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  • Yamila y Dardo: empezaron como observadores y hoy son dueños de un club swinger y expertos en tríos

    » Clarin

    Fecha: 11/08/2025 08:33

    Yamila (45) y Dardo (43) están en pareja desde hace ocho años. Viven en Mar del Plata y ambos tienen dos hijos de relaciones previas. Pero si hay algo que los define en el modo de vincularse es que pertenecen a la comunidad swinger, algo que para ellos va mucho más allá del sexo: "Es un estilo de vida", aseguraron. Todo empezó de la mano de la curiosidad. Eran una pareja monógama tradicional que buscaba algo nuevo. Sin embargo, hallar eso que deseaban no era tan fácil. Al principio, no sabían dónde indagar, quiénes podrían ser los indicados ni tampoco si iban a animarse a ingresar al mundo swinger. Cómo iniciarse en el mundo swinger Los aventureros comenzaron recurriendo a Facebook. Allí se encontraron con los primeros inconvenientes: lo que descubrieron, rememoraron, es que las parejas que practican el intercambio no usan el perfil convencional para estos fines; tienen segundas cuentas para contactarse con posibles candidatos y candidatas. “Empezamos a buscar, buscar y buscar y no conseguíamos nada. También era difícil ir a lugares para conocer parejas. Entonces dijimos: 'Podemos armar nuestro propio lugar'”. Y así se iniciaron, “sin conocer el ambiente y como observadores”, recordaron. Lo que inauguraron fue un club swinger que, según ellos “es un lugar donde asisten parejas, solas y solos que comparten la misma cultura: es decir, una mentalidad abierta, saber compartir, diferenciar el sexo del amor. O sea, podés compartir muchas cosas, pero manteniendo siempre ciertas reglas. Es un lugar social donde normalmente hay música, bailás, tomás algo, conocés gente y vas viendo lo que te surge”. Yamila y Dardo están en pareja desde hace ocho años. Foto gentileza Expertos en tríos e “intercambios soft” Ya como responsables del club swinger pudieron acceder a lo que deseaban. Descubrieron sus preferencias, desarrollaron sus propias dinámicas y establecieron reglas, un imprescindible dentro de la comunidad swinger. “Acá la que siempre maneja los hilos es la mujer. En este caso, ella decide qué es lo que quiere hacer, cuándo lo quiere hacer y ahí lo charlamos entre los dos. Mayormente, nosotros hacemos tríos”, explicó Dardo. Yamila, que además es presidenta de la Asociación Swinger Liberal Argentina (ASLA), aclaró que si bien realizaron “intercambios soft”, lo que más les gusta son los tríos, tanto con hombres como con mujeres. ¿Qué es un “intercambio soft”? “Es cuando en el encuentro no llegás a la penetración. Hay juego, sexo oral, todo, pero después cada uno se va con su pareja”, dijo la mujer. Dentro de la comunidad swinger suele haber cierta polémica sobre qué prácticas pertenecen o no al swingerismo. Los más rígidos sostienen que los solos, las solas o aquellos que realizan tríos no deberían incluirse en la comunidad. Yamila y Dardo negaron esta teoría enfáticamente. “La comunidad swinger abarca más cosas: abarca las parejas, los solos y las solas. Es decir, toda la gente que comparta la misma cultura y forma de vivir la sexualidad”, aseguraron. Particularmente respecto a los tríos, mencionaron que “al abrir la pareja juntos e incorporar a otra persona, sí son parte de la comunidad”. “Por ejemplo, yo con una sola estoy intercambiando mi pareja, porque se lo estoy cediendo para que esté con ella. Así, a pesar de que sea un trío, también estamos haciendo intercambio”, añadió la presidenta de ASLA. Sin embargo, no descartan incorporar otro tipo de intercambios en el futuro. “Nos tomamos el tiempo de conocer, de ir viendo las reglas, de probar nuestros propios límites. Mañana, por ahí, estando con una pareja con la que nos sintamos cómodos, podemos hacer otras cosas”, dijeron. Lo mejor de ser swinger Involucrarse en la comunidad swinger y volver a una monogamia tradicional, afirmó la pareja, es improbable. A veces sucede que personas jóvenes realizan una pausa, por ejemplo, cuando tienen un hijo; pero luego vuelven, mencionaron los entrevistados. Yamila y Dardo, en tanto, por el momento no se imaginan otro modo de vincularse. “Es un estilo de vida al que te acostumbrás”, destacaron. “La comunidad swinger abarca a toda la gente que comparta la misma cultura y forma de vivir la sexualidad”, dijeron. Foto gentileza “Una vez que abriste la mente y lograste diferenciar el sexo del amor, es difícil volver atrás. Ya no se trata de una práctica, es una cultura. Irías contra tu propio ser, contra tus propias libertades”, expresó él. Por otra parte, ambos enfatizaron que la cuestión social que rodea al swingerismo es uno de sus grandes atractivos. “Más allá de que haya sexo con gente que por ahí después conocés, vas generando una amistad. Es todo un mundo social, no es solamente la parte sexual”, sostuvieron. Y ampliaron: “Elegimos rodearnos de gente que tiene la mente abierta, que tiene un pensamiento similar al nuestro”. Al explicar qué es para ellos lo mejor de ser swinger, Yamila afirmó: “La complicidad que nos da como pareja probar experiencias nuevas juntos y no tener que mentirnos. Tenés otra confianza, te libera de un montón de cosas (porque fantasías tenemos todos)”. Su marido, en tanto, coincidió: “Esto creo que es importante: poder decir todo a la cara es una preocupación menos en la vida. Decir 'hacemos algo' y lo hacemos juntos; dejar el teléfono en la mesa desbloqueado sin ninguna preocupación. Eso eso es lo que a mí me agrada”. “Mamá, papá: soy swinger” La pareja nunca tuvo dudas a la hora de admirirse swingers ante los demás. Sus familias lo saben, sus conocidos lo saben y sus vecinos lo saben. No siempre resultó fácil, admitieron. Hace algunos años sufrieron no sólo discriminación, sino también varios hechos violentos. Según ellos, vecinos llegaron a romperles los vidrios tanto de la casa como del auto cuando abrieron el primer club swinger. “No entendían lo que pasaba y entonces atacaban”, recordaron. Cuando intentan aclarar de qué se trata ese estilo de vida que llevan a cabo, resumen: “Uno disfruta viendo disfrutar al otro”. Yamila y Dardo, swingers: "Una vez que abriste la mente y lograste diferenciar el sexo del amor, es difícil volver atrás". Foto gentileza El desconocimiento, mencionaron, derivaba en que los tildaran de “degenerados” o de participar de un “todo vale” donde nadie se cuidaba. “Que uno tenga la libertad de compartir con su pareja ciertas cosas no quiere decir que no tenga responsabilidad al momento de hacerlo: cuidarme yo, cuidarlo a él y cuidar a la otra persona que está participando con nosotros. Y también la responsabilidad afectiva de ver que esa otra persona la esté pasando bien”, señaló Yamila. ¿Cómo reaccionó la familia al enterarse que eran swingers? La mujer recordó: “Mi mamá y mi papá son personas mayores. He tenido largas charlas con ellos. Mi mamá me ha matado a preguntas. Nunca desde el juzgar, sino desde el querer saber. Y han entendido de qué se trata”. Acerca de su madre, quien se casó con el único hombre de su vida, agregó: “De a poco lo fue comprendiendo. No lo comparte, no lo haría, pero sí entiende que uno tenga la libertad de hacerlo”. Las experiencias negativas que sufrieron en sus inicios fue lo que convenció a Yamila a convertirse en la presidenta de ASLA, la asociación que nuclea a la comunidad swinger en Argentina. “Cuando me convocaron, lo primero que se me vino a la cabeza fueron los momentos de discriminación que nosotros padecimos. Dije: 'Qué triste fue estar solos en ese momento y qué lindo hubiera sido tener a alguien que nos respalde'”. Así, amplió: “En lo primero que pensé fue en poder defender un poco nuestra cultura y nuestra gente, que muchas veces la pasa mal. Creí que iba a ser un arma para proteger a la gente de nuestra comunidad”.

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