11/08/2025 15:31
11/08/2025 15:31
11/08/2025 15:31
11/08/2025 15:31
11/08/2025 15:31
11/08/2025 15:31
11/08/2025 15:31
11/08/2025 15:30
11/08/2025 15:30
11/08/2025 15:30
Colon » El Entre Rios
Fecha: 11/08/2025 11:31
Por la arquitecta Soledad Popelka (*) Desde su implementación, las ciclovías en Concordia han dado qué hablar, pero la forma en que nos movemos en las ciudades no es un tema menor ni exclusivo de técnicos o urbanistas, ¡y es un debate urgente! Para empezar a hablar de este tema, necesitamos arrancar por lo básico: ¿qué entendemos por movilidad? Podríamos simplificar la respuesta como: el desplazamiento desde un punto a otro, ya sea de personas o de mercaderías. Y en las ciudades, esa movilidad es constante, intensa y fundamental para que la vida urbana funcione. Sin embargo, esa dinámica se enfrenta hoy a una crisis: el modelo actual, centrado en el automóvil particular, que es ambientalmente insostenible, socialmente injusto y urbanísticamente inviable. Analicemos las cifras: según la ONU las ciudades generan el 80% de los gases de efecto invernadero y consumen el 75% de la energía global. En 2050, UN-Habitat Argentina indica que dos de cada tres personas en el mundo vivirán en entornos urbanos. En Argentina, ese número será de al menos el 92%. Concordia, es una ciudad intermedia con mucho potencial urbano y que ofrece una calidad de vida de mayor valor que las grandes ciudades de nuestro país. Por eso urge preguntarnos ¿qué ciudades queremos construir para ese futuro o presente inmediato? El concepto de Movilidad Urbana Sostenible (MUS) propone una transformación profunda. Implica dejar atrás el viejo paradigma del transporte, donde las calles se diseñaban para los autos y la eficiencia se medía en velocidad y flujo vehicular. En su lugar, la movilidad sostenible propone un nuevo enfoque centrado en las personas , en sus múltiples formas de moverse: caminando, en bicicleta, en transporte público, en vehículos particulares, o trasladando mercancías. La ciudad, en este modelo, es un espacio público que se debe compartir de manera equitativa, inclusiva y segura. Y aquí es donde cobra relevancia el debate, ¿ciclovías si o ciclovías no?. Desde la perspectiva de la movilidad urbana sostenible, es un sí. Pero debemos preguntarnos ¿Qué pasa cuando los proyectos están mal planteados? En nuestra ciudad el proyecto de ciclovías parece haberse implementado como el juego de los palitos chinos, donde cayeron los palitos se dispusieron las ciclovías. Un proyecto basado en los principios de la MUS debería preguntarse ¿Quiénes son los usuarios actuales? ¿A quienes deberíamos incluir? ¿Cómo podemos ejecutarlo? ¿Qué costo tiene? ¿Es un costo o una inversión?. Existen para estas respuestas modelos de políticas claras, como el desarrollo orientado al transporte: una primera pauta sería generar mayor densidad en torno a los corredores y estaciones de transporte público para que estos sean viables y accesibles. O las estrategias conocidas como Avoid-Shift-Improve (Evitar–Cambiar–Mejorar), que apuntan a evitar viajes innecesarios, cambiar hacia modos más sostenibles y mejorar la eficiencia del sistema existente. Desde una perspectiva social, existen personas, trabajadores varios que por no contar con un servicio nocturno de transporte público (colectivo) recurren a la bicicleta. Otro grupo de usuarios a considerar son los estudiantes universitarios en esta ciudad tienen sedes universidades tanto públicas como privadas una de las instituciones universitarias (UNER) cuenta con programas de préstamos de bicicletas para sus alumnos, ninguna ciclovía pasa por ahí. El profesorado de Educación Física (polideportivo) fue uno de los últimos puntos en beneficiarse con estas, y a un 90% ya que el trayecto “seguro” es hasta calle Lamadrid. En la actualidad no tenemos una ciclovía que llegue al microcentro, tampoco lugares “seguros” para estacionar las bicis. Concordia tiene más de 200 años, el trazado vial original se transitaba en carreta y a pie, sus calles son angostas, a esto se puede agregar que en algunas calles el asfaltado hacia la cuneta del cordón provoca un desnivel que vuelve una porción del ancho útil para ciclistas prácticamente intransitable. Debemos reconocer que debe reforzarse la educación vial , pocos respetan la prioridad de autos desde la derecha, el paso peatonal, la prohibición de giro a la izquierda en avenidas, el estacionamiento de ambos lados, los camiones de carga y descarga fuera del horario permitido, que calles tienen “prioridad”, el uso indiscriminado del celular y algo que culturalmente no nos es exclusivo, en el horario de ingreso escolar si es posible llevamos en auto a los gurises hasta adentro del aula, para abrirles la puerta, bajarlo y salir rajando. Como podemos observar es una agenda técnica y social. Pensar una ciudad caminable, accesible, conectada y menos contaminante no es una utopía futurista: es algo que nos debemos como personas sociables. Transformar la movilidad es transformar la ciudad. Y transformar la ciudad es transformar nuestras oportunidades de vida. Apostar por una movilidad urbana sostenible es apostar por una calidad de vida más sana y más humana. (*) Integra la Regional NORESTE del Colegio de Arquitectos de la Povincia de Entre Ríos (CAPER) y maestreando Urbanismo en la Universidad Nacional de Córdoba. Fuente: El Entre Ríos.
Ver noticia original