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  • La realidad que viven las infancias: pobreza, desigualdad y ajuste en el acceso a la salud

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 17/08/2025 12:12

    En sus considerandos, el decreto 562/2025 –por el que el Gobierno decidió que a partir de ahora el día del niño se celebrará el tercer domingo de agosto– nombra la Convención de los Derechos del Niño, su jerarquía constitucional y la sugerencia de la Asamblea General de Naciones Unidas para que los gobiernos celebren el Día Universal del Niño “en la fecha y la forma que cada uno de ellos estime conveniente”. Pero la Convención establece puntos mucho más importantes que la definición de un día en particular: al ratificarla y darle rango constitucional, Argentina se comprometió, por ejemplo, a garantizar “el disfrute del más alto nivel posible de salud y a servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación”. Tal vez, este es uno de los puntos que más controversia generaron en las últimas semanas: el Congreso dio media sanción a una ley de emergencia que entre otras cosas dispone equiparar las remuneraciones del personal destinado a la asistencia pediátrica y residentes al nivel salarial de noviembre de 2023, lo que implicaría un gasto adicional, según la Oficina de Presupuesto de la Legislatura, de $ 65 mil millones. El monto es inferior al que disponen, por ejemplo, organismos como la Secretaría de Inteligencia de Estado (que cuenta con $ 80 mil millones y que ya lleva devengados $ 12 mil millones en gastos reservados). La norma que se aprobó en Diputados incluye, desde ya, al hospital Garrahan: esta institución cuenta con un presupuesto menor al que había sido presentado por el propio gobierno como parte de las proyecciones de gastos para este año. En el documento original se destinaba un total de $ 190.500 millones para el hospital pediátrico, $ 4.400 millones más que los que efectivamente tiene consignados hoy ( $ 186.097 millones). Esto se da, además, en un marco en el que, según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, el 57,5% de los niños, niñas y adolescentes carece de cobertura en salud mediante una prepaga, obra social o mutual. La Convención también compromete a los Estados parte a “combatir las enfermedades y la malnutrición en el marco de la atención primaria de la salud” mediante “la aplicación de la tecnología disponible y el suministro de alimentos nutritivos adecuados y agua potable salubre”. De acuerdo con el último informe de la UCA, para fines de 2024 el 16,5% de los niños experimentó insuficiencia alimentaria severa: un pico histórico desde 2010, dos puntos porcentuales por encima de 2023, e incluso superior al dato de pandemia (15%). La inseguridad alimentaria total trepó al 35,5%, también el número más alto de la década, salvo por el pico de pandemia (37,3%). Se trata de una privación que ya se volvió estructural y que es definida como “la falta de acceso regular a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para el desarrollo activo y saludable de las personas”. La inseguridad alimentaria afecta de manera desproporcionada a niños, niñas y adolescentes (NNyA) en condiciones de pobreza o indigencia, que a su vez es mayor entre este sector de la población que en el resto: la pobreza monetaria fue del 38,1% para el general de los argentinos en el segundo semestre de 2024, pero afectó al 52,7% de los NNyA. De ese total, el 12,3% vive en condiciones de indigencia (en comparación con el 8,2% de la población en general). En la distribución de la pobreza también impactan factores como la región del país, la pertenencia a un hogar monoparental o el grado de precariedad laboral de sus responsables. En algunos aglomerados la pobreza aumentó. Tal como señaló PERFIL en una nota sobre este tema, en Concordia, Entre Ríos, la cantidad de niños y niñas en esta situación pasó del 68,4% al 75% entre el segundo semestre de 2023 y el segundo semestre de 2024. En Gran Salta escaló del 55,1% al 56,3%; en Posadas, Misiones, del 55% al 61,4%; y en Gran Catamarca también tuvo un leve repunte: pasó del 60,1% al 60,4%. “Los aglomerados del norte argentino (NEA y NOA) no solo parten de niveles históricamente más altos, sino que, si bien mejoran respecto del pico de mediados de 2024, no logran volver a los niveles de pobreza infantil previos, consolidando una situación de mayor vulnerabilidad estructural”, advierte el documento de la UCA. El acceso a servicios como el agua potable también está restringido para las infancias: casi el 40% (39,1%) no cuenta en su vivienda con cloacas, agua corriente o inodoro con descarga, según la misma fuente. Esto impacta particularmente en el caso de niñas, niños y adolescentes que viven en hogares con ingresos muy bajos (56,2%). A estas realidades, que no están contempladas en el decreto que fija una fecha para el día de las infancias –y a las que considera “pilar fundamental de nuestra Nación”– se suman otras: por ejemplo, el hecho de que casi el 28% de los niños, niñas y adolescentes argentinos comparte un colchón para dormir. Incertidumbre económica, en nivel de 2019 El Índice de Incertidumbre Económica aumentó en julio a 53,1, valor similar al de 2019, de acuerdo con la UCA. Esto se traduce a que se detectaron en mensajes económicos, en promedio, 53,1 palabras vinculadas a incertidumbre por cada 10 mil. La categoría impuestos experimentó el mayor incremento, con más del 8% asociado. Dirigido por Daniel Aromí, el índice resume las opiniones económicas transmitidas por comentarios en canales argentinos de YouTube. Esta medición es un 4% superior a la observada el mes anterior. “El aumento puede estar asociado al incremento en la volatilidad del mercado cambiario”, planteó la UCA. Desde una perspectiva de largo plazo, los valores observados son similares a los del año 2019. Esos, marcado por la crisis cambiaria y la incertidumbre electoral.

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