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» Diario Cordoba
Fecha: 13/08/2025 08:09
Nada que ver el incendio que calcinó en 2019 Notre Dame de París con el fuego que ha dañado cuatro capillas de la nave 1 de la Mezquita-Catedral, salvo quizá por la relevancia de mundial de ambos monumentos, cada uno de su padre y de su madre pero los dos cargados de historia y arte y que no son solamente patrimonio universal sino emblemas de todo lo bueno que el ser humano es capaz de crear a lo largo de los siglos. Por eso era comprensible la noche del viernes que en redes sociales se hicieran paralelismos (algunos no muy afortunados) entre la catástrofe total de la catedral parisina y la tragedia acotada del templo islámico y cristiano cordobés, todo ello en mitad de una algarabía en internet donde no faltaron mensajes extremos cargados de ignorancia y odio, como el que se felicitaba porque ardiera una mezquita (acojonante) y que decía que en Córdoba estábamos encantados por ello (más acojonante aún); o de otros mucho mejor informados, eso sí, pero que mezclaban debates, algunos disparatados y otros muy serios que pueden e incluso deben replantearse en el futuro, pero que sacarlos a la palestra cuando las llamas consumían el monumento y los cordobeses tenían el corazón en un puño eran como mínimo, en esos momentos, algo insensible e inoportuno. Entre tanto follón de expertos, muchos sin tener ni puñetera idea, vino a mi cabeza lo que en su día escuché al catedrático Manuel García Parody cuando se dirigía a sus alumnos y les preguntaba: «¿Quién hizo la Mezquita?». Y es que no fueron ni los godos, ni los musulmanes, ni califas, reyes, obispos o nobles porque «la Mezquita la hicieron los cordobeses», les respondía el profesor. Incontestable y certero argumento. En el caso del incendio de Notre Dame, en pocos días llegaron donaciones de todo el mundo que, junto a los presupuestos comprometidos, aseguraron la reconstrucción de la catedral. En Córdoba, habrá que ponerse de acuerdo pero seguro que todos echaremos una mano en mayor o menor medida, independientemente de responsabilidades y otros debates. Ya la Junta y el Cabildo han dado un paso adelante. Para esa recuperación hay expertos que conocen cada astilla de la más escondida viga de la Mezquita, cada dovela, cada tesela del Mirhab... supervisados y ayudados por especialistas en administraciones y órganos culturales. Y serán los técnicos en patrimonio, arte e historia los que, seguro, decidan cómo será la recuperación, sin desvirtuar este proceso por cuestiones ideológicas de quienes ni conocen, ni les importan, ni tampoco entienden el corazón de Córdoba. Porque, y aunque toda ayuda será poca y de agradecer, algo me dice que la Mezquita, que la hicimos los cordobeses, también la repararemos nosotros. Y si es preciso solos.
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