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Parana » AIM Digital
Fecha: 12/08/2025 08:50
En la segunda semana de negociaciones del Tratado Global de Plásticos en Ginebra, la urgencia por compromisos concretos se volvió evidente. Según pudo saber AIM, cada año entre ocho y 14 millones de toneladas de plásticos llegan a los océanos, y gran parte de ellos se transforma en microplásticos imposibles de remover, con consecuencias ambientales y sanitarias de gran magnitud. De acuerdo al informe "La contaminación invisible que invade los mares", elaborado por el Círculo de Políticas Ambientales, menos del 20 por ciento de los plásticos producidos se recicla a nivel global, y que la cantidad de residuos plásticos en los océanos podría duplicarse para 2030 si no se toman medidas urgentes, supo AIM. Los microplásticos —partículas de menos de cinco mm, provenientes de productos fabricados así (primarios) o de la degradación de plásticos más grandes (secundarios)— ya fueron hallados en todas las matrices ambientales, desde playas y aguas superficiales hasta zonas remotas como las fosas Marianas o el Amazonas. Según pudo saber AIM que estas partículas no solo amenazan a peces, aves y organismos marinos, sino que han sido detectadas en sal, agua potable, aire, miel y hasta en heces humanas. El documento, al que accedió AIM, señala que cada año ingresan al mar entre 0,5 y 1,4 millones de toneladas de microplásticos, siendo las principales fuentes el desgaste de neumáticos, el lavado de ropa sintética, envases degradados y productos cosméticos con microperlas. “La remediación en el medio marino es inútil e inviable por el tamaño microscópico de las partículas, su dispersión y el daño que implicaría removerlas”, advierte el informe. Según el relevamiento internacional recogido por el Círculo, 51.000 millones de partículas microplásticas flotan en el mar, unas 500 veces más que todas las estrellas de la galaxia. Estos residuos actúan como vectores de químicos tóxicos —ftalatos, bisfenol A, metales pesados— que pueden ingresar en la cadena alimentaria y afectar la salud humana con daños hormonales, genéticos y metabólicos. El informe también repasa legislaciones pioneras: la Unión Europea, Canadá, Francia, Reino Unido y otros países ya prohibieron microperlas en cosméticos y avanzan hacia restricciones más amplias. En Argentina, los estudios sobre fauna marina detectaron microplásticos en peces de consumo humano del Río de la Plata, en mejillones de Tierra del Fuego y en sedimentos costeros del Paraná Medio. Sin embargo, el tema sigue casi ausente de la agenda pública. El Círculo de Políticas Ambientales reclama una normativa nacional que restrinja el ingreso de microplásticos a los cursos de agua y promueva un modelo de economía circular con menos plásticos de un solo uso, más reciclaje y sustitución por materiales seguros. “No hay margen para la demora: la crisis plástica es una crisis planetaria, y su impacto es irreversible”, concluye el documento al que accedió AIM.
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