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  • Por qué cuesta tanto decir que no: estrategias para fortalecer la autoestima y proteger nuestro tiempo y energía

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 18/08/2025 14:31

    La importancia de aprender a decir no para fortalecer la autoestima y preservar el bienestar emocional en distintos ámbitos La Dra Lucía Crivelli, neuropsicóloga (MN33849), detalló en Infobae en Vivo cuáles son los mecanismos emocionales detrás de la dificultad para negarse ante demandas ajenas, por qué el “no” mejora los vínculos y cómo cultivar una comunicación asertiva desde la infancia para evitar el desgaste y la culpa. En diálogo con Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, que contó con la conducción de Gonzalo Sánchez, Ramón Indart, Cecilia Boufflet y María Eugenia Duffard, la Dra. Lucía Crivelli, neuropsicóloga y columnista, analizó la importancia de aprender a decir “no” para fortalecer la autoestima y cultivar relaciones sanas tanto en el ámbito personal como profesional. “Aprender a decir que ‘no’ es un acto de autocuidado”, afirmó, al tiempo que desmenuzó con precisión los motivos culturales y psicológicos que convierten el simple ejercicio de la negativa en un desafío cotidiano, sobre todo para las mujeres. En este contexto, Crivelli detalló en qué consiste la experiencia emocional de la culpa, y cómo la educación, los mandatos sociales y la personalidad intervienen a la hora de ceder o resistir ante pedidos externos. “Tenemos una parte nuestra que vive la vida y toma decisiones, y otra que observa y juzga. Esa parte culpadora es la que nos pesa a la hora de negar algo”, explicó. La especialista advirtió que muchas veces los propios valores y reglas no escritas —adquiridos en la infancia o arraigados por la cultura— operan como una voz interna que condiciona la autonomía. “Cuando decimos que sí, muchas veces es por evitar el conflicto, por miedo a defraudar o porque queremos pertenecer al grupo”, dijo. Técnicas como la del sándwich y el disco rayado pueden mejorar la comunicación asertiva en la vida cotidiana La práctica de decir “sí” sin convencimiento, según Crivelli, rara vez es gratuita: “Uno cree que aceptando ofrece satisfacción, pero en verdad muchas veces termina enojado, frustrado o resentido. Decir que sí tiene un costo alto”. Por eso propuso —en diálogo con Infobae en Vivo, en el programa de la mañana— una revisión consciente de las propias reglas internas y la activación de estrategias que ayuden a postergar la respuesta automática, para ganar tiempo y claridad antes de responder. “No se trata de ser rebeldes patológicos ni de vivir en modo rechazo. Hay que balancear”, consideró, refiriéndose al riesgo de convertir el “no” en un escudo ante cualquier demanda, lo que también puede ser contraproducente. Sin embargo, la especialista resaltó que la clave está en la autenticidad y la asertividad: “Decir que no bien dicho, con respeto y desde la verdad, genera empoderamiento y seguridad. El ‘no’ tiene mala prensa, pero es fundamental para preservar nuestros propios límites”. Técnicas para una comunicación asertiva Entre los recursos concretos, Crivelli recomendó la llamada “técnica del sándwich”: alternar un mensaje positivo, la negativa en sí, y cerrar con otra afirmación constructiva. “Por ejemplo, decir ‘¡Me encanta la idea!, pero ya tenía otro compromiso; la próxima no me la pierdo’, ayuda a suavizar la negativa y mantener el vínculo”, explicó la neuropsicóloga. Agregó también la llamada “técnica del disco rayado” para las ocasiones en que la presión externa es persistente: “Simplemente, repetir, sin demasiadas justificaciones, que no es posible, usando siempre la misma y breve excusa”. Sobre el uso de las tradicionales “mentiras piadosas”, Crivelli recomendó que, en la medida de lo posible, la negativa se acerque a la verdad y la honestidad personal, aunque reconoció que muchas veces la dinámica social requiere negociar matices. “La asertividad implica equilibrar la verdad con una comunicación transparente, eficaz y empática. Mentir puede resolver puntualmente, pero a largo plazo la sinceridad nos protege más”, sostuvo. La culpa suele aparecer cuando las decisiones contravienen normas aprendidas o buscan evitar conflictos interpersonales (Imagen Ilustrativa Infobae) El temor a la culpa y los mandatos culturales Durante su columna, la neuropsicóloga enfatizó el papel de la culpa como una emoción “opresiva y displacentera”, que suele aparecer cuando las decisiones propias rompen con los valores aprendidos o con las expectativas ajenas. “A veces obedecemos reglas que ni siquiera revisamos, como ayudar siempre que nos lo pidan o decir que sí para pertenecer. Cuando incumplimos esas máximas, la culpa actúa como el aviso de un auto: se prende una luz, pero eso no significa que la regla fuera correcta para ese momento”, precisó. Crivelli resaltó que estas reglas suelen tener raíz en la infancia, donde madres, padres o cuidadores transmiten recetas universales que no siempre aplican con justicia en la vida adulta. “Tenemos que poder revisar esas normas, porque cuando son demasiado generales o infantiles, nos llevan a decir que sí, cuando el autocuidado exigiría lo contrario”, explicó, y alertó que la autoexigencia excesiva suele alimentar a la voz interior que juzga y critica. Una parte de la charla estuvo dedicada a explorar el sesgo cultural y de género en la dificultad para “poner límites”. Según Crivelli, “las mujeres tienden más a decir que sí, por educación, por temor a ser vistas como poco empáticas o solidarias. Hay mandatos vinculados a la amabilidad y la responsabilidad que operan muy fuerte”. Al respecto, citó experimentos sociales donde las mujeres, en contextos de grupo, encuentran mucho más difícil negarse a un pedido, sobre todo cuando otras personas ya han accedido previamente. El miedo a perderse experiencias placenteras o socialmente valiosas fue otro de los temas abordados por la especialista. Según lo expuesto, este temor refuerza el impulso a aceptar invitaciones y compromisos, incluso contra la propia voluntad o bienestar. “No siempre decimos que sí por ser buena gente, muchas veces es por miedo a quedar afuera”, analizó la experta. Las mujeres suelen enfrentar mayores dificultades para poner límites debido a mandatos culturales y expectativas sociales (Imagen Ilustrativa Infobae) Los costos de decir “sí” sistemáticamente En los distintos tramos del diálogo con Infobae en Vivo, Crivelli insistió en que el exceso de concesiones puede tener consecuencias profundas: “El sí, lejos de volvernos más queridos, puede generarnos resentimiento y desgaste. Cerrás la puerta a solas y pensás: ¿Por qué acepté esto? Te terminás enojando incluso con la persona que te pidió el favor”. Por el contrario —afirmó— el “no” bien puesto puede convertirse en una herramienta de liberación y fortaleza personal: “El no te vuelve libre, te define y te permite habitar tus decisiones con menos culpa”. La Dra. Crivelli abordó la importancia de que el aprendizaje del “no” comience desde la niñez. Relató que el desarrollo de la empatía y la responsabilidad, aspectos regulados por el lóbulo frontal y la corteza ventrolateral del cerebro, suele mostrar un alza entre los cuatro y cinco años: “Es en esa etapa donde los chicos empiezan a entender cómo se siente el otro y toman conciencia de sus actos. Por eso, enseñarles a elegir, a poner sus propias prioridades, es clave para que no crezcan con la idea de que siempre deben decir que sí para ser aceptados”. Reconoció que la distinción entre empatía y límites no siempre es sencilla. “Al final, lo importante es que el ”no" esté fundamentado, que los chicos aprendan a reconocer sus emociones y necesidades, sin caer en el rechazo por costumbre, pero tampoco sacrificando su bienestar”, recomendó. Finalmente, Crivelli repasó cómo los rasgos de personalidad influyen en la facilidad o dificultad para poner límites. Basándose en los cinco factores de la personalidad —neuroticismo, apertura, extraversión, responsabilidad y amabilidad—, explicó que “quienes son más amables y tienen mayor neuroticismo suelen ser los más vulnerables a no poder decir que no, porque su cordialidad y necesidad de complacer les cuesta sostener el autocuidado”. La conversación se cerró recordando que la clave está en el equilibrio, en el desarrollo de una comunicación asertiva sin perder de vista la empatía, pero priorizando siempre el cuidado propio como condición para relacionarse sanamente con los demás. La columna completa a Lucía Crivelli El equilibrio entre empatía y autocuidado es fundamental para cultivar relaciones sanas y evitar el resentimiento Infobae en Vivo te acompaña cada día en YouTube con entrevistas, análisis y la información más destacada, en un formato cercano y dinámico. • De 9 a 12: Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Cecilia Boufflet. • De 18 a 21: Jesica Bossi, Diego Iglesias, María Eugenia Duffard y Federico Mayol. Actualidad, charlas y protagonistas, en vivo. Seguinos en nuestro canal de YouTube @infobae.

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