Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • La historia del héroe olvidado que salvó a artistas y escritores del nazismo

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 14/08/2025 06:46

    El libro del día: "Marseille 1940", de Uwe Wittstock Poco antes de morir en 1967, Varian Fry recibió la Legión de Honor del gobierno francés. Décadas después, en 1994, el Centro de Conmemoración del Holocausto Yad Vashem en Jerusalén lo reconoció como “Justo entre las Naciones”, el primer estadounidense en obtener ese título. Estos homenajes, aunque tardíos, reflejan el impacto de su labor durante uno de los episodios más oscuros de la Europa del siglo XX, cuando la ciudad de Marsella se convirtió en el último refugio para miles de perseguidos por el régimen nazi. La historia de este enclave y de quienes lucharon por salvar vidas en medio del caos es el eje de la obra de Uwe Wittstock, Marseille 1940. El libro de Wittstock sitúa al lector en el periodo comprendido entre mayo y julio de 1940, cuando Marsella, la segunda ciudad más poblada de Francia y el mayor puerto del Mediterráneo europeo, se transformó en el principal punto de escape de la Europa ocupada. Tras la invasión de la Wehrmacht en mayo de 1940, el ejército francés, considerado hasta entonces el más poderoso y respetado del continente, colapsó en cuestión de semanas. El desconcierto se apoderó de Europa, mientras el Reino Unido se preparaba para ser el siguiente objetivo de la maquinaria bélica alemana. En Estados Unidos, la preocupación era palpable: se había confiado en que Francia y el Reino Unido mantendrían a salvo el Atlántico frente a la marina alemana. Varian Fry (Photograph courtesy of the International Rescue Committee) La rapidez y contundencia de la derrota francesa provocó un éxodo masivo. Decenas de miles de ciudadanos franceses, junto a refugiados de una docena de países amenazados por Adolf Hitler, buscaron refugio inmediato en Marsella. Wittstock, periodista alemán, reconstruye este periodo a partir de archivos recientes y describe cómo el orden de una nación confiada fue sustituido por el caos. Los alemanes, conscientes de la imposibilidad de controlar toda Francia de manera directa, instauraron un gobierno colaboracionista encabezado por el mariscal Philippe Pétain, héroe de la Gran Guerra. Este régimen, conocido como Vichy, recibió una fuerza policial limitada para reprimir a los primeros grupos de resistencia, en su mayoría comunistas, que surgieron tras la ocupación. La policía de Vichy y la Gestapo tardaron semanas en someter el puerto, lo que convirtió a Marsella en la última esperanza de huida para muchos. Philippe Pétain (Reuters) El relato de Wittstock está poblado de ejemplos de personas, tanto francesas como extranjeras, que consideraron imprescindible abandonar Francia en 1940 para evitar la detención por parte de la Gestapo. De los dos millones de habitantes de París, cerca de un millón ya había huido, entre ellos judíos y otros colectivos que temían ser blanco de la represión alemana. Aunque muchos regresaron posteriormente, durante los primeros meses tras la invasión, las vías férreas y carreteras bombardeadas impidieron la repoblación de la capital. La estrategia alemana respecto a París fue singular. Los ocupantes no pretendían dañar la ciudad, sino convertirla en un escaparate, un lugar de descanso para sus soldados y una muestra al mundo de su supuesta protección sobre la urbe. Adolf Hitler en París, 23 de junio de 1940. (Archivos Nacionales de EE. UU./vía REUTERS (The Grosby Group)) Hitler visitó París durante un día completo, recorriendo en coche descapotable monumentos emblemáticos como la Ópera, los Inválidos, los Campos Elíseos y la Torre Eiffel, donde se hizo fotografiar para las portadas de los principales periódicos internacionales. En este contexto, Wittstock identifica a Varian Fry como la figura central de la resistencia humanitaria. Este neoyorquino de 32 años dirigía el Emergency Rescue Committee, que más tarde se integraría en el International Relief and Rescue Committee. La organización desempeñó un papel decisivo en la búsqueda de soluciones para los refugiados, incluso antes de la entrada de Estados Unidos en la guerra a finales de 1941. Fry ideó rutas de escape inspiradas en el “Ferrocarril Subterráneo” que, durante la Guerra Civil estadounidense, permitió a esclavos alcanzar el norte y Canadá. De manera similar, Fry logró sacar de Francia a cientos de refugiados, entre ellos figuras destacadas y anónimas, a través del puerto de Marsella. Peggy Guggenheim en Paris, una de las mecenas, fotografiada por Rogi André, ca. 1940 (guggenheim-venice.it) Llegó a Francia en 1940 con 3.000 dólares adheridos a la pierna (equivalentes a unos 75.000 dólares actuales) y una lista de más de 200 artistas, escritores e intelectuales en peligro por el nuevo régimen alemán. El subtítulo del libro, “El éxodo de la literatura”, alude a este fenómeno. Tres estadounidenses adineradas, Peggy Guggenheim, Miriam Davenport y Mary Jayne Gold, aportaron recursos y asesoramiento para facilitar la huida de ciudadanos franceses perseguidos. La política cultural nazi había declarado la necesidad de controlar, e incluso erradicar, el llamado “arte degenerado”, representado por creadores como Max Ernst y Pablo Picasso. Escritores de renombre también se vieron amenazados, entre ellos la filósofa política Hannah Arendt, la novelista Anna Seghers y el crítico cultural Walter Benjamin. Walter Benjamin La llamada “cuestión judía” se mantuvo como un dilema tanto para los Aliados como para el Eje. El presidente Franklin D. Roosevelt y el primer ministro Winston Churchill temían que facilitar la emigración judía provocara represalias alemanas y avivara los prejuicios en sus propios países. En Moscú, Joseph Stalin desconfiaba de que un exceso de atención sobre los judíos distrajera a Estados Unidos de suministrarle el material y las armas necesarios para disuadir o combatir una eventual invasión alemana. El Departamento de Estado estadounidense, reacio al riesgo, consideró a Fry un entrometido incómodo y finalmente lo destituyó como director del Emergency Rescue Committee, al considerar que su activismo sobre el drama de los refugiados debilitaba el esfuerzo militar contra Alemania. Yalta (Crimea). Febrero de 1945. Conferencia en el Palacio de Livadia, celebrada del 4 al 11 de febrero de 1945, en la que participaron Churchill, Stalin y Roosevelt (Crédito: Álbum / Archivo ABC / KeystoneGrosby) Fry continuó su labor hasta que el gobierno de Vichy lo expulsó en agosto de 1941, meses antes de la entrada de Estados Unidos en la guerra. De regreso en Nueva York, prosiguió su denuncia de los crímenes del nazismo a través de artículos y conferencias. El libro de Wittstock aporta pruebas que desmienten la pretendida ignorancia de muchos ciudadanos alemanes sobre la existencia de los campos de concentración en la Europa ocupada. Muchos de ellos respaldaron el régimen de Hitler hasta su caída y, tras la guerra, alegaron desconocimiento de los crímenes cometidos. La documentación reunida en “Marseille 1940” ofrece un argumento sólido para rechazar esa postura.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por