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» La Capital
Fecha: 23/08/2025 13:50
Viajar al continente asiático en marzo y abril es conocer un universo de templos milenarios, ciudades futuristas y paisajes cubiertos de cerezos en flor. Cada primavera, un fenómeno único transforma el paisaje en Asia: la floración del sakura, la emblemática flor del cerezo que simboliza renovación y belleza efímera en Japón y Corea . Durante unos días, templos, parques y ciudades se visten de rosa para regalar un espectáculo inolvidable . En este momento especial del año sale a escena un recorrido que une dos destinos fascinantes: Corea del Sur y Japón, donde tradición y modernidad se entrelazan para revelar lo mejor de ambos países. Este viaje está cuidadosamente diseñado para que cada paso combine historia, espiritualidad, gastronomía, naturaleza y modernidad , con alojamientos de calidad, excursiones guiadas y experiencias profundamente memorables. La primera etapa transcurre en Corea del Sur, donde la capital, Seúl, exhibe una fusión perfecta entre lo ancestral y lo contemporáneo. El recorrido comienza en el imponente Palacio Gyeongbokgung, con su arquitectura del siglo XIV, y continúa por barrios como Bukchon Hanok Village , una zona histórica repleta de hanoks, casas tradicionales de madera que aún conservan su estructura original. Más adelante, el contraste con zonas como Myeongdong, famosa por la moda y la gastronomía callejera, ilustra la dualidad de una ciudad donde lo nuevo y lo antiguo coexisten sin fricciones. “Nunca imaginé que ver los cerezos floreciendo junto al Palacio Gyeongbokgung me emocionaría tanto. Es como estar dentro de un cuadro”, comparte Lucía R., una viajera que hizo este recorrido el año pasado. 001-001-cerezos-en-flor-en-japon (1) La primavera coreana se disfruta especialmente en lugares como Yeouiseo-ro, un extenso paseo de casi dos kilómetros con más de 1.800 cerezos Yoshino y decenas de miles de flores. También se visita la futurista Lotte World Tower, el edificio más alto del país, y el relajado Parque del Lago Seokchon, donde los reflejos rosados en el agua parecen multiplicar la floración. Luego, el viaje avanza hacia Jeonju, considerada la cuna de la gastronomía coreana y famosa por su pintoresca aldea de casas tradicionales. Allí se pueden probar platos emblemáticos como el bibimbap —arroz mezclado con vegetales, carne y huevo— y vestirse con un hanbok, el traje típico coreano de vivos colores. >> Leer más: Turismo de bienestar: tres destinos para reconectar con uno mismo En Gyeongju, antigua capital del reino Silla, la historia se respira en cada paso. Se recorren el Templo Bulguksa, la Gruta de Seokguram, el observatorio astronómico Cheomseongdae (el más antiguo de Asia) y los jardines del estanque Anapji, rodeado de pabellones y vegetación. “Sentí una conexión con la historia coreana que no esperaba. Caminar entre templos y cerezos fue como viajar en el tiempo”, cuenta Javier M., médico y un entusiasta de la cultura asiática. Finalmente, la costa de Busan sorprende con el Templo Haedong Yonggungsa, construido frente al mar sobre acantilados. La ciudad despliega además playas, aldeas artísticas como Gamcheon, mercados de pescado, teleféricos con vistas al océano y modernos centros comerciales. En primavera, el paisaje se transforma con la llegada del rosa pálido de los cerezos, que enmarcan tanto templos como senderos junto al mar. JAPÓN 4 Japón: hanami entre templos y montañas Desde Busan se cruza al archipiélago nipón para vivir el esplendor del hanami, la tradición japonesa de contemplar los cerezos en flor como símbolo de la belleza efímera. El viaje comienza en Osaka, ciudad vibrante y reconocida por su gastronomía. Se visita el castillo de Osaka, se recorren barrios como Dotonbori y se disfruta del movimiento urbano con el estallido de color que trae el sakura. En la vecina Nara, el gran protagonista es el Todai-ji, con su imponente estatua de Buda, acompañado por los ciervos sagrados que habitan libremente el parque. Luego, Kioto despliega su elegancia con templos como el Kinkaku-ji (Pabellón Dorado), jardines zen, el bosque de bambú de Arashiyama y el famoso Santuario Fushimi Inari, con miles de torii rojos en las laderas de la montaña. “En Kioto, bajo los cerezos, uno entiende lo que significa belleza espiritual. Hay silencio, respeto, emoción. Es una vivencia muy profunda”, dice Marcela D., emocionada por la experiencia. Más adelante, el recorrido alcanza los Alpes Japoneses, donde los pueblos de Takayama y Shirakawago muestran un Japón más rural y tradicional. Allí, las casas de estilo gassho-zukuri, con techos inclinados de paja para resistir la nieve, se combinan con campos florecidos y calles detenidas en el tiempo. >> Leer más: Mar de Ansenuza: el tesoro natural de Córdoba para una escapada diferente La última parte del viaje transcurre en Tokio, la capital que mezcla tecnología, historia y cultura. Se recorren barrios como Shibuya, el moderno distrito de Ginza, el Templo Senso-ji en Asakusa y la tradicional calle Nakamise, mientras se disfruta del sakura en parques como Ueno y Shinjuku Gyoen. Antes de regresar, una jornada en Hakone, entre lagos, montañas y aguas termales, permite disfrutar de vistas privilegiadas del Monte Fuji, si el clima lo permite, desde el teleférico o el crucero por el lago Ashi. Es un final apacible y meditativo, ideal para cerrar un viaje donde lo efímero de la floración potencia la intensidad de cada recuerdo. JAPÓN 2 Flores, historia y asombro Este itinerario permite experimentar dos culturas profundamente diferentes, pero igualmente fascinantes, unidas por un mismo símbolo de belleza y renacimiento. Entre palacios, templos, mercados, paisajes montañosos y ciudades futuristas, el sakura guía el camino con delicadeza. Y así, como los pétalos que caen suavemente al suelo, las imágenes de este viaje quedan suspendidas en la memoria para siempre. Datos útiles Cómo llegar Desde Buenos Aires hay una salida grupal acompañada con guía especializado el 25 de marzo de 2026. El recorrido es de 22 días e incluye alojamiento con desayuno, visitas panorámicas y todo lo necesario para disfrutar del viaje. Cuándo ir Marzo y abril son meses perfectos para viajar porque coinciden con la floración en la mayoría de los destinos clave del itinerario. El florecimiento de los cerezos (sakura) es uno de los eventos naturales más esperados del año en Asia. La temporada ideal para verlo comienza a fines de marzo y se extiende hasta mediados de abril. Japón Tips para viajeros Qué es el sakura: es la flor del cerezo, símbolo de la primavera y la fugacidad de la vida. Empieza a florecer entre fines de marzo hasta mediados de abril, dependiendo de la región. Seguir el mapa de floración: dado que la floración avanza de sur a norte, este viaje aprovecha el movimiento natural del sakura, empezando por Corea y terminando en Japón en el momento justo. Reservar con anticipación: es una de las temporadas más populares y los vuelos, alojamientos y entradas a templos o jardines pueden agotarse rápidamente. Madrugar para disfrutar sin multitudes: muchos parques y templos se llenan desde temprano. Ir a primera hora permite vivir la experiencia con más calma. Sumarse a las costumbres locales: en Japón, es tradición hacer hanami —picnics bajo los cerezos con familiares y amigos. En Corea, por su parte, muchos se visten con hanbok para sacarse fotos frente a los cerezos en lugares históricos. Participar de estos rituales convierte al viaje en una vivencia cultural completa.
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