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» Misioneslider
Fecha: 12/08/2025 09:30
Tres mitos sobre los celulares que los especialistas desmienten El uso de celulares se ha convertido en una parte indispensable de la vida moderna, tanto así que a menudo son lo primero que tocamos al despertar y nos acompañan a lo largo de todo el día. Esta omnipresencia, sin embargo, ha dado lugar a una serie de creencias y mitos populares sobre su funcionamiento y sus posibles riesgos. Desde la preocupación por la privacidad hasta los consejos sobre cómo mejorar su rendimiento, no todo lo que se dice sobre los smartphones es verdad. En una era donde la información (y la desinformación) se propaga rápidamente, es fundamental separar la realidad de la ficción. Un reciente artículo de la revista Popular Science se propuso desmentir algunas de estas ideas arraigadas en la cultura popular, ofreciendo un análisis detallado sobre los mitos más comunes. A continuación, desglosamos tres de las creencias más extendidas y revelamos lo que la ciencia y la tecnología tienen para decir al respecto. El celular puede causar una explosión en una estación de servicio Este mito es tan antiguo como los propios teléfonos celulares. Aún hoy, es común ver carteles en algunas estaciones de servicio que advierten sobre el uso de dispositivos móviles mientras se carga combustible. La creencia popular sostiene que la señal o una pequeña chispa del teléfono podría encender los vapores de la nafta y provocar una explosión. Sin embargo, esta teoría ha sido ampliamente desmentida. Según el Instituto Americano del Petróleo, no existe un solo caso documentado de un incendio o explosión causado por un teléfono celular. Para terminar de enterrar este mito, el popular programa de televisión «Mythbusters» (Cazadores de Mitos) realizó un experimento en 2003 para comprobar si un teléfono móvil podía provocar una explosión. El resultado fue contundente: no lo consiguieron. Esto no significa que sea una buena idea estar distraído con el teléfono mientras se carga combustible. El sentido común indica que es preferible prestar atención al proceso de carga para evitar derrames. Pero, si el teléfono suena, podés atender sin temor a generar un desastre. La evidencia es clara: los celulares no son un riesgo en las estaciones de servicio. El teléfono te escucha para mostrarte publicidad La sensación de que el teléfono nos espía es algo que muchos experimentan. La escena es conocida: se habla de un producto o un destino de viaje con un amigo y, al día siguiente, las redes sociales se llenan de anuncios relacionados. Esta coincidencia lleva a la conclusión de que los teléfonos están escuchando constantemente nuestras conversaciones. Aunque la idea es inquietante y parece una explicación lógica, no hay evidencia concluyente que demuestre que esto esté sucediendo. La Electronic Frontier Foundation, una organización dedicada a la defensa de las libertades civiles en el mundo digital, afirma que el verdadero problema es aún más complejo y sutil. La publicidad no proviene de grabaciones de voz, sino de algo mucho más sofisticado: un gigantesco mercado de «corredores de datos» y plataformas publicitarias que te rastrean por toda la web. A través del análisis de tu historial de navegación, tus búsquedas, tus «me gusta» y la información de ubicación, estas plataformas construyen un perfil muy preciso de tus hábitos e intereses. El resultado es que la publicidad que se te muestra es tan acertada que parece que te están escuchando. Si bien es cierto que tanto los dispositivos con Android como los iPhone están a la espera de sus palabras clave («Hey Google» o «Siri»), no hay pruebas de que estén grabando y enviando todo el tiempo tus conversaciones a terceros. Es una paranoia comprensible, pero las empresas de tecnología no necesitan espiar tus conversaciones para saber qué querés comprar. Cerrar aplicaciones mejora el rendimiento y la batería Frente a una batería baja o un teléfono que se siente lento, muchos usuarios recurren a un ritual: cerrar manualmente todas las aplicaciones que están abiertas en segundo plano. La intuición nos dice que esto liberará recursos y energía, tal como sucede en una computadora de escritorio. Sin embargo, en los smartphones, este gesto puede ser contraproducente. Tanto los sistemas operativos Android como iOS están diseñados para gestionar las aplicaciones en segundo plano de manera eficiente. En lugar de estar activas, estas aplicaciones quedan en un estado de «suspensión», lo que significa que no consumen recursos ni batería de manera significativa. Cerrarlas manualmente no libera más espacio y, en realidad, puede empeorar el rendimiento. Al cerrar una aplicación por completo, el teléfono tendrá que cargarla de nuevo desde cero la próxima vez que la uses, lo que sí consume más batería y memoria que simplemente despertarla del estado de suspensión. Si realmente necesitás ahorrar batería, la mejor opción es usar el modo de ahorro de energía, disponible en ambos sistemas operativos. Esta función desactiva los procesos en segundo plano de forma inteligente y reduce el consumo de energía, prolongando la vida útil de la batería sin perjudicar el rendimiento del teléfono. En lugar de perder tiempo cerrando aplicaciones, es mejor activar esta función para asegurar que tu teléfono dure un poco más. En resumen, los mitos sobre los celulares pueden ser persistentes, pero la ciencia y la tecnología nos ofrecen una visión más clara de la realidad. Desde la falsa creencia de que los teléfonos pueden causar explosiones en estaciones de servicio hasta la idea de que nos espían constantemente para mostrarnos publicidad, es importante estar informados y separar la verdad de la ficción. En lugar de creer todo lo que se dice, es fundamental cuestionar y buscar fuentes confiables para entender cómo funcionan realmente nuestros dispositivos móviles. «El impacto de la tecnología en la educación» En la actualidad, la tecnología ha revolucionado la forma en que interactuamos con el mundo y ha transformado la manera en que aprendemos. La educación ha sido uno de los sectores más afectados por este cambio, ya que ha permitido a los estudiantes acceder a una gran cantidad de información de forma rápida y sencilla, expandiendo así sus horizontes y posibilidades. Una de las principales ventajas de la tecnología en la educación es la posibilidad de acceder a recursos educativos de forma online. Plataformas como Coursera, Khan Academy o Udemy ofrecen cursos en línea impartidos por expertos en diferentes áreas del conocimiento, permitiendo a los estudiantes aprender a su propio ritmo y de acuerdo a sus necesidades específicas. Esto ha democratizado el acceso a la educación, ya que cualquier persona con acceso a internet puede acceder a estos recursos educativos, independientemente de su ubicación geográfica o nivel socioeconómico. Además, la tecnología ha permitido la creación de herramientas educativas innovadoras que facilitan el aprendizaje. Por ejemplo, aplicaciones como Duolingo o Memrise han revolucionado la forma en que se aprenden idiomas, utilizando métodos interactivos y lúdicos que hacen que el proceso de aprendizaje sea más ameno y efectivo. Del mismo modo, herramientas como Kahoot! o Quizlet han transformado la forma en que se realizan evaluaciones, permitiendo a los profesores crear cuestionarios interactivos y dinámicos que fomentan la participación de los estudiantes. Otra ventaja de la tecnología en la educación es la posibilidad de personalizar el proceso de aprendizaje. A través de plataformas de aprendizaje adaptativo, como Smartick o DreamBox, los estudiantes pueden recibir un plan de estudios personalizado y adaptado a sus necesidades y ritmo de aprendizaje. Esto permite que cada estudiante pueda avanzar a su propio ritmo, reforzando sus áreas de debilidad y potenciando sus fortalezas, lo que se traduce en un aprendizaje más efectivo y significativo. Sin embargo, a pesar de todas las ventajas que la tecnología ha traído a la educación, también es importante tener en cuenta los posibles desafíos y limitaciones que conlleva su uso. Uno de los principales desafíos es el acceso equitativo a la tecnología, ya que no todas las personas tienen acceso a dispositivos electrónicos o a una conexión a internet de calidad. Esto puede generar una brecha digital que perpetúa las desigualdades existentes en la sociedad, ya que aquellos que no tienen acceso a la tecnología pueden quedar rezagados en su proceso de aprendizaje. Además, la tecnología también puede tener un impacto negativo en la salud mental de los estudiantes. El uso excesivo de dispositivos electrónicos puede generar problemas como la adicción a la tecnología, la falta de sueño o la ansiedad, lo que puede afectar negativamente el rendimiento académico de los estudiantes. Por lo tanto, es importante establecer límites claros en el uso de la tecnología en el ámbito educativo y fomentar un uso responsable y equilibrado de la misma. En conclusión, la tecnología ha revolucionado la forma en que aprendemos y ha traído consigo numerosas ventajas en el ámbito educativo. Sin embargo, también es importante tener en cuenta los posibles desafíos y limitaciones que conlleva su uso, y trabajar en conjunto para superarlos y aprovechar al máximo el potencial de la tecnología en la educación. Es necesario seguir explorando nuevas formas de integrar la tecnología en el aula de manera efectiva y responsable, para garantizar que todos los estudiantes puedan beneficiarse de sus ventajas y oportunidades.
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