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Colon » El Entre Rios
Fecha: 10/08/2025 08:30
A 30 días de los comicios en la provincia de Buenos Aires, y a dos meses para la elección legislativa nacional, el mercado financiero se puso nervioso. Un error de cálculo del equipo económico bastó para que algunas variables se salieran del control dentro del que parecían oscilar. La implementación de la “fase 3.5” del plan de estabilización fue bastante caótica. El Gobierno esperaba que la eliminación de las Letras de Regulación Monetaria (LEFI) y la canalización de la liquidez hacia las Letras del Tesoro Capitalizables (LECAP) resultara neutra tanto en materia de agregados monetarios como de tasas de interés. Para los bancos, sin embargo, el cambio de instrumento no fue tan cómodo, y la demanda por LECAPs fue menor de la imaginada. En consecuencia, el traspaso de LEFIs a LECAPs no fue completo, el mercado se inundó de pesos y las tasas de interés interbancarias se desplomaron. Con la remuneración de los pesos cayendo en picada, la demanda por dólares revivió, después de casi un año de inexistencia, y la cotización del dólar trepó $200 en un par de semanas, acercándose rápidamente a la parte alta de las bandas de flotación establecidas por el Banco Central. El Tesoro y el Banco Central buscaron corregir rápidamente su error de cálculo, y absorber la liquidez excedente: el primero subió de manera bastante brutal la tasa que ofrece por las LECAPs de corto plazo, mientras que el segundo aumentó la tasa de encajes, el porcentaje de los depósitos que los bancos no pueden prestar, sino que deben dejar en reserva. Todo para eliminar las presiones en el mercado de cambios, con bastante poco éxito, al principio. En los últimos días, la cosa parece haberse encarrilado un poco. Al final del día, el tiro de política monetaria salió por la culata: terminamos con un dólar más caro, tasas de intereses mayores, y una contracción del crédito, todo en medio de la recta final hacia las elecciones. ¿Será suficiente para alterar los ánimos populares? No parece, porque el efecto del desliz cambiario sobre la inflación no parece importante hasta el momento, y porque el efecto de las mayores tasas de interés sobre el nivel de actividad quizás llegue a sentirse demasiado tarde como para generar malestar electoral. El episodio, sin embargo, desnudó que la confianza argentina en el peso no es demasiado firme, y que la búsqueda de refugio casi siempre se centra en el dólar. Y desnudó que la cercanía de las elecciones pone nerviosos a varios actores. Por un lado, al Gobierno, que debió salir a apagar el incendio con artillería pesada y costosa cuando el tipo de cambio se acercó de manera peligrosa a la banda superior, donde el Banco Central debería vender dólares. Por el otro lado, al mercado que, curado de espanto durante varios ciclos electorales previos, había empezado a ponerse cauto en camino hacia los eventos políticos de septiembre y octubre, y optó por acelerar la cautela antes de preguntarse si valía la pena hacerlo. Esta vez, a los mandriles y los campeones no les fue tan mal. Fuente: El Entre Ríos
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