16/08/2025 05:01
16/08/2025 04:59
16/08/2025 04:58
16/08/2025 04:57
16/08/2025 04:55
16/08/2025 04:54
16/08/2025 04:53
16/08/2025 04:51
16/08/2025 04:51
16/08/2025 04:50
» Diario Cordoba
Fecha: 16/08/2025 03:16
Cada vez son más las familias que programan sus vacaciones incluyendo como uno más de sus participantes a la mascota. Los perros son los que se llevan la palma en ello, frente a otros animales de compañía. Su inclusión en el viaje hace que sus dueños se preocupen de buscar sitio donde el disfrute de personas y mascotas está garantizado. Mora en el camino de Santiago Un caso muy ilustrativo es el de Chema, que ha hecho el Camino Francés de Santiago con Mora, su perra, que no lo ha dejado solo ni un momento. El joven de Nueva Carteya explica que se ha encontrado con numerosas trabas para poder hacerlo. Aun así, quiso vivir la experiencia igualmente. La principal dificultad fue encontrar alojamientos y transportes que aceptaran mascotas, lo que repercutía también en el precio. «A la gente le cuestan los albergues públicos 9 euros la noche y yo he tenido que pagar en sitios que la aceptasen hasta 120 euros». El viaje de Córdoba a Galicia también tuvo que hacerlo en coche como única opción y para el traslado de Sarria a Santiago recurrió a una empresa que era mucho más cara que cualquier transporte público. En cuanto a la experiencia, explica que Mora se cansaba y «había que hacer paradas para hidratarla», el peso de la mochila aumentaba por su comida, pero con ella «he estado acompañado cada momento». El caminante cordobés explica que «es un viaje muy transitado por mascotas, tanto que hay una credencial específica para peludos». Chema asegura estar muy contento y satisfecho de haber vivido la experiencia con ella antes de que sea más mayor porque sabe que es algo que hará una vez en la vida. La sombrilla para Morante Por su parte, Irene y Aarón programan muchas de sus salidas con su pequeño Morante. Lo hacen porque «es un miembro de la familia más y siempre que podemos intentamos que viaje con nosotros», afirma Irene. «Intentamos ir a sitios donde admitan mascotas, en verano normalmente vamos a las playas de Cádiz (Barbate, Los Caños, El Palmar, Tarifa)», porque han comprobado que «son lugares donde la presencia de perros en playas, bares, restaurantes y apartamentos está bastante normalizada y es muy habitual que al llegar a un bar lo primero que haga el camarero es ponerle un cacharro de agua». Otras veces, indica la cuidadora, han probado a viajar en cámper «para poder llevarlo y no tener problemas a la hora de encontrar alojamiento, y la experiencia ha sido muy buena, porque puedes viajar tanto en verano como en invierno sin ningún problema». Aarón e Irene, con Morante, en una sus salidas vacacionales. / CÓRDOBA Sobre los cuidados que requiere Morante, Irene Moreno señala que los normales, pero que, en la playa, «en las horas fuertes de sol siempre llevamos sombrilla para que pueda estar en sombra y un bebedero para que se hidrate, porque no le gusta bañarse mucho». Robe, a una casita en San Fernando Virginia Márquez es otra viajera con mascota. Su argumento es el mismo: «Robe es parte de la familia. En el día a día ya forma parte de nuestra rutina, pero en vacaciones buscamos pasar juntos un tiempo especial, sin prisas y disfrutando de nuevas experiencias». Por eso dice que cuando viaja con su pareja, Javier, «elegimos el destino pensando en que pueda acompañarnos. Por ejemplo, este verano hemos alquilado una casita en San Fernando (Cádiz) porque admiten mascotas y, además, hay una playa canina cerca. Para nosotros es imprescindible que no solo venga, sino que también pueda disfrutar al máximo». Virginia y Javier se dan un baño en una piscina con Robe, en uno de sus viajes . / CÓRDOBA Reconoce esta joven cordobesa que «es cierto que viajar con mascota normalmente implica un sobrecoste y, a veces, más dificultad para encontrar un alojamiento que encaje en calidad y precio. Pero cada vez hay más opciones y facilidades. Y aunque suponga un gasto extra, para nosotros compensa». Piraña y Pepis, playa y naturaleza Por su parte, Ángeles Urbano no planifica ninguna salida playera sin contar con sus mascotas, Piraña y Pepis, porque dice que «desde que decidí que pasarían a formar parte de mi familia, tuve claro que quería que disfrutaran de todas nuestras etapas». Y ello, por supuesto, incluía los momentos de ocio y de viaje. A la hora de organizar una salida, Ángeles prioriza que «el destino sea apto para animales». En concreto, dice que sus perras «prefieren lugares de naturaleza, con espacios y actividades en exterior». Por eso, «en escapadas de tipo rural siempre nos acompañan». No obstante, en verano, «también se han adaptado bien a nuestros destinos de playa». Ángeles, con Piraña y Pepis, junto al mar de Cádiz. / CÓRDOBA Coincide con las anteriores interlocutoras en que cuando sale a destinos de playa opta por «alquilar casas o pisos en los que admitían mascotas, en lugar de hoteles u otros alojamientos similares, en los que podrían ser más molestos para los demás huéspedes». Para hacer más fácil las salidas y visitas a lugares como restaurantes o terrazas, Ángeles señala que ha tratado de «educarlas de tal manera que puedan acompañarnos a cualquier sitio. Y la verdad es que, he tenido mucha suerte con su buen carácter». Actualmente, «debido a la avanzada edad y a las patologías que ya padecen, lamentablemente, hemos reducido bastante los viajes con ellas», concluye. Suscríbete para seguir leyendo
Ver noticia original