20/08/2025 13:51
20/08/2025 13:50
20/08/2025 13:50
20/08/2025 13:50
20/08/2025 13:50
20/08/2025 13:50
20/08/2025 13:50
20/08/2025 13:50
20/08/2025 13:49
20/08/2025 13:49
Parana » Informe Digital
Fecha: 20/08/2025 07:40
La Unión Europea (UE) devolvió a Washington la última versión del borrador que debe concretar el acuerdo de julio, diseñado para prevenir una guerra arancelaria. “Hemos enviado de vuelta el borrador de declaración conjunta a Estados Unidos”, afirmó un portavoz de la Comisión Europea. El comisario de Comercio, Maros Sefcovic, mantiene un contacto directo con sus homólogos estadounidenses, Howard Lutnick y Jamieson Greer. “El trabajo continúa”, añadió. El acuerdo marco, sellado a fines de julio, contempla una concesión significativa: Estados Unidos aplicará un arancel máximo del 15% a la mayoría de las importaciones europeas, que representan aproximadamente el 70% del comercio total entre ambas regiones. A su vez, la UE se compromete a adquirir energía y material militar estadounidense por un valor estimado en cientos de miles de millones de dólares. Este pacto evitó lo que habría sido un conflicto arancelario más perjudicial. El presidente estadounidense ha amenazado, sin concretar, con aranceles del 30% o incluso superiores. El nuevo marco reduce esa amenaza a la mitad, aunque sigue generando crecientes tensiones comerciales. A pesar del avance político, los desacuerdos persisten. Según Financial Times, la principal traba radica en la regulación digital: Estados Unidos presiona por concesiones respecto a la Ley de Servicios Digitales de la UE, que Bruselas considera “no negociable”. Además, la Casa Blanca ha detenido el envío de una orden ejecutiva destinada a reducir los aranceles automotrices del 27,5% al 15%, que aún está pendiente de definirse en la declaración conjunta. También generan tensión la temporalidad y los detalles sectoriales. Se espera que el acuerdo limite aranceles en productos estratégicos como automóviles, semiconductores y productos agrícolas, pero dichos mecanismos aún no han sido definidos ni respaldados legalmente por la Casa Blanca. En un artículo reciente, Financial Times afirma que la UE fue presionada por Trump hasta aceptar un acuerdo más favorable para Estados Unidos: “El acuerdo implicó concesiones significativas —como aranceles del 15% en vez de cero para los bienes estadounidenses y mayores compras de energía y defensa— bajo la creencia de asegurar el compromiso estadounidense con la seguridad europea y la defensa de Ucrania”. Otras voces también cuestionan el coste político: el editorial del Wall Street Journal critica el acuerdo y lo considera una renuncia a objetivos críticos. Asimismo, remarcan que aún persiste la tasa del 50% sobre acero y aluminio, y que no se abordaron cuestiones como impuestos digitales o normas agrícolas. En el mismo texto, se menciona que el acuerdo podría, de hecho, encarecer los medicamentos para los consumidores estadounidenses. Financial Times también narró cómo la UE cedió ante lo que describe como “el rodillo arancelario de Trump”. Resalta que Trump superó la capacidad de respuesta rápida del bloque, que había estado preparando una estrategia coordinada de represalias. Las divisiones internas y los contextos geopolíticos (OTAN, Ucrania) debilitaron su posición. Al final, la UE aceptó un arancel general del 15%, aunque no sobre acero, lo que simboliza una victoria parcial para el proteccionismo estadounidense. La escalada comenzó a principios de 2025, cuando Trump impuso aranceles del 25% al acero y aluminio en marzo, aumentando al 50% en junio. Las amenazas se extendieron a automóviles, productos farmacéuticos, semiconductores e incluso servicios digitales, bajo la política de aranceles recíprocos. En abril, anunció aranceles generalizados denominados “Liberation Day”, aunque muchos fueron bloqueados judicialmente por exceder la autoridad ejecutiva. Frente a esta presión, la UE respondió con propuestas de represalias. Bajo amenazas crecientes, la Unión finalmente logró el entendimiento de julio, aunque aún mantiene reservas sobre su solidez futura. La conclusión de la declaración conjunta es crucial para estabilizar el comercio transatlántico. La Comisión Europea sostiene que, una vez acordada, será una plataforma para continuar colaborando con Washington en la reducción de aranceles adicionales. No obstante, la falta de claridad legal —en relación a inversiones, plazos sectoriales y excepciones— genera incertidumbre. Funcionarios europeos insisten en que el cumplimiento, especialmente en lo que respecta a compras energéticas y militares, depende de que la declaración adquiera una fuerza ejecutiva real. Mientras tanto, en varias capitales de la UE persiste el recelo. La ratificación interna de este acuerdo podría complicarse por la percepción de que se sacrifica la competitividad industrial europea en aras de preservar la alianza estratégica.
Ver noticia original