23/08/2025 02:20
23/08/2025 02:20
23/08/2025 02:20
23/08/2025 02:18
23/08/2025 02:18
23/08/2025 02:17
23/08/2025 02:17
23/08/2025 02:17
23/08/2025 02:17
23/08/2025 02:16
» Elterritorio
Fecha: 22/08/2025 23:54
El triatlón mixto bajó el telón en la playa San José, subsede de Asunción 2025, con un espectáculo vibrante frente al Paraná. Entre público paraguayo y también con presencia de misioneros, Estados Unidos se consagró campeón, mientras Argentina luchó contra la adversidad hasta el final. viernes 22 de agosto de 2025 | 19:30hs. La Playa San José de Encarnación se vistió de fiesta y emoción para despedir a los Juegos Panamericanos Juniors Asunción 2025. Frente a Posadas, con la brisa del Paraná y un sol abrazador que no dio tregua, se vivió la última jornada de la cita continental, marcada por el triatlón mixto de relevos, una modalidad tan explosiva como vibrante. Encarnación fue subsede de los Juegos, mientras que Asunción, la capital paraguaya, albergó el resto de las disciplinas. Pero en la Perla del Sur, el triatlón encontró un escenario único: playa, río y costanera se transformaron en un circuito vibrante que puso a la ciudad en el mapa deportivo de América. El público volvió a ser protagonista. Desde temprano, cientos de personas se acercaron a la costa con banderas, globos y camisetas, alentando a los equipos con una pasión que traspasó fronteras. Muchos vinieron desde Posadas, cruzando el puente para aprovechar la oportunidad única de tener a pocos kilómetros a los mejores juniors de América, aquellos que ya se proyectan rumbo a Los Ángeles 2028. Las gradas estuvieron llenas desde temprano. El podio y la historia argentina En lo deportivo, Estados Unidos mostró un nivel arrollador. Naomi Ruff, Blake Bullard, Jimena de la Peña y Braxton Legg completaron la prueba en 1h23m20s, llevándose la medalla dorada con holgura. Canadá se quedó con la plata en 1h23m53s, mientras que México completó el podio con 1h24m41s. El mejor sudamericano fue Brasil, cuarto con 1h27m42s. Argentina vivió una montaña rusa de emociones. El equipo venía sexto y soñaba con un puesto prometedor. Pero en el último relevo, cuando Bautista Arbizu salió del agua para tomar su bicicleta, se encontró con la rueda pinchada. Sin rendirse, recorrió los 6 kilómetros en esas condiciones. Esa imagen quedó grabada en el corazón de todos: bronca, pero también orgullo. Finalmente, el equipo albiceleste terminó 11º entre 13 países, completando con dignidad la competencia. La modalidad de relevos mixtos aportó dinamismo y adrenalina. Cada atleta debió completar 300 metros de natación, 6,8 kilómetros de ciclismo y 2 kilómetros de carrera a pie antes de entregar el relevo a su compañero. Con la alternancia mujer-hombre-mujer-hombre, la competencia se desarrolló en poco más de una hora y media, atrapando a los espectadores en cada transición. La voz de Emilia Vargas, la mendocina que cumplió un sueño Una de las integrantes del equipo argentino, Emilia Vargas, expresó lo que significó la experiencia: “Nosotros nos propusimos buscar un octavo puesto en la previa y veníamos sextos en la prueba hasta el último relevo, así que estábamos contentos. Y bueno, tuvimos la mala suerte con la bicicleta, que no la pudo cambiar, pero Bautista puso todo la verdad. Terminó la carrera igual con mucho corazón”. Sobre su propia participación, contó: “Me sentí bastante bien, aunque fue muy duro. La verdad es que no había tomado dimensión de lo que significaba hasta que llegué acá y me encontré con tantas chicas de altísimo nivel. Fue emocionante”. Nacida en Mendoza, reveló cómo es hacer triatlón en su provincia: “Somos poquitos los que lo practicamos. De hecho, las que vinimos somos las dos de Mendoza y casi siempre competimos entre nosotras. No hay mucha competencia, pero estar acá me abrió la cabeza. Es un sueño”. De Panamá a Encarnación Desde Panamá, Liska Arteaga se llevó recuerdos imborrables a pesar del cansancio acumulado: “Hoy la sentí fuerte y demandante (a la carrera). La noche anterior había estado descompuesta y di todo lo que pude. En la natación y la corrida lo entregué todo. Fue una experiencia muy buena, hay cosas que mejorar, pero nunca voy a decir que me fue mal, porque siempre hay pros y contras”. Lo que más valoró fue el espíritu de equipo, un elenco cargado de jóvenes que terminó 12º: “Lo especial es compartirlo con los compañeros. A veces entrenamos en diferentes lugares y no nos vemos, pero aquí nos juntamos y confiamos en que cada uno va a dar lo mejor, salga bien o mal. Eso es lo lindo de un relevo”. Era su primera vez en Paraguay, y se llevó una gran impresión: “Me encantó, me pareció muy lindo y con muchas curvas. La pasé muy bien. Competir con atletas que nunca había visto me motivó muchísimo a seguir creciendo”. El aliento más sentido: la familia de Ahinara Aguilar Pero no todo fue competencia. La postal más emotiva estuvo en el costado del circuito, donde los familiares de la triatleta paraguaya Ahinara Aguilar acompañaron con fervor desde la natación en la playa hasta el ciclismo y el pedestrismo en la costanera. Dora y Susana, madre y abuela de la atleta, llegaron desde Asunción donde viven, y compartieron su emoción: “Es una experiencia excelente. Nos encanta participar en todo lo que sea deporte, porque es muy bueno para todos, para los jóvenes, para la escuela. Es nuestra primera experiencia así, y la emoción es inmensa”. Dora y Susana, alentando a Ahinara. La abuela, con mucha emoción, agregó que “no es fácil el sacrificio que hacen los chicos. Estudian, trabajan y además entrenan. Pero el deporte es una escuela de vida. Es muy emocionante verla acá, con tanta gente alentando”. Ambas valoraron la organización y las instalaciones: “Está todo muy bien preparado. Ojalá Paraguay tenga otra oportunidad de recibir un evento así. Esto deja mucho para todos”. Sobre la carrera de Ahinara, contaron cómo fue su inicio: “Empezó muy joven –antes nadaba, después hizo waterpolo, hasta compitió en los Odesur– y este año, ya en la universidad se decidió por este deporte tan sacrificado. Probó otras disciplinas, pero el triatlón fue el que la atrapó. Y acá está, cumpliendo un sueño”. Y concluyeron con un mensaje de aliento: “Las medallas son importantes, claro, pero lo esencial es mejorar cada día. Que no se bajoneen, que sigan adelante. Estos Panamericanos fueron un regalo para todos”. Un cierre con sabor a fiesta El calor extremo –rozando los 34 grados– no fue obstáculo. Entre sombreros, sombrillas improvisadas y mates compartidos, las familias disfrutaron de un espectáculo deportivo de primer nivel. Los guardavidas de Posadas, como en las anteriores competencias acuáticas, colaboraron con la seguridad, reforzando el carácter regional de la cita. Además, hubo también misioneros cruzaron el puente internacional San Roque González para vivir de cerca un certamen continental de semejante magnitud. Entre ellos estuvieron Raúl y Mariana, una pareja posadeña que no quiso perderse la experiencia. “Estando tan cerca no nos podíamos perder esto. Es vivir un sueño olímpico que alguna vez soñé. Disfrutamos de la competencia y también de charlar con personas de otros países”, contó Raúl, mientras compartían mate y fotos en la costanera encarnacena. La posadeña Mariana, obtuvo su foto junto al triatleta argentino Arbizu. Con el triatlón mixto, la Playa San José despidió una semana que también tuvo mountain bike, vela y aguas abiertas, consolidando a Encarnación como una subsede vibrante de los Juegos Panamericanos Juniors Asu 2025. Más allá de los resultados, lo que quedará será la experiencia compartida: la cercanía, el orgullo regional; además de la certeza de que el deporte es capaz de unir orillas y generaciones en una misma emoción.
Ver noticia original