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» Diario Cordoba
Fecha: 12/08/2025 14:54
La propuesta, en el marco del acuerdo de paz entre Azerbaiyán y Armenia, para establecer un paso terrestre que conecte Azerbaiyán con su enclave de Najicheván a través de territorio armenio, una ruta conocida hasta ahora como Zangezur y rebautizada como Ruta de Trump para la Paz y la Prosperidad Internacional (TRIPP), ha encendido las alarmas en Irán por las implicaciones geopolíticas y de seguridad. El presidente iraní, Masud Pezeshkian, advirtió este lunes que la creación del "corredor Trump" no debe convertirse en una "herramienta para alcanzar los objetivos hegemónicos de potencias extranjeras", en clara referencia a Estados Unidos. Llamó a "mantener la vigilancia y la cautela" ante lo que calificó como posibles intentos de Washington de "dominar el Cáucaso bajo el pretexto de la inversión económica y la pretensión de garantizar la paz". Estas declaraciones llegaron tras una conversación telefónica con el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, que rebajó la tensión inicial. Antes de ese contacto, el discurso iraní había sido más beligerante. Ali Akbar Velayati, asesor principal del líder supremo Alí Jameneí, advirtió que Irán detendría la iniciativa "incluso sin la ayuda de Moscú" y calificó el corredor como un "complot contra Irán", augurando que se convertiría en "el cementerio de los mercenarios de Donald Trump" y no en una vía de prosperidad. Para Teherán, el arrendamiento del corredor por 99 años supone una alteración del equilibrio estratégico en el Cáucaso Sur, una región de influencia tradicional tanto iraní como rusa, ambos países excluidos de las negociaciones de paz. El ministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araqchi, celebró el acuerdo de paz, pero subrayó que cualquier proyecto regional debe desarrollarse "en el marco de intereses mutuos, respetando la soberanía nacional y la integridad territorial, y sin injerencia extranjera". El miedo al aislamiento Irán, que históricamente ha sido un gran corredor comercial entre Rusia y Armenia, teme que la nueva ruta eluda su territorio en numerosos intercambios, reduciendo su peso geopolítico. Además, considera que la nueva presencia de su rival sistémico—Estados Unidos— no ha sido consensuada, en un contexto de tensiones marcadas por el reciente bombardeo de instalaciones militares y nucleares iraníes. El diario Kayhan, controlado por el líder supremo, llegó a proponer convocar "las convenciones de Ginebra y Jamaica" para prohibir el paso de buques de EEUU e Israel por el estrecho de Ormuz, por donde transita más del 20% del comercio petrolero mundial. La retórica iraní refleja que Teherán percibe la presencia estadounidense en la zona como una amenaza existencial. A esto se suma una economía debilitada, la pérdida de legitimidad interna y un creciente aislamiento externo agravado por la caída del régimen sirio de Bashar el Asad y el debilitamiento de las milicias de Hamás y Hizbulá. Más allá de la retórica agresiva, es improbable que el corredor se detenga por la oposición iraní. La brecha entre la actual escalada retórica y una potencial acción concreta es aún grande. Si la tensión aumentara, los líderes iraníes podría reforzar su discurso antiestadounidense, pero el régimen correría el riesgo de aislarse aún más de Armenia y Azerbaiyán —este último estrecho aliado de Israel— o de entrar en una confrontación directa con Washington y sus socios regionales, con resultados difícilmente favorables para la República Islámica. Suscríbete para seguir leyendo
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