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  • Tasas vs. dólar y una crisis económica autogenerada

    » Misionesparatodos

    Fecha: 15/08/2025 08:11

    Altas tasas de interés para frenar al dólar, que paralizan la economía Los sectores productivos se autoperciben marchando al abismo. Ni los bancos que se suponen son grandes beneficiarios de las altas tasas avalan el modelo. Una crisis que se acelera semana tras semana La economía productiva está pagando un alto costo por los desarreglos de la política monetaria del gobierno. Con el objetivo de frenar la corrida contra el dólar, está impulsando un alza insólita de las tasas de interés. El costo de endeudamiento de las empresas se duplicó en apenas un mes. La tasa promedio de adelantos en cuenta corriente alcanzó al 12 de agosto el 72,11 por ciento anual, mientras que treinta días atrás se ubicaba en 34,43, según los datos publicados por el Banco Central para el promedio de los bancos. Y no sólo las empresas, sino que además las personas y los núcleos familiares están sintiendo el impacto por el aumento en la tasa de financiación sobre saldos de tarjetas de crédito. El salto se produce en un contexto y por impulso de la fuerte suba de las tasas que ofrece el Gobierno a las entidades financieras ante cada vencimiento de letras y bonos en pesos, que en algunos instrumentos ya superan el 69 por ciento de rendimiento efectivo anual. Este jueves, el Banco Central impuso nuevas restricciones a los bancos aumentando los encajes, para evitar el aumento de la cantidad de fondos en circulación, lo que provocó malestar del sector con el gobierno. Las acciones de las entidades financieras en el exterior tuvieron en la bolsa de Nueva York fuertes caídas, como reflejo de esta situación. En el resto del mercado, el movimiento fue igual de abrupto. Las tasas para plazos fijos, que a mediados de julio promediaban 30,59 por ciento anual, treparon hasta 44,94. La tasa Badlar —referencia para depósitos a plazo de más de un millón de pesos— saltó de 30,36 a 45,94 en el mismo lapso. Las tasas de préstamos, que venían bajando de forma sostenida desde enero, interrumpieron esa tendencia y pasaron de 70,72 a 72,11 en apenas una semana. El dato para tarjetas de crédito no se publica diariamente, pero por lo general acompaña la evolución de los préstamos personales, por lo que también habría experimentado un aumento. El encarecimiento del crédito no es un hecho aislado. Se da luego de una licitación de deuda en la que el Tesoro sólo consiguió renovar 9,3 billones de los 15 billones de pesos que vencían, lo que implica un rollover del 61 por ciento. Esto deja en manos del mercado casi 6 billones de pesos —equivalentes a más del 17 por ciento de la base monetaria— que podrían volcarse a otros destinos, incluyendo la compra de dólares. En esa operación, el Tesoro convalidó tasas cercanas al 70 por ciento en instrumentos como las Lecap y el Boncap con vencimiento a septiembre, además de aceptar costos elevados en otros títulos. Tres series clave quedaron sin adjudicar: un bono dólar linked a diciembre de 2025, un Boncer a octubre de 2025 y un título a tasa fija a febrero de 2026. El resultado expone que las tasas muy por encima de la inflación no logran, por sí solas, garantizar la renovación de la deuda. El incremento de los rendimientos que paga el sector público se traslada de manera directa al resto del sistema financiero. Con tasas reales que se ubican muy por encima de la inflación, se encarece el financiamiento para empresas y familias, afectando tanto la producción como el consumo. La presión sobre el costo del crédito se agrava para las pequeñas y medianas empresas, que dependen del financiamiento de corto plazo para sostener el capital de trabajo. “Si bien las tasas bajas no necesariamente generan nueva inversión, sí permiten refinanciar obligaciones y reducir costos. Con tasas en estos niveles, se encarece todo: la compra de insumos, el pago a proveedores y el financiamiento del stock”, explicó un economista especializado en la actividad productiva. Según este especialista, un esquema de tasas tan altas y por encima de la inflación también puede derivar en una acumulación de pasivos que luego resulte difícil de afrontar. El sector público enfrenta vencimientos crecientes y, si el costo de refinanciarlos se mantiene en estos niveles, el peso de los intereses sobre las cuentas fiscales se incrementará de manera significativa. El efecto de estas decisiones no se limita al mercado financiero. En la medida en que el crédito bancario se encarece, las empresas ajustan su nivel de producción, retrasan inversiones o trasladan parte del costo adicional a los precios finales. Esto termina afectando a los consumidores, que ya enfrentan una pérdida de poder adquisitivo y mayores costos para acceder a financiamiento a través de tarjetas de crédito o préstamos personales. En este escenario, el desafío para la política económica es encontrar un equilibrio entre las necesidades de financiamiento del sector público y la estabilidad de la economía real. Mientras tanto, las empresas —en especial las pymes— deben afrontar un costo de endeudamiento que, en términos reales, se encuentra en máximos de los últimos años A su vez, el economista aclara que las tasas altas y muy por encima de la inflación pueden generar una burbuja de liquidez para el sector público que en algún momento hay que pagar, como ya ocurrió durante la gestión de Federico Sturzenegger (en ese momento, presidente del Banco Central) en el gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, y teniendo en cuenta el mismo periodo, advierte que estas tasas elevadas no frenan la acumulación de activos externos en el mediano plazo, lo que añade un riesgo adicional para la estabilidad macroeconómica. Por Juan Garriga-Página/12

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