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  • La IA, motor de la próxima revolución agroalimentaria

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 13/08/2025 02:49

    La IA podría aumentar hasta un 50% la productividad en la industria alimentica argentina (Imagen ilustrativa Infobae) En un mundo donde el cambio tecnológico se acelera a pasos agigantados, la inteligencia artificial (IA) dejó de ser una promesa para convertirse en una herramienta concreta de transformación. En Argentina, su potencial en la industria alimentaria es enorme: no solo puede mejorar la eficiencia y reducir desperdicios, sino que también tiene la capacidad de revalorizar el sector a nivel global para 2030 en más de 127 mil millones de dólares, según estimaciones de McKinsey & Company. Pero para que este impacto se traduzca en resultados tangibles, se requiere algo más que tecnología: se necesitan visión, estrategia y, sobre todo, liderazgo capacitado. Una tecnología con impacto humano La IA no es solo una rama de la informática. Es una tecnología que se acerca a la humanidad, porque permite replicar actividades que hasta hace poco solo podía hacer el ser humano. Su verdadero poder radica en la capacidad de analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real, tomar decisiones con rapidez y mejorar dos factores clave en la industria: calidad e inocuidad de los alimentos, y productividad de los procesos. De la prevención a la predicción Históricamente, los sistemas como HACCP (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control) se enfocaron en la prevención. Hoy, gracias a la IA, se puede dar un paso más: predecir. Mediante sensores instalados en los procesos productivos, es posible anticipar desviaciones en la calidad e inocuidad de un producto, incluso antes de que ocurra un error. Además, los resultados son más representativos, dado que cuando controlamos producto terminado siempre lo hacemos a través de muestras que no necesariamente se corresponden con el total del lote. Esto significa menos productos no conformes, más seguridad para el consumidor y menos desperdicio y, por supuesto, mayor rentabilidad. Ya existen desarrollos que permiten enseñar a los algoritmos cómo ciertas combinaciones de variables pueden afectar la calidad e inocuidad del producto final. Así, podemos anticipar resultados y actuar antes de que surjan los problemas. Identificar lo que no se ve Uno de los desafíos más complejos de la inocuidad alimentaria es detectar peligros invisibles: patógenos, contaminantes emergentes o riesgos subestimados. La IA funciona aquí como un potente motor de búsqueda global, capaz de identificar amenazas emergentes que un ser humano, por sí solo, podría pasar por alto. Antes, acceder a la información requería meses de búsqueda en bibliotecas. Hoy, si sabemos cómo preguntar, una herramienta de IA puede recopilar la mejor evidencia científica en segundos. Es muy importante poder seleccionar herramientas especializadas en función del objetivo buscado, de modo de validar científicamente los resultados presentados. Inteligencia artificial sí, pero inteligente No todo lo que brilla es oro. No se trata de confiar ciegamente. La IA no sustituye al conocimiento humano, lo complementa y potencia. Su uso debe ir siempre acompañado de validaciones rigurosas, análisis crítico y contrastes con fuentes confiables. Por eso, es clave aprender a interactuar con estas herramientas: saber cómo preguntar, cómo interpretar las respuestas y cómo validar la información. En esta y en todas las industrias donde se introduzca la IA, es fundamental capacitarse. Un error común en las empresas es querer implementar IA “porque sí”, sin una estrategia clara. La inteligencia artificial no es una solución mágica ni una respuesta única: es un instrumento. Y como todo instrumento, solo es útil si se sabe para qué se lo quiere usar. Primero hay que identificar los ‘puntos de dolor’ del proceso productivo. Luego, diseñar una estrategia que aborde esas debilidades con IA. El objetivo no es implementar IA, sino resolver un problema real. Incluso se puede usar la propia IA para diseñar esa estrategia. Pero aquí también entra en juego un nuevo tipo de alfabetización: la alfabetización en inteligencia artificial. Capacitar a los líderes: el paso que no se puede saltear Ninguna transformación es posible sin liderazgo. Y ningún liderazgo es útil si no entiende las herramientas del presente. La industria alimentaria argentina tiene la oportunidad histórica de modernizar sus procesos, ganar competitividad y mejorar su posicionamiento global. Pero para eso necesita líderes capacitados, capaces de dialogar con los algoritmos, interpretar los datos y tomar decisiones en base a ellos. La IA ya está aquí. El desafío no es tecnológico, es cultural y estratégico. La inteligencia artificial puede ser el mayor aliado de la industria alimentaria argentina en términos de calidad, inocuidad, productividad y competitividad internacional. Pero su implementación requiere planificación, validación y, sobre todo, formación. Los líderes del sector deben asumir el rol de impulsores del cambio, comprendiendo que el verdadero salto no es hacia la tecnología, sino hacia una nueva forma de pensar los procesos.

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