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» Diario Cordoba
Fecha: 10/08/2025 05:15
El Infoca lleva décadas luchando contra los incendios forestales en Andalucía. Tal como se conoce hoy en día y con su mismo funcionamiento, surgió en 1992, si bien hay precedentes anteriores que datan de los años 70 en la región. Entre quienes han dedicado gran parte de su vida a prevenir y detener los fuegos en el monte está Kiko Rojano, un vigilante del Infoca que, tras pasar 35 años en la institución, acaba de jubilarse. Su trabajo no ha sido precisamente grato, pero no por ello prescindible. Kiko ha pasado media vida subido a una garita de vigilancia desde la que controlar el origen de cualquier incendio. Por el humo se sabe dónde está el fuego, y eso era lo primero que Kiko veía cuando se declaraba un incendio forestal. Siempre ha trabajado en el entorno de la Subbética, en zonas como Cabra o Zuheros, donde ha terminado jubilándose hace apenas unas semanas. Kiko recuerda que «entré de rebote en el Infoca, porque primero avisaron a mi cuñado». Comenzó trabajando en Los Molares, un monte pegado a la provincia de Jaén, ya cerca de Alcaudete. De ahí pasó a Zuheros, Cabra, Albayate, Cabra y otra vez Zuheros, «donde he terminado mi trabajo». Medios técnicos Durante el verano, Kiko Rojano vigilaba el monte durante ocho horas al día, en los primeros años ni siquiera con prismáticos ni tampoco radios; pero la dotación de medios técnicos ha ido mejorando con el tiempo, asegura, y ahora no tiene nada que ver con aquellos primeros años de su trabajo en el Finca. El resto del año, cuando había menos riesgo de incendios forestales, Kiko se dedicaba a trabajos como el desbroce o la limpieza, «el trabajo forestal de toda la vida». Su trabajo se ha desarrollado siempre en soledad, algo que Kiko ha llevado bien porque «es un trabajo que había que hacer», aunque reconoce que «las noches sí se me hacían más largas». En las torres de vigilancia siempre hay un observador, las 24 horas del día durante la época de mayor riesgo, en turnos de ocho horas. Kiko recuerda ahora algunos de los incendios forestales más importantes que ha vivido en su zona, sobre todo el que tuvo lugar hace unos años en la zona de Los Pelaos y Santa Rita, dentro del Parque Natural de Las Subbéticas. «Aquello fue tela», explica. Se refiere a un siniestro que ocurrió en el verano de 2021 que arrasó 232 hectáreas. Se dieron entonces las peores condiciones para luchar contra el fuego, que se conocen como 30-30-30. Vientos de 30 kilómetros por hora, humedad relativa del ambiente inferior al 30% y temperaturas superiores a los 30 grados. Así lo recuerda este especialista ya jubilado: «Madre mía de mi alma, ni con los aviones se podía apagar el fuego, porque antes de llegar al suelo el agua se evaporaba». Suscríbete para seguir leyendo
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