaptación frente al cambio climático. Más heterogeneidad significa menos riesgo de incendios masivos y mayor resiliencia frente a sequías. "En un mundo en el que cada vez hay más escasez de agua, a lo mejor es el sistema que se va adaptando a las nuevas condiciones, pero no es fácil estar preparado para que el paisaje de tu entorno más inmediato cambie", precisa Brotons. "Algo así no había pasado nunca en España, parece que hemos saltado de nivel y hemos observado fenómenos como los de California" Lluís Brotons En las últimas semanas, todos los expertos han coincidido en señalar que las condiciones climáticas actuales (junto con el riesgo de incendio asociado) son nuevas. "Algo así no había pasado nunca en España, parece que hemos saltado de nivel y hemos observado fenómenos como los de California, por ejemplo", apunta Brotons, antes de añadir que "parece evidente que requerimos un nuevo sistema, en el que los procesos naturales y la gestión se complementan y ayudan a construir un paisaje más seguro para la población", sostiene. El cambio de paradigma implica aceptar que el paisaje no siempre volverá a ser idéntico. El ideal del “bosque eterno” que resiste inmutable no encaja con la realidad de un clima más cálido, con olas de calor más frecuentes y fuegos cada vez más intensos. El caso de las Médulas El escenario calcinado de las Médulas, el principal reclamo turístico de El Bierzo, en León, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997 y Monumento Natural en 2022, es paradigmático. Esta región, que en época romana se convirtió en una de las principales explotaciones de oro, ha visto cómo sus árboles centenarios quedaban, primero secos y luego cubiertos de ceniza. Especialistas de la Universidad de León ya han constatado que los bosques de encinas y robles se recuperarán en poco más de una década. Otras especies, en cambio, como los castaños, lo tendrán más complicado. Pero no hay duda de que las arboledas, de una forma u otra, volverán a abrirse camino. Brotons, paseando por las Médulas, explica que el pueblo se salvó "de milagro". Y subraya que los bosques, de robles, encinas y matorrales, han ardido con una intensidad que normalmente se asocia a los bosques de coníferas (pinos). "Es muy interesante ver lo que ha sucedido aquí porque estamos ante una orografía con un relieve complejo en el que es difícil aplicar medidas de extinción", opina. "De todas formas, a la vez, cabe señalar que los pastos y los cultivos son difíciles de recuperar en un terreno tan accidentado", añade. Esa dificultad de acceso y de aprovechamiento agrícola explica también por qué muchos de estos territorios han quedado abandonados durante décadas, con una vegetación densa y continua que se convierte en combustible acumulado. Los expertos insisten en que la prevención debe pasar por un nuevo modelo de gestión del territorio: menos abandono rural, más mosaico de usos y una planificación que asuma que el fuego es parte inevitable de la dinámica natural. Suscríbete para seguir leyendo

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