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  • Educando a Javier: Un Profundo Perfil sobre su Trayectoria y Aprendizajes

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 17/08/2025 11:32

    Una rápida aclaración: no se pretende ofrecer consejos educativos que lleven al Presidente a comportarse de manera más apropiada, acorde a la investidura que ostenta, como un ciudadano ejemplar y un adulto digno de ser imitado por niños y jóvenes. No es que no se haya intentado; simplemente, es imposible. Javier Milei ha sido educado de tal manera que resulta indeleble. Su primera educación, que lo marcó profundamente y lo configura tal como es, proviene de la crueldad que experimentó tanto en su hogar como en la escuela, lo que ha generado patologías que, según los especialistas, se tornan difíciles de revertir si no son tratadas a tiempo. La segunda etapa de su educación ocurrió en la adultez y validó la anterior. Un sector significativo de la sociedad le ha enseñado que su agresividad en el discurso, sus limitaciones lingüísticas, su humor más infantil que irónico, sus obsesivas metáforas sexuales y su incapacidad para aceptar diferencias son recursos legítimos para relacionarse dentro de una comunidad. No es que los sectores que normalizan a Milei sean idénticos a él, no necesariamente. Pero sí lo necesitan así, como una herramienta útil para alcanzar ciertos objetivos, revalidándolo tal como es. Sin filtro. Hace diez días, prometió no volver a insultar, se refirió a “la dictadura de las formas” y afirmó: “Vamos a enfrentarlos respetándoles sus formas.” Esto sugiere que quienes lo critican por insultar a quienes no comparten sus opiniones son “dictadores” que pretenden reeducarlo. Las crónicas posteriores indicaron que este cambio de tono obedecía a la preocupación por la caída de su imagen. También se citaron encuestas que muestran que aproximadamente el 75% de las personas rechazan su forma de expresarse. Durante la campaña presidencial de 2023, hubo instantes en que el libertario intentó mostrarse respetuoso, pero siempre fueron efímeros. Ahora ha vuelto a suceder. Milei no cambia porque no puede, ni siquiera tras recibir esta semana el reclamo del Departamento de Estado de su admirado Donald Trump, alarmado por sus agresiones a la prensa. Y si algún día sus formas se convirtieran en un límite insuperable para sus votantes, es probable que él ya no tenga la capacidad de modificar ese aspecto fundamental de su personalidad. Como el escorpión, es más fuerte que él. El jueves pasado, en un acto en La Plata, recordó que “hace poco me comprometí a no insultar”. Un minuto después, comenzó con sus habituales descalificaciones: degenerados, ensobrados, tirano, comunista, enano, parásitos, zombis, termos y “cabeza de pulpo”. Este último insulto, explicó, se debe a que “los pulpos tienen el sistema digestivo en la cabeza, digamos, o sea, tienen excremento en la cabeza”. Afirman que educar a una persona no es simplemente enseñarle algo que desconoce, sino transformarlo en alguien que no era. La posibilidad de educar al niño cruel que Milei lleva dentro se enfrenta a la imposibilidad de sanar con educación los traumas que lo moldearon. Tiende a creerse que esos traumas no solo no le impidieron convertirse en Presidente, sino que resultaron útiles para vincularse con una sociedad traumatizada, lo que además significó una validación de su educación previa. Puede que haya un porcentaje de quienes lo eligieron en el balotaje que hoy no lo volverían a votar, pues no aceptan que un jefe de Estado se exprese de esa manera. Sin embargo, será el contexto económico el que influya principalmente en su reelección. Si la inflación continuara disminuyendo, la desocupación dejara de crecer, el poder adquisitivo aumentara y se recuperara tanto el consumo como la actividad económica, entonces los insultos de Milei serán solo un detalle para aquellos más sensibles. Pero si la recuperación económica no se materializa, no habrá futuro para él, independientemente de cuán cuidadoso llegue a ser en su discurso. Este suele ser el momento en que todo aquello que antes se toleraba comienza a ser reprimido, y ni el más mínimo desliz es perdonado por quienes anteriormente lo celebraban. En Argentina, esta es la regla, no la excepción. 2025 vs. 2023. Asumiendo la lógica mileísta de que 2023 fue “el peor año del peor gobierno de la historia”, se debe utilizar como referencia para evaluar cuánto hemos mejorado tras veinte meses de gestión del “mejor gobierno de la historia”. La actividad industrial cayó un 8,4% respecto al último mes de Alberto Fernández. Al comparar junio de 2025 con junio de 2023, la caída es aún mayor: 13%. Por ejemplo, la producción de gaseosas, agua y cerveza disminuyó un 33%, lo mismo que la de los productos de construcción. La producción de textiles y calzados es un 30% inferior; la de neumáticos, un 50%. La actividad constructiva muestra una reducción del 29% en relación a cuando Milei asumió el poder. La superficie autorizada para construcciones privadas (la de obra pública está paralizada) es un 17% menor en el mismo período. Como consecuencia, en dos años se han perdido 56 mil empleos en el sector. Según la UIA, desde agosto de 2023, la industria ha perdido 37 mil empleos. Sectores como el de minerales no metálicos, siderurgia, fundición, metalmecánica, caucho y plástico han experimentado caídas de entre el 14% y el 20%. En junio, el índice de capacidad industrial instalada fue del 58,8%. Diez puntos menos que en el “annus horribilis” de 2023. Incluso inferior a los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2020, durante la pandemia. Según el Centro de Economía Política Argentina, los salarios del sector privado están, en términos reales, un 0,6% por debajo del último mes de Fernández. Los salarios públicos acumulan una pérdida del 14,3%. En total, los salarios de la economía formal han caído un 5,5% en dicho período. Economía real. Cuando se habla de la disminución del consumo masivo en los últimos dos años, se justifica aludiendo a lo que se denominó “el plan platita” del ministro Massa. Sin embargo, incluso comparando con un mal 2024, se observa una reducción del 4,3% a nivel nacional y del 11,7% en el AMBA (fuente: Focus Market). Según el último informe de Scentia, las ventas en supermercados cayeron un 6% en un año, y un 6,4% en los mayoristas. Para CAME, las ventas minoristas totales disminuyeron un 6,7% en los últimos doce meses. La tasa de desempleo se elevó al 7,9%, por encima del 5,7% que dejó Fernández, lo que representa 500 mil nuevos desempleados. Si bien es cierto que el 5,7% hace dos años fue el más bajo en la serie histórica del Indec, el índice actual marca la mayor desocupación desde la pandemia. El aumento del desempleo es consecuencia del cierre de 15 mil empresas (fuente: Enac) y la crisis que afecta a muchas otras. Entre las perjudicadas en los últimos meses se encuentran Acindar, Longvie, Petroquímica Río Tercero, Ledesma, Mastellone, Molinos, Arenera NRG, General Motors, la ex-Johnson & Johnson, Verónica, Scania, Sancor, Los Grobo, Agrofina, Georgalos y Ferrum. Hoy, con tasas de referencia del 70% anual y del 80% para giros en descubierto, la situación de las empresas, del consumo y de la actividad económica no tiene por qué mejorar. Por ello, el creciente descontento por las formas del Presidente es solo un síntoma. Si en los próximos meses el Gobierno logra comenzar a resolver los problemas de la economía real, Milei podrá seguir insultando sin preocuparse demasiado por “los dictadores de las formas”. Si no lo consigue, la controversia por los insultos será el menor de sus problemas.

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