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  • Por qué el uso de pantallas antes de dormir no siempre perjudica el descanso

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 17/08/2025 10:30

    La explicación tradicional de especialistas indica que la exposición a la luz azul de las pantallas reduce la producción de melatonina (iStock) Durante años, la creencia de que la luz azul emitida por pantallas de teléfonos, tabletas y computadoras es la principal causa de los problemas de sueño ha guiado muchas recomendaciones de salud. Sin embargo, investigaciones recientes muestran que la relación entre el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir y la calidad del descanso es mucho más compleja. La luz azul podría no ser el factor determinante, y el tipo de actividad realizada en los dispositivos parece tener un peso mayor de lo que se pensaba. La explicación tradicional sostiene que la exposición a la luz azul de las pantallas reduce la producción de melatonina, la hormona que induce el sueño, lo que genera mayor alerta y dificulta conciliar el descanso. Esta idea ha impulsado la popularidad de los filtros de luz azul y los consejos para evitar dispositivos electrónicos en las horas previas a dormir. Sin embargo, la evidencia científica que respalda una relación directa es menos sólida de lo que suele asumirse. De acuerdo a un artículo publicado por The New York Times, diversos estudios han arrojado resultados mixtos. Muchas de estas investigaciones, según Lauren E. Hartstein, profesora asistente de psiquiatría en la Universidad de Arizona, se realizaron hace años con muestras pequeñas y en condiciones de laboratorio que no reflejan la vida cotidiana. Mariana Figueiro, investigadora en la Icahn School of Medicine at Mount Sinai, ha señalado que, aunque la exposición a la luz azul puede reducir los niveles de melatonina, el uso de pantallas no siempre produce este efecto. Por ejemplo, uno de sus estudios de 2013 mostró que utilizar un iPad a máximo brillo durante dos horas provocó una leve disminución de melatonina, mientras que hacerlo durante una hora no generó cambios. Otro trabajo de 2014 concluyó que ver televisión a una distancia de casi tres metros no afectó los niveles hormonales. Además, la intensidad del brillo y la proximidad del dispositivo a los ojos influyen: un iPad a mayor brillo suprime más la melatonina que uno con menor luminosidad, según un estudio de 2018. La exposición a la luz natural durante el día también puede modificar la sensibilidad a la luz azul por la noche. Algunas investigaciones sugieren que quienes reciben más luz solar diurna son menos propensos a experimentar una caída nocturna de melatonina tras usar pantallas. Sin embargo, la variabilidad individual es considerable. Hartstein cita un estudio de 2019 en el que, tras exponer a 55 adultos a diferentes niveles de luz, se observó que una persona necesitó 40 veces más exposición que otra para alcanzar el mismo grado de supresión hormonal. Una rutina positiva del sueño incluye apagar las luces artificiales al menos una hora antes de dormir, según varios especialistas (Reuters) A pesar de estos hallazgos, Figueiro advierte que aún no está claro si la reducción de melatonina causada por las pantallas es suficiente para afectar el sueño de manera significativa. Además, cuando se detectan alteraciones en el descanso tras el uso de dispositivos, resulta difícil atribuirlas exclusivamente a la luz azul, ya que otros factores como el consumo de cafeína, el estrés o incluso un compañero de cama ruidoso pueden influir. Una revisión de 2022 que analizó dos docenas de estudios en adultos jóvenes encontró que muchos no hallaron relación entre la exposición a la luz azul y el mal dormir, aunque algunos sí lo hicieron. En 2023, la Fundación Nacional del Sueño concluyó que no existe suficiente evidencia para afirmar que la luz azul de las pantallas antes de dormir perjudique el sueño. Allison Harvey, profesora y psicóloga clínica en la Universidad de California, Berkeley, subraya la necesidad de más investigación en este campo. Actividades en dispositivos electrónicos y su impacto en el descanso Más allá de la luz azul, el tipo de actividad realizada en los dispositivos parece ser un factor crucial. Hartstein destaca que la naturaleza de la interacción con la pantalla puede influir notablemente en el sueño. Daniel Buysse, psiquiatra y profesor en la Universidad de Pittsburgh, señala que actividades interactivas como videojuegos, redes sociales, compras en línea o apuestas son especialmente perjudiciales para el descanso, ya que activan el sistema de recompensa cerebral y dificultan desconectarse del dispositivo. Buysse advierte que las redes sociales, en particular, están diseñadas para mantener la atención del usuario el mayor tiempo posible. Hartstein añade que tanto las actividades digitales gratificantes, como comunicarse con amigos o jugar, como las que generan malestar, como leer noticias inquietantes, pueden estimular el cerebro y dificultar el sueño. “Puedes apagar el dispositivo, pero no puedes apagar tu cerebro”, afirma. Un estudio de 2024 con unos 500 adolescentes de 15 años reveló que quienes conversaban, enviaban mensajes o jugaban videojuegos antes de dormir tendían a acostarse más tarde y a dormir menos que aquellos que no lo hacían. Diversos estudios indican que el tipo de actividad realizada en los dispositivos parece ser un factor crucial (iStock) En cuanto a actividades más pasivas, como ver televisión o leer, la evidencia es menos concluyente. Hartstein indica que el impacto puede depender del contenido: comenzar una serie o libro nuevo y emocionante probablemente afecte más el sueño que volver a ver o leer una historia conocida y reconfortante. Harvey coincide en que, si el desenlace ya es conocido, resulta más sencillo dejar el dispositivo y dormir. El estudio de 2024 mencionado anteriormente encontró que ver televisión o películas antes de dormir no alteró el sueño de los adolescentes, aunque no se especificó el tipo de contenido consumido. En ciertos casos, el uso de pantallas puede incluso favorecer el descanso. Para quienes luchan contra pensamientos negativos antes de dormir, ver programas o leer textos relajantes en una tableta puede ser útil. El contenido ideal, según Aric Prather, psicólogo de la Universidad de California, San Francisco, es aquel que distrae de las preocupaciones pero no resulta tan estimulante como para mantener la vigilia. Prather menciona que una comedia conocida puede ser el “antídoto” perfecto para la rumiación nocturna. Hartstein recomienda, no obstante, evitar el uso de dispositivos en la cama para que el cerebro asocie ese espacio exclusivamente con el sueño. Si una persona logra dormirse con facilidad, descansa bien durante la noche y se siente renovada al día siguiente, no existe razón para modificar sus hábitos respecto al uso de pantallas antes de dormir.

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