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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 11/08/2025 10:31
Durante el primer semestre el volumen consumido alcanzó 138,27 millones de kilogramos (Imagen Ilustrativa Infobae) El consumo interno de yerba mate mostró una recuperación en los primeros seis meses del año, al registrar un repunte de 15,7% en comparación al mismo período de 2024, en un contexto de desaceleración de la caída del poder adquisitivo. Al mismo tiempo, la producción mostró un marcado retroceso. Según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), en base a datos del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), durante el primer semestre el volumen consumido alcanzó 138,27 millones de kilogramos. Si bien el nivel supera las cifras del año pasado y se ubica 0,3% por debajo del primer semestre de 2023. Respecto al frente externo, el sector cerró 2024 con un récord de exportaciones. En el acumulado de ese año, los envíos crecieron 10,9% frente a 2023 y 11% contra el promedio 2019-2023. El desempeño se explicó por el aumento de la demanda en Siria, que se consolidó como principal destino. Evolución del consumo interno de yerba mate (CEPA) La tendencia se sostuvo en 2025. Entre enero y junio, las exportaciones aumentaron 18% respecto del mismo período de 2024 y 30,8% frente al promedio 2019-2024. De acuerdo con el Indec, Siria recibió 70,3% del total exportado (en sus distintos formatos), Chile 14,8% y España 4,5%. La concentración en esos mercados reforzó el avance del comercio exterior del sector. Del lado de la oferta, la producción mostró una baja. En el período enero-junio de 2025, se procesaron 449,55 millones de kilogramos de hoja verde, 20,3% menos que en los primeros seis meses de 2024 y 1,9% por debajo del promedio procesado entre 2021 y 2024. Si se toma el promedio de ingresos de hoja verde de los primeros semestres entre 2019 y 2024, el nivel resultó inferior a los 472,48 millones de kilogramos. En el primer semestre, se procesaron 449,55 millones de kilogramos de hoja verde, 20,3% menos que en los primeros seis meses de 2024 y 1,9% por debajo del promedio procesado entre 2021 y 2024 (Foto: Shutterstock) De acuerdo al CEPA, el retroceso en el procesamiento respondió a dos factores. Por un lado, la enfermedad del rulo afectó la disponibilidad de hoja verde. Por otro, la caída en la rentabilidad del productor se transformó en el principal determinante de la menor oferta informada para el semestre. Cómo impactó la desregulación en el sector yerbatero Desde la llegada del gobierno de Javier Milei, se dispusieron numerosas desregulaciones en la mayoría de los sectores de la economía y el yerbatero no fue la excepción. A través del DNU 70/2023 dispuesto, se derogaron varios artículos de la ley 25.564, entre ellos los que otorgaban al INYM la facultad de fijar precios y registrar a los productores en Misiones, epicentro de la producción junto con Corrientes. Así, el instituto perdió las facultades para implementar medidas que faciliten el equilibrio de la oferta con la demanda, y, en caso necesario, establecer en forma conjunta con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, medidas que limiten la producción. “En efecto, el INYM no sólo permitía a los productores ser parte de la fijación del precio (para no salir perjudicados) sino que establecía cantidades de hectáreas para poder plantar permitiendo a los pequeños productores su participación”, señaló el CEPA. El kg de yerba aumentó 1,5% en junio, rondando los $4.519, según el Indec (AP Foto/Rodrigo Abd) Por otra parte, la Resolución 406/2023 estableció los nuevos valores para la materia prima de yerba mate durante el periodo octubre 2023 a marzo 2024. De acuerdo con la misma, el precio de la hoja verde debía ser de $250 y de la yerba canchada $950 para marzo. Ese precio quedó atrasado como resultado de la aceleración inflacionaria de los primeros meses de 2024, por lo tanto, se actualizó el precio a $370 en marzo de ese año. A partir de abril, comenzó a funcionar la desregulación planteada por el DNU 70 y la inacción del INYM, generando que el precio de materia prima alcance un valor de entre $250 y $300 (venta directa o a cooperativa con precios más cercanos a $300, mientras que a grandes industrias el precio era más bien bajo), reduciéndose incluso, entre noviembre de 2024 y febrero de 2025, a un valor entre $180 y $200. El CEPA destacó que la mejora experimentada desde marzo de 2025 fue producto de un aumento a la zona de $230 - $240 por kg de hoja verde pagada al productor, para alcanzar el mejor precio máximo en mayo de 2025 en la zona de los $305, y en la reducción de 3,8% del kg de yerba en góndola entre febrero y abril. A partir de junio el precio máximo se redujo a $285, mientras que los precios mínimos rondaron los $190 (una diferencia entre bandas del 50%). En cuanto al precio de góndola, el kg de yerba aumentó 1,5% en dicho mes, rondando los $4.519, según el Indec. Pero los productores no cobran la totalidad de lo producido al contado, sino que 50% se paga al momento de entrega, y la otra parte, en cuotas a 30, 60 y hasta 90 días. El productor sólo logró captar 18,9% del precio de venta en góndola en junio pasado, es decir, 5,5 puntos porcentuales menos que el promedio 2020-2023. A pesar de la mejora de marzo, el promedio de los últimos 6 meses (16,5%) representa el peor momento desde 2019 del ratio entre lo que recibe el productor y el precio de góndola por kilo. Para que los productores perciban el mismo porcentaje del precio de góndola que en el promedio 2020-2023 (24,4%), el valor del kg. de hoja verde debería ser de $367, un aumento de 28,8% en relación al actual. “La desregulación del precio planteada en el DNU 70, implica que las industrias procesadoras de yerba mate puedan decidir arbitrariamente el precio de pago al productor sin ninguna referencia de precios que garantice la cobertura de costos para afrontar una nueva cosecha”, resalta el CEPA. “Estos puntos atentan contra una actividad que requiere planificación a largo plazo. La decisión de invertir en nuevas plantaciones no se toma de un día para el otro, ya que desde el momento en que se realiza la inversión hasta que la plantación entra en producción pueden pasar aproximadamente cinco años. Sin previsibilidad en los precios y sin garantías mínimas para cubrir costos, el riesgo de desinversión y reducción de la oferta en el mediano plazo se incrementa, afectando tanto a los productores como a toda la cadena yerbatera”, añade.
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